Papá, yo quiero ser un hombre

MUJER CON CORAZON

Ilustración de Catrin Welz – Stein

Una niña de 11 años habla con su padre mientras éste conduce el coche camino a casa.  Le pregunta porqué mamá, ella y sus hermanas tienen que poner y quitar la mesa, fregar los platos y hacer las camas del hogar todos los días, mientras él y su hermano emplean su tiempo en cualquier cosa de ocio, como ver la tele o simplemente conversar.

Su padre responde entre risas:

Padre: Tu hermano y yo somos hombres y no podemos hacer las cosas de la casa, porque eso son cosas de mujeres. Nosotros os cuidamos y os protegemos.

Hija: Pero papá, yo también quiero pasarme toda la tarde en la calle con mis amigos, igual que hace mi hermano, pero no puedo bajar hasta que acabo la tarea del insti y termino de ayudar a mi madre a recoger la cocina. Mi hermano no tiene obligaciones de este tipo…   ¡Ni siquiera hace su cama! ¿Por qué? ¡No es justo!

Padre: Hija mía, te lo he dicho más de mil veces. Si tú hubieras nacido hombre tendrías la misma vida que tu hermano y que yo. Pero eres una mujer. Y esto es lo que tiene la vida reservado para hombres y mujeres. Así ha sido siempre y así será.

Hija: ¡¡Pues yo quiero ser un hombre!!

El padre, sin consciencia alguna del impacto que van a tener sus palabras en la ingenua cabecita de la niña, bromea entre risas ¡Qué ocurrencias tiene la niña!

***

Esa niña de 11 años seguramente estaba cansada de observar las diferencias de rol entre su padre y su madre, más luego las pudo comprobar en primera persona, a través de ella misma y de sus hermanas. Este tipo de realidades han sido el pan de cada día de todos los hogares españoles hasta ayer, y no podemos sorprendernos por comportamientos machistas de muchas personas que comparten cartel con nosotros en la película de cine de cada día.

La niña sólo tiene 11 años, pero se ha percatado perfectamente de las reglas del juego. Los chicos tienen más libertad, así como menos cargas domésticas y de cuidado y atención a los demás. Ella intuye en su hermano toda suerte de libertades y beneficios, así como observa en él cierto estatus de superioridad y de poder frente al grupo de iguales y la familia.

Ella quiere ser hombre, pero no por una cuestión de identificación con este género, ni por una cuestión sexual. Quiere ser hombre para experimentar la libertad de no sentirse chacha de nadie, y además la legitimación para realizar elecciones propias, para no tener la misma imposición de horarios, y para ser respetada en sus decisiones, tal cual le ocurre a su hermano.

Se ha dado cuenta de que si hubiera nacido hombre tendría más posibilidades de elegir, y sería considerada más fuerte y más poderosa para enfrentar sus cuítas y retos.

Ha nacido mujer. Esta es la realidad. Ahora le toca crecer y reivindicar todas esas parcelas, bajo el aliento de algunos, y la crítica de otros que no comprenden todas esas ínfulas y ansias de poder en simples mujeres. Le toca luchar por hacerse un hueco tal cual ella es y se siente, una mujer inteligente y libre que tendrá que buscar su sitio en las relaciones de pareja, sin usurpar su lugar a los hombres, pero tratando de hacerse respetar en sus deseos y elecciones de vida, en la expresión de sus sentimientos y en sus manifestaciones sociales.

De igual modo le toca buscar su sitio en el mercado laboral, reivindicando lo que considera terrero conquistado, por toda clase de reglamentación y derechos adquiridos *ayer (…), pero puestos en entre dicho una y otra vez en la práctica *(véase lo relacionado con ascensos, sueldos, maternidades, relaciones con compañeros de trabajo y jefes…). Bien está claro que no todos los trabajos y gremios son los mismos, pero hay nichos de empleo que someten a las mujeres a todo tipo de tratos degradantes e ingratos, y es muy poco lo que muchas pueden hacer, salvo fortalecerse para remar a favor de la corriente mayoritaria.

Para algunas personas hablar de machismo, e incluso de violencia machista, es una cuestión pasada de moda, en el sentido que se entiende más que aceptada y superada en la comunidad. Nada más lejos de la realidad.

El machismo existe, sobrevive y recorre todos los rincones de la sociedad de punta a punta, ahora camuflado bajo formas más sutiles de dominación hacia la mujer, siempre considerada objeto y limitada en toda la expresión de su ser.

Me considero afortunada de haber nacido en esta época y en un país occidental, respecto al tratamiento de lo femenino se refiere. Ahora, por ejemplo:

En la india hay una niña obligada a casar con un hombre 40 o 50 años mayor que ella.

En Marruecos hay una mujer recién casada que no tiene prácticamente relaciones sociales fuera del entorno de la familia nuclear y extensa.

En África subsahariana hay una mujer que no levanta la cabeza de las labores domésticas, y que casi con toda probabilidad será infectada de VIH a edad temprana.

Una mujer de un país del Este de Europa será obligada a prostituirse a la edad de 16 – 18 años, así como será objetivo fácil de redes de trata de blancas.

Echa una ojeada a la situación de la mujer en el mundo. Si esto está pasando en algún rincón de este mundo ahora, su impacto necesariamente ha de llegarme a mí, y a todas las que estáis leyendo esta entrada de blog.

Las mujeres somos valiosas y merecemos encontrar el sitio y el reconocimiento que no nos han dado los libros de historia, las religiones y las culturas de casi todas las sociedades y nacionalidades del mundo mundial –como diría el grande Manolito Gafotas.

Para muchas personas puede que esa conversación entre la niña y su padre no sea más que el retazo de un cuento en color sepia, sin embargo ese pequeño diálogo ha marcado gran parte de la vida de muchas mujeres, y hoy mi entrada de blog va dedicada a todas ellas, y en ellas me incluyo yo, como mujer librepensadora que soy.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

Los pensamientos generan salud o enfermedad

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Ilustración de Rebecca Dautremer

Los seres humanos tenemos millones de pensamientos cada día, y gran parte de ellos responden a patrones aprendidos en familia desde la infancia, así como a través de las normas culturales del entorno social y momento histórico en el que hemos crecido.
Se puede decir que hay muy pocos pensamientos novedosos en el día a día de cualquier persona de a pié; más bien se trata de una sucesión de imágenes, escenas, diálogos, recuerdos… almacenados y mezclados una y otra vez.
Podemos afirmar que estamos de algún modo atrapados en la trama de la famosa película El día de la Marmota, comedia norteamericana en la que el protagonista está condenado a repetir cada día las mismas situaciones, escenas, encuentros… atrapado en el tiempo.
Y así vivimos sin darnos cuenta: atrapados en el tiempo… en lo que escuchábamos y veíamos en casa, en las experiencias del colegio, en lo que nos marcó aquel verano, en las primeras decepciones amorosas, o de amistad… y así un largo etcétera de memorias que han quedado ancladas en nuestra manera de articular los pensamientos, marcando una senda por la que atravesamos cada día. En algunas personas esa senda está llena de grandes espinas, desconfianzas y desazones que desfiguran el enorme potencial de experiencias presentes, con todo lo que la vida está dispuesta a ofrecer, si abrimos las manos.
Tener esto presente es importante, pues supone aceptar la enorme responsabilidad que tenemos sobre nuestros pensamientos, pues de un modo u otro son los que marcan nuestra vida.

¿Quién serías tú sin tu historia?– Pregunta la célebre autora Byron Katie.

Imagina que no tuvieras recuerdos, que no tuvieras identidad, que no tuvieras conciencia de la familia a la que perteneces, de las personas con las que te has venido relacionando… Imagina que sólo estuvieses conectado al momento presente, a las sensaciones corporales que te indican que estás vivo… ¿Qué sería de tu día a día? ¿Cuáles serían tus pensamientos predominantes? ¿Cómo te orientarías en la vida?
Considerar todas esas interrogantes es importante, así como tener en cuenta que nuestros pensamientos están generando un medio en el que nuestras células se desarrollan; de nuestros pensamientos depende que ese medio sea más o menos tóxico, con la consiguiente repercusión para el desarrollo de la célula (a la luz de los resultados de las investigaciones del biólogo *Bruce Lipton). La célula es el ser viviente y la persona es una comunidad de todas ellas (unos 50 trillones de células).
El biólogo celular estadounidense Bruce Lipton realizó diferentes experimentos con células para demostrar el impacto que tiene el entorno en su desarrollo, y él mismo lo detalla así:

– Puse una célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas.

– Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo.

– Después, cogí otras del primer plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno.

Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿Qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno.

(…) Si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces también puede sanar.
La mente es energía -sostiene Lipton. Y cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química.
Bruce Lipton (http://goo.gl/xiox9H).
Merece la pena plantearse qué tipo de pensamientos gobiernan nuestra vida, dado que generan un entorno en nuestro interior que puede afectar a la evolución y salud de nuestras células, por no hablar del bienestar o malestar emocional al que pueden someternos.

¿Quién serías tú sin tu historia?

Inmaculada Asensio Fernández

Conversar conversamos, pero… ¿cómo lo hacemos?

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Imagen tomada de: http://bernijarpa.blogspot.com.es/2011/03/prosimanente.html

 

Señala Amparo Tusón Valls (Universitat Autònoma de Barcelona) que “la conversación es una de las actividades más típicamente humana”, y es que conversar es algo que las personas hacemos casi todo el tiempo, constituyendo el vehículo de unión de las relaciones, ya sean de amistad, afectivas, profesionales o de cualquier otro tipo. De hecho, es frecuente en nuestra cultura charlar –incluso animosamente- con personas desconocidas… en la parada del bus, en el taxi, a la salida del cine, en la cola del súper o donde venga bien, y es que es un bien valioso al que recurrimos a la mínima oportunidad.

Conversar conversamos, pero ¿Cómo lo hacemos?

El arte de conversar no se basa en tener todas las respuestas a la mano, y mucho menos todas las preguntas. Conversar es hablar con otra persona alternando los turnos de palabra, de manera que cada parte tenga su momento y su lugar para expresar lo que piensa o siente. Entendemos, por tanto, que hay un intercambio entre ambas partes, y esto es un aspecto fundamental que marca la diferencia entre soportar una chapa -permitidme la expresión coloquial- y compartir honestamente y de manera enriquecedora con el otro.

Vamos a explorar tres posibles escenarios en los que pueden surgir problemas durante el transcurso de un diálogo, y de qué manera podemos afrontarlos:

Escenario 1: No te gusta lo que estoy diciendo

En lugar de reprenderme, escúchame. Dame tus argumentos, pero no trates de ridiculizarme o de restar importancia a mis palabras, no le quites valor a lo que estoy diciendo alzando tu voz sobre la mía, por mucho que no estés de acuerdo.

¿No te das cuenta que eso no es intercambiar?

Hay ocasiones en las que puedes estar convencida de que la persona que tienes delante está equivocada, no tiene razón o incluso no es capaz de entender claramente tu punto de vista. Seguro que sientes que no tiene ni idea y que tienes que mostrarle las cuatro verdades del barquero ¡Tú sí que sabes!

Pues si esto es así, ten cuidado no vaya a ser que te conviertas en pequeño ogro, y tú sin enterarte, pensando que estás haciendo brillante justicia a este tema o al otro, y desde fuera convertida en un monstruíto nacido para convencer a todos de tu sensatez y superioridad.

*Ogro

  1. 1. Ser fantástico y gigantesco parecido al hombre que se alimenta de carne humana.
  2. 2. Persona insociable, cruel o de mal carácter.

                Ej. «no se puede razonar con él porque es un ogro»

Si todos pensamos, decimos y hacemos lo mismo, no se pueden enriquecer las conversaciones. La diversidad de pensamiento y palabra es positiva, siempre que no atente contra los derechos más fundamentales de las personas, entre los cuales se incluye el respeto, y su consecuencia más directa: las buenas formas.

Escenario 2: Te mueres de ganas por exponer tu punto de vista

Cuando hago una ligera pausa para respirar, no es para que aproveches el hueco para colocar tu frase y que tomes un eterno turno de palabra. De nuevo lo necesario es escuchar, aún no estando de acuerdo con el interlocutor. Más tarde habrá tiempo para intercambiar las ideas oportunas sobre el tema en cuestión.

El manejo de los turnos de palabra no es una cuestión baladí, de hecho hay literatura abundante sobre ello. Con carácter general, cuando se da una conversación espontánea, la alternancia de los turnos de palabra no se puede planificar, pero si podemos estar pendientes (más o menos) del tiempo que llevamos hablando para no dilatarnos en exceso y al cabo de unos minutos de disertación, guardar silencio para que pueda intervenir la otra persona, sobre todo si con su gesto nos están mostrando su necesidad de expresar algo.

Esta habilidad hay que aprenderla y el primer paso para ello es ponerle toda nuestra conciencia.

Escenario 3: Lo que yo digo es una verdad absoluta y punto

No trates de adoctrinarme con verdades absolutas, más bien respeta mi libertad de pensamiento y mis ideales, más concédeme el permiso de tener una opinión contraria a la tuya.

Los hechos son hechos, y cada persona los observa desde su objetividad. En casi todo encontramos argumentos a favor y argumentos en contra… yo puedo conformar mi propia opinión, aunque no se parezca nada a la tuya.

Puedes expresar, obviamente, que no coincides conmigo, y esto está genial y es más que recomendable. Pero no trates de convencerme de tu postura.

Conclusiones:

Fórmulas hay muchas para mejorar la calidad de nuestras conversaciones, pero tras lo visto en esta entrada de blog podemos concluir que una de las premisas más efectivas para hacerlo correctamente es practicar la escucha activa, es decir, guardar silencio mientras la otra persona está hablando, pero siguiendo cerca su relato, sin perder detalle y haciéndole saber que le sigues; por ejemplo mediante tus cambios de expresión facial según lo que te están contando, mostrando asombro, risa o tristeza, según lo relatado, y asintiendo con cabeza en determinados momentos para hacerte ver que estoy contigo.

El respeto es la base de todas las relaciones, aunque no siempre se contempla este matiz. Considero que –más que una cuestión de mala fe– se trata de un comportamiento automático (incluso viciado), por tanto inconsciente, que se adquiere con el uso y abuso, pero que merece la pena observar de cerca para corregirlo.

Inmaculada Asensio Fernández

Personas famosas que han declarado haber sufrido bullying en la etapa escolar

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Uno de los fenómenos más complejos que se reproducen en el entorno escolar, y que repercute en el bienestar individual y la convivencia social, es el bullying: “situación de acoso físico o psicológico al que someten, de forma continuada, a un alumno o alumna, basado en un abuso de poder”.  Esta situación puede provocar graves situaciones de exclusión social, así como otras consecuencias más graves.

Este problema social es cada vez más visible, sobre todo gracias a personas famosas como Madonna, Lady Gaga, Tom Cruise… que han decidido hacer pública su experiencia para dar voz a las personas y familias que hoy día están viviendo esta realidad y no saben cómo abordarla.

Veamos algunos ejemplos de personas que han compartido su testimonio:

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La cantante Lady Gaga confesó al diario estadounidense Huffington Post que la apariencia física que tenía en su niñez fue razón suficiente para que sus compañeros de escuela se burlaran de ella.

“Mi nariz grande, mi cabello castaño muy rizado y mi sobrepeso marcaron todo. Nunca me pegaron ni mucho menos, pero las ofensas que me hacían me dolían más. Son apodos que nunca olvidaré, pero que prefiero reservarme”.

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La actriz Eva Longoria pasó por momentos difíciles en la escuela:

“Mis compañeros siempre me decían que era una niña muy fea. Lo peor del caso es que cuando contaba eso en mi casa, mis padres me decían lo mismo. Ellos me decían que yo era fea y la más morena de la familia. Esos comentarios me marcaron”.

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El rapero Eminem tampoco fue ajeno a esta realidad, de hecho declaró lo siguiente al diario Huffington Post:

“Los golpes que a mí me daban no se olvidan, yo creo que aún los siento. Siempre la agarraron contra mí y la verdad no sé por qué. Nadie me ayudó, no encontré apoyo. Los compañeros a mí me pegaron en los baños, en los corredores, me tiraban sobre los casilleros”.

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La actriz Jennifer Lawrence, ganadora de un Oscar, confesó al diario The Sun:

“Cambié muchas veces de escuela porque algunas compañeras eran muy malas conmigo. Cuando ya estaba en la secundaria, las cosas cambiaron un poco. Ya yo estaba posicionada en el medio artístico y, por eso, a uno como que lo respetan. Pero, a pesar de eso, un día una chica repartió invitaciones delante mío para ir a su cumpleaños y a mí no me invitó. Eso también es bullying”.

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El actor Tom Cruise también fue objeto de burlas en su juventud:

“Tuve que asistir a 15 escuelas diferentes durante toda mi infancia, porque mi familia se mudaba mucho. Durante toda mi etapa escolar recibí el desprecio y la burla por parte de todos mis compañeros. Ellos se burlaban de mí porque tenía dislexia (problema del aprendizaje que causa dificultades en la lectura, la escritura y la ortografía) y también por mi baja estatura”.

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La actriz y protagonista de la película Titanic dirigida por James Cameron, Kate Winslet, tampoco fue ajena a esta realidad por tener algún kilo de más:

“En mi juventud, fui una víctima porque mis compañeros me decían que era una bola de grasa. Eso me lo decían sin el mayor cuidado, ni con una gota de consideración. A ellos, sólo les gustaba verme llorar y llorar. Fue muy frustrante, son cosas que no se olvidan fácilmente por más que pase el tiempo”.

MADONNA

 

Madonna, más conocida como La Reina del Pop también sintió el rechazo de sus compañeros:

“Siempre tuve una sensación de melancolía. Cuando yo era niña pasaba mucho tiempo sola y sentía que no encajaba en ninguno de los grupos de la escuela o colegio. No era intelectual, ni popular, ni atleta. En ese momento, yo simplemente era un bicho raro. Nadie me sonreía, pasaba al lado de la gente y me ignoraban. Era como si yo no existiera”.

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El cantante Justin Bieber también está en la lista de jóvenes que han sufrido acoso escolar:

“De pequeño me lastimaban mucho, muchísimo. Pero, bueno, creo que la mayoría de la gente ha pasado por esto en algún momento de su vida, pero estoy convencido de que con el tiempo la situación cambiará para bien. Lo que se debe hacer es no darle mucha importancia y listo”.

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La cantante Miley Cyrus tampoco lo pasó bien:

«Las chicas iban más allá de la intimidación. Eran grandes y duras, me hicieron daño físico».

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En España, uno de los casos más conocidos es el del presentador Jesús Vázquez:

 «De pequeño tenía mal tipo y los niños se metían conmigo. Sufrí acoso, pero lo superé y la madurez me ha dado más de lo que me quitó en la adolescencia».

Ricky Martin, Demi Lovato, Jessie J, Taylor Swift, Taylor Lautner, Megan Fox, Robert Pattinson o Kristen Stewart… son más ejemplos de personas famosas que han atravesado esta mala experiencia y lo han contado.

A través de cada uno de sus relatos observamos cómo podemos sobreponernos a situaciones desagradables e incluso dolorosas de la infancia y adolescencia, cambiando las propias experiencias de vida al llegar a la vida adulta.

Además ayuda a cambiar la conciencia colectiva sobre este problema social, puesto que no responde a circunstancias individuales, sino a la concepción de los conceptos RESPETO y EMPATÍA, configurándose como una cuestión de grupo que se ha de abordar desde todas las partes implicadas: profesorado, persona acosada, persona acosadora, resto del alumnado y padres o tutores.

Todas las informaciones sobre las personas famosas que aparecen en esta entrada de blog  han sido tomadas de las siguientes páginas:

http://www.nacion.com/ocio/fantasma-embullyingem-persigue-famosos_0_1341065965.html
http://www.20minutos.es/noticia/2420474/0/famosos/acoso-escolar/bullying/
http://los40.com/los40/2014/11/20/fotorrelato/1416480075_932246.html#1416480075_932246_1416480166

Inmaculada Asensio Fernández