«Mientras no haya justicia social no habrá paz en el mundo», por Rosa María Sardá

Cómo respuesta a la pregunta de si saldremos mejores, o seremos mejores personas después de toda esta situación de pandemia, la recién fallecida Rosa María Sardá ofreció estas palabras:

¿Que si saldremos mejores de toda esta situación?

No, lo siento. No saldremos mejores.

Seguirán vendiendo armas.

Seguirá existiendo la explotación del hombre por el hombre.

Seguiremos recibiendo pateras de gente que no quiere nadie.

Seguirán existiendo los campos de refugiados.

Seguiremos exactamente igual.

Mira, alguien muy sabio dijo: “lo contrario de la pobreza no es la riqueza, es la justicia”.

Mientras no haya justicia social no habrá paz en el mundo.

Seguirán acumulando cuatro, lo que es necesario para millones de personas.

No sé cómo los que tienen más de dos duros pueden dormir tranquilos.

Descansa en paz, Rosa María, y gracias por toda esa sabiduría que tan bien has sabido compartir con el resto.

Inmaculada Asensio Fernández.

Fuente: https://cutt.ly/UuyznDY

Voces por George Floyd

Voces por George Floyd

“El caso de George Floyd pone de manifiesto cómo se puede dar la perversión en la justicia, el abuso de poder y el racismo estructural en un sistema democrático avanzado.

La sociedad se está manifestando y no sólo reclama sentencias justas o cambios legislativos, sino cambios sociales estructurales para que haya igualdad de trato, para que desterremos los perjuicios y la discriminación.

La muerte de George no nos ha dejado impasibles, no ha quedado en vano. Debe ser una ventana de esperanza, una sacudida que debe transformar el mundo en pro de la justicia social y el respeto a los Derechos Humanos”.

Ana Isabel Lima Fernández.

 

«En una sociedad que olvida los Derechos Humanos es más que necesario reflexiones como esta. Sigamos manteniendo viva la llama de alerta ante las injusticias y atentos a los dictados del corazón».

Cosette Franco.

 

“Hermano George Floyd, no te conozco y me duele tu pérdida. Eres otra víctima del odio que nos rodea, en esta ocasión un odio vestido de racismo.  Pero tu muerte no es en vano, nos has regalado a cada uno un alma negra, ¡no dispuesta a aguantar ni un día más los límites del absurdo!

A la comunidad negra, migrante, al pueblo gitano, comunidades racializadas, y todos los que sufren este sinsentido, desde este corazón negro que estreno, estamos juntos, somos hermanos”.

Antonio Montero Mohedano.

 

Me cuesta creer y, aún más, me indigna, que en el s.XXI aún haya gente tan insensible como para acabar con la vida de alguien y no inmutarse ni lo más mìnimo. Sea por la razón que sea. Pero mucho más grave todavía por motivos racistas. Desgraciadamente, a veces es necesaria una tragedia para concienciar al pueblo y a los poderes políticos. Me conmueve ver cómo la gente se une, se revela y se manifiesta para mostrar su indignación y decir que basta ya de injusticias, porque deja entrever que aún hay esperanza y sed de justicia en este nuestro mundo. Ojalá pronto podamos vivir en una sociedad justa de verdad, aunque reconozco que no es tarea pequeña ni fácil. Pero si perdemos la esperanza, ¿qué nos queda?”

Araceli Valdivia Castro.

 

“Tu asesinato ha sido un latigazo en las conciencias de quienes creen que todavía sois esclavos”.

María R. Giménez Rodríguez.

 

“Cuando una de las democracias más antiguas y relevantes de nuestra Modernidad, mantiene a una minoría de millones de personas en permanente situación de discriminación, de trato desigual, por el color de su piel, es que no logra llegar a ser lo que dice y creemos que es: una democracia”.

Enrique Raya Lozano.

 

“El racismo y la brutalidad policial siguen asfixiando a inocentes. La injusticia del asesinato de George Floyd nos recuerda que las prácticas de odio racial siguen vigentes en pleno SXXI“.

Nuria Cordero Ramos.

 

“George Floyd, tu muerte no ha sido en vano porque ya vas abriendo nuevas alamedas en las urbes globales por donde marcha el eco de tus últimas palabras “no puedo respirar”; el aire que te quitaron llena esos nuevos pechos rebeldes que claman justicia y, esta vez lo sé, no pararan … lo sé, lo sé …”.

Sergio Cuadra Burgueño.

 

“El privilegio de haber nacido blanco es seguro.  En cambio, las personas de otro color, temen por su seguridad.  Deben aprender como niños pequeños, un tiempo de inocencia, los peligros que enfrentan sus vidas y las vidas que enfrentaron sus antepasados ​​debido al color de la piel.  Debido al racismo sistémico que ha prevalecido en nuestro país.  He estado en silencio durante muchos años de mi vida.  No estoy seguro de qué decir.  No estoy seguro de cómo ser un aliado.  Evitar conflictos.  Interiorizar mi empatía y no reconocer el racismo.  Me doy cuenta de que mi silencio era parte del problema.  Al mantener mi voz en silencio, mantengo a los negros y POC fuera de la carretera.  Mantengo la distancia y el peligro que se ha permitido sistemáticamente durante siglos.  Estos últimos meses han demostrado que ya no podemos ignorar el tema de la desigualdad.  El cambio tiene que suceder.  Cambio en mi mismo.  Cambio en todos nosotros.  Cambio en el liderazgo.  Creo que nuestro mundo será exponencialmente más hermoso si todos viajamos por el mismo camino”.

Pilar Munuera Gómez.

 

“George Floyd, estás vivo en nuestras conciencias. Lo siento, al final has terminado pagando con tu vida la difícil tarea de exigir el veto a la discriminación, de pedir la IGUALDAD real y efectiva para todos los seres humanos, por el simple hecho de serlo”.

Inmaculada Asensio Fernández.

 

“Visto desde la distancia que da un océano y con las presidenciales de noviembre en el horizonte, Estados Unidos aparece como un país tensionado. A un lado, los conservadores del MAGA (“Make America Great Again”). Frente a ellos, múltiples identidades grupales que son de otro tiempo, de un tiempo mucho más cercano al presente. La muerte de George Floyd, ocurrida con un presidente que ha tomado partido, muestra que el país norteamericano necesitará aún tiempo para desprenderse de la herencia más reaccionaria que lleva adherida desde el inicio de su historia”.

Carlos Juan Juan.

 

“Hay imágenes que se quedan para siempre en tu memoria. La muerte de George Floyd es de esas que te hace aborrecer a tu especie. Menos mal que somos más los Floyds que los racistas. En tu garganta estaba mi vida, broda”.

Pepe Céspedes.

 

“Mientras haya personas que tiemblen de indignación por el asesinato de un inocente habrá esperanza en un mundo menos perverso”.

Belén Navarro Llobregat.

 

“Un mundo en el que tienes que reclamar tus derechos es un mundo sin justicia. Eso ocurre cuando la Ley legitima el poder”.

Jesús Muyor Rodríguez.

 

“El héroe involuntario lo es todo en el cambio, en su corazón y en su alma, tristemente alcanza sentido para los demás en su muerte”.

Tony Segura.

 

“Racismo: ese virus que lleva conviviendo entre nosotros mucho más tiempo que el Covid19, y que a pesar de los esfuerzos no logramos erradicar…, ¡vergüenza!”

Laura María Carrión Herrera.

 

“Estados Unidos de América presume de ser la cuna de la democracia, pero un país que se ha construido con la esclavitud de millones de negros y el exterminio de las poblaciones indígenas como telón de fondo, para asegurar los privilegios de la supremacía blanca, su derecho a la autodefensa y a poseer y usar armas de fuego. No deja de ser un país tremendamente violento, donde un niño blanco que disparó su primer rifle a los doce años y mató su primera pieza de caza a los catorce, puede llegar a ser agente de policía, sin haber desarrollado un solo gramo de empatía. No sé si es el caso concreto del policía que ha asesinado a George Floyd, pero desde luego podemos ver en el terrible vídeo de su arresto todos los ingredientes que hacen que pensemos que así es”.

Alfonso Gutiérrez Colomera.

 

“El caso Floyd es la punta del iceberg de un sistema social prejuicioso, desequilibrado, con poca conciencia y compasión”.

Antonio Manuel Molina Moreno.

 

 “A menudo las sociedades se remiten a la formalidad de las leyes cuando se refieren a los derechos; pero casos como el de George Lloyd nos muestran que las leyes no son la solución, suelen ser el parche a posteriori; es necesario remover las estructuras de discriminación desde la base, para poder acceder a la justicia y la equidad, mediante la educación y la separación de los puestos de poder de aquellos individuos que no respetan la igualdad”.

Nuria Fustier.

 

“El lema “Black live matter”, significa reconocer los privilegios blancos que históricamente han perpetuado y fortalecido la dicotomía de raza (termino político, que no biológico) blanco/negro, fomentando la figura blanca del opresor frente al constructo social y simbólico negro, que arrastramos hasta nuestros días. Cualquier otra lectura del lema pretende, consciente y políticamente, eludir responsabilidades. ¡Revisa tus privilegios! #blacklivematter”.

Vanessa Sánchez Maldonado.

 

“Conectar con lo humano supone conectar con la alteridad. Recordar que para “el otro”, “yo” soy “el otro” y que por lo tanto somos iguales humanamente hablando, “yo y el otro” somos personas ¿qué puede unirnos más que eso?”.

Marrubi Rodríguez Luna.

 

“Ahora más que nunca luchamos por una misma razón, luchamos juntos por la justicia, luchamos como hermanos, con independencia de colores, para que el último grito no sea I can’t breathe, sino que sea I’m free”.

María Angustias García Rodríguez.

 

“Las personas racistas deberían envenenarse en su propia saliva”.

Virginia Tovar Martínez.

 

“El peor pecado es la intolerancia, el odio, el racismo y todo lo que conlleva no aceptar al diferente, porque destruye la convivencia social, que es la democracia. Hemos de mirar al odio de frente, a los ojos, y destruirlo… No queda otra que el enfrentamiento absoluto contra ese monstruo. Nos va la vida en ello.”

Gloria Gago Vázquez.

 

“Sólo un ego soberbio puede creer que un ser humano vale menos que otro”.

Laurence Bouffioux.

 

“Una pena lo ocurrido y lo que seguramente seguirá ocurriendo. Trabajamos para que personas que llegan a nuestro país consigan una correcta integración en nuestra sociedad, y al final, somos nosotros, los nacionales, los que deberíamos “aprender” a integrarnos. Debemos cambiar nuestra visión y actitud, y ser mucho más tolerantes”.

Ivan Carlin Infantes.

 

“¿En qué momento de la humanidad nos empezamos a creer unos mejores que otros?”

Alicia Rubio Gimenez.

 

“Si todos nos unimos y luchamos juntos podremos hacer algo para acabar con el racismo. Las injusticias deben ser pagadas”.

Encarni Asensio Fernández.

 

“Para los que no me conocen en persona: soy persona, pertenezco a la raza humana, la única que existe, no podemos seguir permitiendo que el color de nuestra piel sea motivo de muerte”.

Beatriz Zamora Hernández.

 

“El 28 de Agosto de 1963 Martín Luther King Jr. expresó en su discurso: ”I had a dream” que  deseaba un futuro en el cual la gente de tez negra y blanca pudiesen coexistir armoniosamente y como iguales. Año 2020: hombre de raza negra, Floyd, en EEUU (una potencia mundial) implora a un agente blanco que le deje respirar, mientras le sometía a una técnica de inmovilización totalmente desproporcionada, ya que este no mostraba resistencia, ni entrañaba ningún tipo de peligro para el agente o los demás, provocándole finalmente la muerte. ¡Yo también tengo un sueño y es dejar un mundo para mi hijo libre de racismo!”

Libertad Martínez Ruíz.

 

“Tengo un sueño…” dijo Luther King en el 63. “…que su sueño eterno a manos del desprecio, despierte las conciencias del respeto” claman, en un discurso eterno, recordando a George Floyd, hoy en el 2020”.

Paco García Martínez.

 

“Sin quererlo e injustamente te has convertido en un héroe. Reitero las palabras de tu hija pequeña, “mi papá ha cambiado el mundo”. No necesitamos un mundo mejor, necesitamos un mundo nuevo, dónde no exista el racimo. Gracias George Floyd”.

Isa Castelo Jara.

 

“Lamento tener que seguir viendo situaciones como estas. ¿Cuándo entenderemos que todos somos uno y que lo que le hacemos al otro nos lo hacemos a nosotros mismos?”

María del Mar Martínez Parra.

 

“Hace falta discriminación positiva interracial para acceder a la policía en EEUU. Cuando policías blancos tengan compañeros y amigos de otro color de piel, tratarán mejor a los  ciudadanos de otro color de piel”.

Jordi Lietor López.

 

“Qué pena que aquellas personas que deben de proporcionar seguridad a la población, puedan provocar una muerte bajo custodia… sé que son la minoría, pero es esta la que se debe de corregir”.

Lourdes Bazán Coto.

 

“¿Cómo podemos desinfectar a nivel colectivo, local y más cercano esta llaga que traemos de la Historia desde la no aceptación de la otra persona que, al final, quizá sea la no aceptación de mi propia persona? ¿Qué hilo colectivo utilizar para que esta llaga no vuelva a abrirse más y cicatrice de una forma sana?”.

Coro Amunarriz Aranguren.

 

“Nadie nace odiando a otras personas por el color de su piel o por su religión…es algo que se aprende…y al igual que se enseña a odiar, también se puede enseñar a amar”.

Francisco Góngora Gómez.

 

“La tan enarbolada democracia en EE.UU no será verdadera hasta el día en el que sus ciudadanos y ciudadanas dejen de verse diferentes según el color de su piel, sus creencias o su lugar de nacimiento”.

Montse Rojo Jurado.

 

“El ejecutor de la muerte de Floyd no es el problema. Es uno de los síntomas de una sociedad que, si no hay un cambio de paradigma transversal en relación a valores, pensamientos y actitudes, no habrá cambio ninguno”.

Carme Rovira Aler.

 

“Aunque nuestras lenguas, religiones, pieles, ideas sean diferentes, todos tenemos el mismo pequeño gran órgano que es el corazón… ¡y ese es el que debe guiarnos!”.

Inma Calvo.

El asesinato de George Floyd abre la caja de pandora del racismo supremacista

STOP RACISMO (1)

A raíz del asesinato del ciudadano George Floyd, a manos de un policía de Minneapolis y bajo la mirada atenta de otro compañero de servicio, se ha abierto un importante debate social sobre cómo los valores supremacistas siguen guiando el comportamiento de muchas personas, hasta en contextos profesionales, llegando incluso -en determinadas situaciones- al hecho de poner fin a la vida de otro ser humano por motivos de rechazo hacia alguna característica personal de este individuo, como el color de la piel en el caso de George Floyd.

George Floyd fue detenido sin oponer resistencia alguna ante las fuerzas del orden público que llevaron a cabo su detención. Su delito fue pagar una caja de cigarrillos con un billete falso, pero deliberadamente fue reducido hasta el suelo, más se lo contuvo mecánicamente con una rodilla de acero, ejerciendo una presión desmedida que aprisionó su garganta y le causó la muerte por infarto.

Quizá ese policía sintió que la vida de Floyd valía menos que la suya, y que merecía un castigo implacable por la osadía de llevarse una cajetilla de cigarrillos gratis…, pero aquí el problema no está en la naturaleza del delito que cometió Floyd (que en este caso entendemos fue menor) sino que no tuvo el derecho, ni a defenderse, ni a cumplir la sanción correspondiente por su fechoría. George Floyd pagó con su vida, porque al parecer valía poco o nada, a ojos de sus ejecutores.

La tormenta de protestas por este cruel abuso de autoridad, culminado en asesinato, están resonando a voces desde diferentes partes del planeta. De hecho, en los últimos días todos y todas somos George Floyd, sin importar género, color de piel, nivel de ingresos, profesión, status social, país de procedencia, etc…, todas las conciencias igualitarias están clamando ¡Basta ya de impunidad! ¡Basta ya de injusticia! ¡Basta ya de supremacismo!

Espero que, ahora sí, la ley cumpla su función, y aplique las medidas proporcionadas correspondientes por este expediente de asesinato. Casos como el de Floyd deberían servir para no volver jamás a permitir un abuso de poder como este sobre ningún ser vivo, y para dejar de justificar los sentimientos de superioridad de unas personas sobre otras, amparados en tradiciones históricas y culturales ridículas e injustificables.

George Floyd, estás vivo en nuestras conciencias. Lo siento, al final has terminado pagando con tu vida la difícil tarea de exigir el veto a la discriminación, de pedir la IGUALDAD real y efectiva para todos los seres humanos, por el simple hecho de serlo.

Inmaculada Asensio Fernández.

Comparto una serie de reflexiones recibidas de personas que tampoco quieren que se olvide este suceso, para ti y por ti…, voces por George Floyd:

 

«Cuando una de las democracias más antiguas y relevantes de nuestra Modernidad,  mantiene a una minoría de millones de personas en permanente situación de discriminación, de trato desigual, por el color de su piel, es que no logra llegar a ser lo que dice y creemos que es: una democracia».

Enrique Raya Lozano.

 

«El racismo y la brutalidad policial siguen asfixiando a inocentes. La injusticia del asesinato de George Floyd nos recuerda que las prácticas de odio racial siguen vigentes en pleno SXXI«.

Nuria Cordero Ramos. 

 

«George Floyd, tu muerte no ha sido en vano porque ya vas abriendo nuevas alamedas en las urbes globales por donde marcha el eco de tus últimas palabras “no puedo respirar”; el aire que te quitaron llena esos nuevos pechos rebeldes que claman justicia y, esta vez lo sé, no pararan … lo sé, lo sé …».

Sergio Cuadra Burgueño.

 

“Visto desde la distancia que da un océano y con las presidenciales de noviembre en el horizonte, Estados Unidos aparece como un país tensionado. A un lado, los conservadores del MAGA (“Make America Great Again”). Frente a ellos, múltiples identidades grupales que son de otro tiempo, de un tiempo mucho más cercano al presente. La muerte de George Floyd, ocurrida con un presidente que ha tomado partido, muestra que el país norteamericano necesitará aún tiempo para desprenderse de la herencia más reaccionaria que lleva adherida desde el inicio de su historia”.

Carlos Juan Juan.

 

“Hay imágenes que se quedan para siempre en tu memoria. La muerte de George Floyd es de esas que te hace aborrecer a tu especie. Menos mal que somos más los Floyds que los racistas. En tu garganta estaba mi vida, broda”.

Pepe Céspedes.

 

Mientras haya personas que tiemblen de indignación por el asesinato de un inocente habrá esperanza en un mundo menos perverso.

Belén Navarro Llobregat.

 

“Un mundo en el que tienes que reclamar tus derechos es un mundo sin justicia. Eso ocurre cuando la Ley legitima el poder”.

Jesús Muyor Rodríguez.

 

“El héroe involuntario lo es todo en el cambio, en su corazón y en su alma, tristemente alcanza sentido para los demás en su muerte”.

Tony Segura.

 

“Racismo: ese virus que lleva conviviendo entre nosotros mucho más tiempo que el Covid19, y que a pesar de los esfuerzos no logramos erradicar…, ¡vergüenza!”

Laura María Carrión Herrera.

 

“El privilegio de haber nacido blanco es seguro.  En cambio, las personas de otro color, temen por su seguridad.  Deben aprender como niños pequeños, un tiempo de inocencia, los peligros que enfrentan sus vidas y las vidas que enfrentaron sus antepasados ​​debido al color de la piel.  Debido al racismo sistémico que ha prevalecido en nuestro país.  He estado en silencio durante muchos años de mi vida.  No estoy seguro de qué decir.  No estoy seguro de cómo ser un aliado.  Evitar conflictos.  Interiorizar mi empatía y no reconocer el racismo.  Me doy cuenta de que mi silencio era parte del problema.  Al mantener mi voz en silencio, mantengo a los negros y POC fuera de la carretera.  Mantengo la distancia y el peligro que se ha permitido sistemáticamente durante siglos.  Estos últimos meses han demostrado que ya no podemos ignorar el tema de la desigualdad.  El cambio tiene que suceder.  Cambio en mi mismo.  Cambio en todos nosotros.  Cambio en el liderazgo.  Creo que nuestro mundo será exponencialmente más hermoso si todos viajamos por el mismo camino”.

Pilar Munuera Gómez.

 

“Estados Unidos de América presume de ser la cuna de la democracia, pero un país que se ha construido con la esclavitud de millones de negros y el exterminio de las poblaciones indígenas como telón de fondo, para asegurar los privilegios de la supremacía blanca, su derecho a la autodefensa y a poseer y usar armas de fuego. No deja de ser un país tremendamente violento, donde un niño blanco que disparó su primer rifle a los doce años y mató su primera pieza de caza a los catorce, puede llegar a ser agente de policía, sin haber desarrollado un solo gramo de empatía. No sé si es el caso concreto del policía que ha asesinado a George Floyd, pero desde luego podemos ver en el terrible vídeo de su arresto todos los ingredientes que hacen que pensemos que así es”.

Alfonso Gutiérrez Colomera.

 

“El caso Floyd es la punta del iceberg de un sistema social prejuicioso, desequilibrado, con poca conciencia y compasión”.

Antonio Manuel Molina Moreno.

 

“Hermano George Floyd, no te conozco y me duele tu pérdida. Eres otra víctima del odio que nos rodea, en esta ocasión un odio vestido de racismo.  Pero tu muerte no es en vano, nos has regalado a cada uno un alma negra, ¡no dispuesta a aguantar ni un día más los límites del absurdo!

A la comunidad negra, migrante, al pueblo gitano, comunidades racializadas, y todos los que sufren este sinsentido, desde este corazón negro que estreno, estamos juntos, somos hermanos”.

Antonio Montero Mohedano.

 

 “A menudo las sociedades se remiten a la formalidad de las leyes cuando se refieren a los derechos; pero casos como el de George Lloyd nos muestran que las leyes no son la solución, suelen ser el parche a posteriori; es necesario remover las estructuras de discriminación desde la base, para poder acceder a la justicia y la equidad, mediante la educación y la separación de los puestos de poder de aquellos individuos que no respetan la igualdad”.

Nuria Fustier.

 

“El lema «Black live matter», significa reconocer los privilegios blancos que históricamente han perpetuado y fortalecido la dicotomía de raza (termino político, que no biológico) blanco/negro, fomentando la figura blanca del opresor frente al constructo social y simbólico negro, que arrastramos hasta nuestros días. Cualquier otra lectura del lema pretende, consciente y políticamente, eludir responsabilidades. ¡Revisa tus privilegios! #blacklivematter”.

Vanessa Sánchez Maldonado.

 

“Conectar con lo humano supone conectar con la alteridad. Recordar que para “el otro”, “yo” soy “el otro” y que por lo tanto somos iguales humanamente hablando, “yo y el otro” somos personas ¿qué puede unirnos más que eso?”.

Marrubi Rodríguez Luna.

 

“Ahora más que nunca luchamos por una misma razón, luchamos juntos por la justicia, luchamos como hermanos, con independencia de colores, para que el último grito no sea I can’t breathe, sino que sea I’m free”.

María Angustias García Rodríguez.

 

«Las personas racistas deberían envenenarse en su propia saliva».

Virginia Tovar Martínez.

 

«El peor pecado es la intolerancia, el odio, el racismo y todo lo que conlleva no aceptar al diferente, porque destruye la convivencia social, que es la democracia. Hemos de mirar al odio de frente, a los ojos, y destruirlo… No queda otra que el enfrentamiento absoluto contra ese monstruo. Nos va la vida en ello.»

Gloria Gago Vázquez.

 

“Sólo un ego soberbio puede creer que un ser humano vale menos que otro”.

Laurence Bouffioux.

 

“Una pena lo ocurrido y lo que seguramente seguirá ocurriendo. Trabajamos para que personas que llegan a nuestro país consigan una correcta integración en nuestra sociedad, y al final, somos nosotros, los nacionales, los que deberíamos aprender a integrarnos. Debemos cambiar nuestra visión y actitud, y ser mucho más tolerantes”.

Ivan Carlin Infantes.

 

“¿En qué momento de la humanidad nos empezamos a creer unos mejores que otros?”

Alicia Rubio Gimenez.

 

“Si todos nos unimos y luchamos juntos podremos hacer algo para acabar con el racismo. Las injusticias deben ser pagadas”.

Encarni Asensio Fernández.

 

“Para los que no me conocen en persona: soy persona, pertenezco a la raza humana, la única que existe, no podemos seguir permitiendo que el color de nuestra piel sea motivo de muerte”.

Beatriz Zamora Hernández.

 

“El 28 de Agosto de 1963 Martín Luther King Jr. expresó en su discurso: ”I had a dream” que  deseaba un futuro en el cual la gente de tez negra y blanca pudiesen coexistir armoniosamente y como iguales. Año 2020: hombre de raza negra, Floyd, en EEUU (una potencia mundial) implora a un agente blanco que le deje respirar, mientras le sometía a una técnica de inmovilización totalmente desproporcionada, ya que este no mostraba resistencia, ni entrañaba ningún tipo de peligro para el agente o los demás, provocándole finalmente la muerte. ¡Yo también tengo un sueño y es dejar un mundo para mi hijo libre de racismo!”

Libertad Martínez Ruíz.

 

«Tengo un sueño…» dijo Luther King en el 63. «…que su sueño eterno a manos del desprecio, despierte las conciencias del respeto» claman, en un discurso eterno, recordando a George Floyd, hoy en el 2020”.

Paco García Martínez.

 

“Sin quererlo e injustamente te has convertido en un héroe. Reitero las palabras de tu hija pequeña, «mi papá ha cambiado el mundo». No necesitamos un mundo mejor, necesitamos un mundo nuevo, dónde no exista el racimo. Gracias George Floyd”.

Isa Castelo Jara.

 

“Lamento tener que seguir viendo situaciones como estas. ¿Cuándo entenderemos que todos somos uno y que lo que le hacemos al otro nos lo hacemos a nosotros mismos?”

María del Mar Martínez Parra.

 

“Hace falta discriminación positiva interracial para acceder a la policía en EEUU. Cuando policías blancos tengan compañeros y amigos de otro color de piel, tratarán mejor a los ciudadanos de otro color de piel”.

Jordi Lietor López. 

 

“Qué pena que aquellas personas que deben de proporcionar seguridad a la población, puedan provocar una muerte bajo custodia… sé que son la minoría, pero es esta la que se debe de corregir”.

Lourdes Bazán Coto.

 

“¿Cómo podemos desinfectar a nivel colectivo, local y más cercano esta llaga que traemos de la Historia desde la no aceptación de la otra persona que, al final, quizá sea la no aceptación de mi propia persona? ¿Qué hilo colectivo utilizar para que esta llaga no vuelva a abrirse más y cicatrice de una forma sana?”

Coro Amunarriz Aranguren.

 

“Nadie nace odiando a otras personas por el color de su piel o por su religión…es algo que se aprende…y al igual que se enseña a odiar, también se puede enseñar a amar”.

Francisco Góngora Gómez.

 

“La tan enarbolada democracia en EE.UU no será verdadera hasta el día en el que sus ciudadanos y ciudadanas dejen de verse diferentes según el color de su piel, sus creencias o su lugar de nacimiento”.

Montse Rojo Jurado.

 

“El ejecutor de la muerte de Floyd no es el problema. Es uno de los síntomas de una sociedad que, si no hay un cambio de paradigma transversal en relación a valores, pensamientos y actitudes, no habrá cambio ninguno”.

Carme Rovira Aler.

 

«Aunque nuestras lenguas, religiones, pieles, ideas sean diferentes, todos tenemos el mismo pequeño gran órgano que es el corazón… ¡y ese es el que debe guiarnos!»

Inma Calvo.

 

«Me cuesta creer y, aún más, me indigna, que en el s.XXI aún haya gente tan insensible como para acabar con la vida de alguien y no inmutarse ni lo más mìnimo. Sea por la razón que sea. Pero mucho más grave todavía por motivos racistas. Desgraciadamente, a veces es necesaria una tragedia para concienciar al pueblo y a los poderes políticos. Me conmueve ver cómo la gente se une, se revela y se manifiesta para mostrar su indignación y decir que basta ya de injusticias, porque deja entrever que aún hay esperanza y sed de justicia en este nuestro mundo. Ojalá pronto podamos vivir en una sociedad justa de verdad, aunque reconozco que no es tarea pequeña ni fácil. Pero si perdemos la esperanza, ¿qué nos queda?»

Araceli Valdivia Castro.

 

“Tu asesinato ha sido un latigazo en las conciencias de quienes creen que todavía sois esclavos”.

María R. Giménez Rodríguez.

 

 

Priorización, racionamiento y futilidad en servicios sociales: ¿son estos los posibles efectos de la crisis económica generada por el Covid19?

Vale de racionamiento

Imagen tomada de: https://www.pinterest.es/pin/324681454378820039/

Hoy os quiero hablar de tres conceptos que sirven para interpretar la realidad en la que se desenvuelven las y los profesionales de los servicios sociales, fundamentalmente trabajadoras y trabajadores sociales que, en su potestad prescriptora de recursos, tratan de gestionar la adquisición de determinadas ayudas o servicios, y encuentran la imposibilidad de acceder a ellos en un tiempo razonable.

Estos tres conceptos son: la priorización de recursos, el racionamiento y la futilidad,  y se relacionan directamente con un contexto de crisis económica y con la gestión de la escasez, lo que golpea de manera contundente y directa a los servicios públicos.

La pandemia del Covid19 ha mostrado las debilidades del sistema sanitario y social para hacer frente al bienestar de la población, que es el bien último que persiguen todas las sociedades democráticas. Y estas debilidades tienen sus orígenes en las decisiones políticas y económicas que se han venido tomando a lo largo de décadas, en las que se ha privilegiado el apoyo al libre mercado, basado en criterios de eficiencia económica, en detrimento de la defensa de lo público y, en consecuencia, del bienestar de la población.

Lo público, ese sector tan valorado desde todos los estamentos de la sociedad -o al menos eso se desprende de los discursos ideológicos de las diferentes agrupaciones políticas-, pero sin una dotación suficiente que favorezca proporcionar una atención de calidad, en tiempo y forma, es decir, sin el establecimiento de cortapisas en el acceso a sus servicios.

Las políticas de austeridad se amparan en argumentos de precariedad económica, y abocan al mal uso o abuso de los servicios básicos existentes, ya que –ante la carencia de una atención especializada- aumentan las peticiones de ayuda en los servicios de atención primaria del Sistema, y esto favorece que la atención de situaciones de mayor complejidad fracase por completo, por no hablar del agotamiento de los y las profesionales, y del exterminio de la actividad preventiva.

Las figuras políticas del momento, así como diferentes personas expertas en economía, advierten que la crisis que se nos avecina a raíz del Covid19 nada tiene que ver con las anteriores, por tanto, todo apunta a que vamos a entrar –no en desaceleración– eufemismo utilizado en la crisis financiera del 2008, sino que entramos de lleno en un punto muerto (…).

Ojalá me equivoque. 

Recientemente he asistido a un webinar sobre Bioética y Covid19, organizado por la Fundación Grifols, en el que ha participado Ángel Puyol, miembro del Comité de Bioética de Cataluña.  Me ha resultado de especial interés su análisis sobre las precariedades del sistema sanitario, y cómo ello ha empujado a los y las profesionales hacia la toma de decisiones funestas, en las que la escasez de respiradores en las UCIs, ha obligado a establecer criterios éticos para distribuirlos de manera objetiva, por ejemplo, en función del mejor pronóstico y en función de la edad.

Cuando se plantea la cuestión de a quién dar primero un recurso limitado, lo que se está haciendo es establecer mecanismos para priorizar los tiempos de acceso; pero hay veces que se hace algo más que priorizar, aunque no seamos conscientes, y es que se cae en políticas de racionamiento de los servicios públicos, en tanto dejan fuera de su paraguas de asistencia a determinados grupos de población. Es conveniente conocer ambas realidades de ordenación de las políticas sociales (priorización y racionamiento), para no llevarnos a engaños y para nombrar las situaciones oportunamente, huyendo de la ceguera tecnocrática y tomando con fuerza la enorme responsabilidad que esto conlleva.

Las personas que trabajamos en servicios sociales sabemos muy bien lo que son las listas de espera, pues llegaron en 2008 para quedarse. Sin ir más lejos, la cobertura que ofrece el Sistema de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia en España, lleva algunos años presentando graves dificultades para resolver en tiempo y forma, y la demanda no deja de aumentar… tal como muestran los Dictámenes del Observatorio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales. Por ejemplo, se dilatan mucho los plazos para acceder a una residencia para personas mayores, o a una residencia para personas con discapacidad, o una residencia para personas con trastorno mental grave…, pero también para acceder a un servicio de ayuda a domicilio, o a un centro de día. De este modo, se puede manifestar que muchas veces las ayudas llegan tarde, e incluso muchas veces no llegan… no llegan a tiempo.

Cuando hablamos de PRIORIZAR, nos estamos refiriendo a elegir a quién damos primero un recurso escaso, en función de una serie de criterios de gravedad o urgencia, y se materializa a través de la creación de unas listas de espera que sitúan a las personas siguiendo un orden de prelación determinado por sus circunstancias, y los baremos de urgencia definidos.

La característica fundamental de las listas de espera, es que ralentizan el acceso a los recursos, pero esta lentitud no puede ser prolongada, sin un tope máximo, a lo largo de los años (…), pues si no se responde a una necesidad en un tiempo razonable, lo que se está haciendo es excluir, pero sin decir, para no generar alarma social. Si estás en una lista de espera por motivos de priorización, has de tener cierta expectativa de que en un tiempo razonable accederás a esa ayuda (…). Si no existe esa expectativa, cabe la posibilidad de que estés excluida y no lo sepas; excluida a efectos prácticos, es decir, nunca te llegará esa ayuda que tanto necesitas porque siempre estarás en los puestos más bajos de la lista. 

Cuando hablamos de RACIONAR nos estamos refiriendo a otra cosa distinta de la priorización; en este caso, hay criterios de acceso a los recursos que directamente excluyen a determinadas personas, es decir, o no le permiten pasar a lista de espera, o las posibilidades –aun estando en lista de espera- de acceder a un recurso en un tiempo razonable, son tan escasas, que no se puede hablar de que verdaderamente estén ocupando un lugar en esa lista de espera, ya que nunca se moverán de los puestos más bajos y siempre llegarán casos de mayor gravedad que superarán puestos en esa lista (…). Por tanto, racionar es excluir de manera definitiva a una persona que requiere un recurso que verdaderamente necesita, y seguramente no lo va a recibir en su vida, y todas las personas involucradas en este tipo de decisiones lo saben, de modo que se enfrentan a un tipo de elección moral que, en palabras de Ángel Puyol, “más que una elección difícil, es una elección trágica”.

Hay un eufemismo que se utiliza mucho en el lenguaje político y administrativo para hablar de racionamiento, que se llama racionalización. El término racionalización se vincula a la eficiencia económica, pero no es más que una palabra para aludir a la instauración de muy difíciles requisitos de acceso a los bienes y servicios, que dejan literalmente fuera a muchas personas, aunque esto no se haga explícito, pero todas las personas involucradas en la gestión del acceso a ellos, en el fondo lo saben.

Siguiendo a Ángel Puyol, las elecciones trágicas, no se pueden esconder detrás de un criterio técnico/profesional, ya que este criterio puede excluir a una persona del acceso a un recurso cuando ya no lo necesita, aunque sea importante ese recurso; pero si aun no necesitando una persona un recurso, se lo sigues administrando porque no hay otro que necesita mucho más, caemos en lo que se denomina FUTILIDAD.

Un ejemplo de esta situación de futilidad es el de una persona en situación de dependencia que necesita ingresar en un recurso de Casa Hogar (residencial), pero no hay plazas y la lista de espera es considerable… Dado que en su contexto familiar no puede residir esta persona por diferentes problemas, se la ingresa en un dispositivo sanitario de media estancia, en el que vive. Es decir, vive en un hospital porque no puede volver a su entorno, y tampoco la pueden dejar en la calle por su vulnerabilidad, por tanto, va a ocupar una plaza hospitalaria hasta que pueda ingresar en un recurso de Casa Hogar…, y pueden pasar meses, e incluso años, para que esto suceda.

Desde este enfoque, le vas a seguir ofreciendo un recurso importante a una persona que ya no lo necesita, el dispositivo sanitario en este caso, y además no reúne criterios para ser beneficiaria de este dispositivo (quizá porque ya se han conseguido los objetivos clínicos, o quizá porque su perfil o pronóstico ya no le permite avanzar más), pero se le va a permitir continuar disfrutando de él porque necesita un recurso social –un residencial de 24 horas- y por el momento no hay vacantes y hay otras muchas personas que están por delante en la lista de espera. Por tanto, esta persona ya no aprovechará los beneficios de ese dispositivo sanitario, pero sin embargo dejará fuera de este dispositivo a otra persona que está esperando en una lista de espera para acceder a él. A esto llamamos futilidad.

Estas tres situaciones: priorización, racionamiento y futilidad se dan en los servicios sanitarios y en los servicios sociales, de manera que a nadie debe sorprender estas definiciones, aunque no es lo mismo verlo bien definido en el papel o en la pantalla, que verte envuelta o envuelto en este tipo de situaciones mientras trabajas a toda prisa por atender un gran volumen de necesidades y de personas.

Desde el punto de vista ético, es necesario plantearse cómo hemos podido llegar hasta aquí, hasta este tipo de situaciones de precariedad en el acceso a los servicios públicos, y qué podemos hacer para mejorar esta situación a lo largo de un plazo determinado de tiempo. Y también es necesario plantearse por qué esta situación está más o menos aceptada, tanto por las personas con responsabilidades políticas, como por las personas que ostentan puestos de gestión y de intervención/atención directa hacia la ciudadanía…, ¿cuál es el precio?, ¿cuál es el coste moral de este consenso silencioso?

Inmaculada Asensio Fernández