Nadie merece ser tratado con indiferencia, menosprecio o desdén

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Nadie merece ser tratado con indiferencia, menosprecio o desdén, pero -por raro que pueda parecer- casi todo el mundo ha experimentado en algún momento de su vida un desaire o desconsideración de cualquier tipo, incluso a veces por seres cercanos y apreciados.

Rebajar de algún modo a las personas con las que nos relacionamos puede estar respaldado en la creencia de que el propio valor es mayor o más notorio que el del resto; bien por alguna característica personal que sentimos nos diferencia en positivo (belleza, situación económica,
inteligencia, status…), bien por encontrarnos circunstancialmente en una situación de poder o privilegio (posición de liderazgo, rol personal o social, red de influencias, etc…).

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Platón decía: “que me sea dado hacer a los otros lo que yo quisiera que me hicieran a mí”. 

Este principio moral de primer orden, deja claro el tipo de comportamiento personal considerado virtuoso, para facilitar la convivencia y la paz social.
Si hay algo que he podido experimentar en mis primeros 40 años de vida, es que las cosas van y vienen… la belleza, la salud, las amistades, los afectos, los trabajos, etc. Nada es inmutable, y esto nos enseña a no posicionarnos sobre otros, y a contemplar el mundo con humildad. Lo contrario no sería más que un inocente sueño infantil, apoyado en la ilusión de creer que somos eternos, o eternamente fuertes y poderosos.

Mi padre, que creció en el campo, solía decir: “en este vida nada es para siempre… hoy estás en la cima, y mañana estás hecho un estropajo. Mejor tratar siempre bien a todo el mundo, pues nunca se sabe”.

Y sí, aunque sólo sea bajo el convencimiento de que todo lo que lanzamos puede sernos devuelto, parece oportuno tomar en consideración la premisa de tratar de la mejor manera posible, y con respeto, a todo el mundo, como si su imagen fuera la nuestra, proyectada en un espejo.

Presumimos, a veces, de conocer todo de todos, y lo que no conocemos lo aventuramos, en una especie
de necesidad de dominio de lo que acontece a nuestro alrededor.

Para no equivocarnos, una máxima sería actuar desde posiciones horizontales (e igualitarias), pues esto permite no menoscabar a nadie, y  asegurar un adecuado entendimiento de las circunstancias del otro; sin restar valor, y sin dar más del oportuno.

Los pies en la tierra.

Para avanzar en la vida es necesario recordar cada paso en la dirección correcta, pero también cada caída… pues dentro de todo ello encontramos nuestro lugar en la vida humana, perfecta e imperfecta a partes iguales.

Inmaculada Asensio Fernández.

¿Qué hace el sistema educativo con los y las estudiantes que no son brillantes?

FRACASO ESCOLAR

Imagen tomada de: https://goo.gl/tDHAn5

El sistema educativo genera las primeras desigualdades para desarrollarse en sociedad, a la par que la familia de origen. Esta realidad es conocida por muchos, pero atajada por pocos, ¿quizá no interesa este tema?

En estos últimos días, he conversado con una amiga que lleva unos meses dedicándose a la enseñanza en un instituto, y está súper quemada. Me ha comentado las dificultades que entraña tratar con adolescentes (ella las vive de manera dolorosa y difícil), sobre todo los que tienen comportamientos problemáticos.

Durante más de una hora ha estado compartiendo sinsabores y amarguras (…que no escuchan en clase, que son maleducados, que muchos no quieren estudiar, que la incordian constantemente y no la dejan hacer su trabajo, etc…). La verdad es que la he escuchado atentamente, e  intentando no incluir mis propios juicios sobre la gestión del aula y de los jóvenes.

Sin embargo, hay un aspecto que me ha llamado mucho la atención de su relato,  y que me da un argumento más –y de peso- para criticar las injusticias en las que se mueve el sistema, o el sistema educativo.  Tras un rato de conversación me ha dicho que “ha tenido la mala suerte de caer en un grupo malo: un 1º E”. Acto seguido me ha explicado que los menores se organizan en las aulas en función de su desarrollo educativo (rendimiento académico, progresos y notas, interés en clase, prospección futura de éxito, etc), siendo los que pertenecen al A, los mejores, y desde la letra A se avanza según criterio de posible fracaso escolar.  Añade que los malos (los problemáticos y de mala familia) van a otras aulas, para no incordiar y retrasar al resto. Y ella ha tenido la mala suerte de caer en una de ellas.

PUNTOS SUSPENSIVOS.

Así me quedé yo, en suspensivo… ¿cómo puede ser esto cierto y que a nadie se le caiga la cara de vergüenza? Luego nos preguntamos a qué se deben las injusticias sociales, la desigualdad, pero no nos percatamos que comienza en la más tierna infancia, y depende de la lotería de entorno familiar que nos haya tocado. Sin embargo –añadía, de todos ellos hay alguno que se salva.

PUNTOS SUSPENSIVOS.

La desigualdad se mide en términos de OPORTUNIDADES, y yo me pregunto, ¿qué oportunidad les está dando el sistema educativo a estos jóvenes en desventaja? Me barrunto -sin miedo a equivocarme- que NADIE se lo ha planteado. Ni profesorado, ni las asociaciones de padres  y madres, ni el sistema educativo: «no one». Digo yo que al menos habrán pensado que, ya que tienen que ir al instituto… en principio que no estorben.

A veces lo que media entre el éxito y la oportunidad, es francamente un MILAGRO.

¿Cuántos no nos habremos beneficiado de estos milagros, nosotros o alguien con quién nos relacionamos en el día a día ahora que somos adultos y adultas? La discapacidad también es un factor de riesgo para caer en un grupo “E”, o la pobreza, o la violencia intrafamiliar.

PUNTOS SUSPENSIVOS.

Me ha comentado que el alumno más problemático es agredido por su padre cada vez que lo llaman (una vez a la semana) para recriminarle el mal comportamiento de su hijo. Pero nada, el chaval no cambia ni a fuerza de palos…

PUNTOS SUSPENSIVOS.

¿Y si no son los palos los que nos ayudan a cambiar? ¿Y si lo que nos ayuda es que alguien nos ofrezca una mano sincera y una actitud cariñosa y amable, un punto de apoyo?

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Imagen tomada de http://otra-educacion.blogspot.com/2013/05/el-fracaso-alfabetizador-de-la-escuela.html

TRABAJO SOCIAL EN LAS ESCUELAS E INSTITUTOS: ¡YA!

Inmaculada Asensio Fernández.