Toma de decisiones basadas en la deliberación ética en la intervención familiar

https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/encuentro_ETF_2022.aspx

He sido invitada a participar en la mesa redonda que lleva por título “Investigación en el Programa de Tratamiento a Familias con Menores en situación de riesgo y desprotección”, que se llevará a cabo en el VII Encuentro de Equipos de Tratamiento Familiar que se celebra en Huelva, los días 19 y 20 de mayo de 2022.

Mi participación consiste en realizar una intervención de aproximadamente 20 minutos sobre la Toma de decisiones basadas en la deliberación ética en la intervención familiar.

A continuación, expongo los detalles de mi participación en la citada mesa redonda, comenzando por la configuración de la propia mesa:

Presenta: Fátima Isabel Mariscal Moreno. Jefa del Servicio de Prevención. Delegación Territorial de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación en Huelva.

  1. Resultados de la Evaluación del Programa de Tratamiento a Familias con Menores: implementación, eficacia y eficiencia. Mª Victoria Hidalgo García. Doctora en Psicología y profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla.
  2. Revisión y actualización del instrumento VALÓRAME. Antonio Molina Facio. Psicólogo. Jefe del Servicio Protección de Menores. Delegación Territorial de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación en Cádiz.; Carlos Martínez Bermúdez (online). Psicólogo. Equipo de Tratamiento Familiar. Diputación de Cádiz.
  3. Toma de decisiones basadas en la deliberación ética en la intervención familiar. Inmaculada Asensio Fernández (online). Directora de la Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía.

Desarrollo de la ponencia

Las familias son la mayor fuente de amor y la mayor fuente de conflicto, y no siempre a partes iguales.

Inmaculada Asensio.

Esto es una realidad conocida por todas las personas, pues necesariamente pertenecemos a una familia que aparte de proporcionarnos identidad y sostén, en ella también hemos aprendido el valor de los cuidados (que se traducen en amor), y también hemos tenido que lidiar con la presencia de conflictos…, aprendiendo –en el mejor de los casos- competencias básicas para lidiar con ellos en la vida cotidiana.

Sin embargo, desde la óptica de la intervención en servicios sociales, en el vasto océano de la diversidad familiar se conocen situaciones bastante problemáticas, en las que la presencia de conflictos y dificultades de toda índole, ponen en riesgo la estabilidad del núcleo familiar y la capacidad de cuidado y protección de sus miembros, con consecuencias nefastas para las niñas y los niños que pertenecen a esos sistemas familiares.

Las familias son como una rueda que gira y se repite a sí misma. Cierto es que en ese continuo girar, y fruto de la erosión marcada por el paso del tiempo, sus cambios suelen ser evolutivamente lentos, pero suceden, y esto repercute en todos los miembros de la familia.

Esos cambios, muchas veces suceden gracias a la intervención de los equipos profesionales que intervienen desde los servicios sociales: hoy nos dirigimos a los Equipos de Tratamiento Familiar.

En esas intervenciones se toman decisiones –no fáciles- en escenarios de mucha incertidumbre y duda, y las consecuencias de esas decisiones pueden ser muy comprometidas para el bienestar de las personas menores de edad atendidas, así como para el resto de miembros de esa familia.

Por este motivo decimos que trabajar en estos ámbitos tiene una gran carga emocional en las y los profesionales, lo que puede desembocar fácilmente en desgaste.

Los equipos de profesionales tienen una capacidad que las familias azotadas por diferentes problemas no tienen:

Pueden identificar aspectos que las propias familias envueltas en sus dramas no ven: los factores de riesgo para las personas más vulnerables de la familia, y los factores de protección. Pero, además, también tienen la posibilidad de vislumbrar pequeños cambios que mejoren la situación dada, a través del desarrollo de un proyecto de intervención.

Claro está que no es sencillo gestionar todos los movimientos que hay que obrar para dar cumplimiento a un plan de intervención, ya que las familias son entes vivos, y los procesos de toma de decisiones van a estar presentes durante todo el desarrolló de ese plan, siendo más complicado en unos casos que en otros.

Cuando las personas profesionales tenemos las situaciones muy claras y definidas, cuando no hay duda alguna sobre lo que debemos hacer en una situación, no se produce ningún tipo de dilema o conflicto desde el punto de vista ético, ya que está claro que el curso de acción indicado se ve a simple vista, y además hay que actuar con la mayor celeridad.

Sin embargo, en servicios sociales hay muchas situaciones que no ofrecen esa certidumbre para tomar una decisión sin que nos tiemble el pulso, ya que hay momentos en los que ninguna opción parece ser la buena, o al menos aceptable, y en esos momentos se producen muchas situaciones de duda, tensión y desgaste. Surgen los tejidos dilemas o conflictos éticos.

En la teoría moral, la palabra ‘dilema’ es un problema o una decisión que hay que tomar cuando se tienen razones que justificarían decidir entre más de una acción, y cuando el tiempo o los recursos no permiten tomar ambas acciones; en este caso, tomar cualquiera de las opciones disponibles podría implicar para el/la profesional de que se trate un coste moral (Rondón y Taboada, 2013).

Hay una investigación nacional realizada por la Universidad Pública de Navarra que recoge los dilemas éticos más frecuentes a los que se enfrentan los trabajadores y las trabajadoras sociales en España (extrapolable fácilmente al ámbito de intervención de los servicios sociales):

  • Dilema nº 1: El deber de informar a terceras personas por un posible daño a terceros
  • Dilema nº 2: El Respeto a la autonomía de las personas usuarias
  • Dilema nº 3: La incompetencia de otro profesional
  • Dilema nº 4: El Respeto de la confidencialidad
  • Dilema nº 5: La duración del tiempo de la intervención
  • Dilema nº 6: La distribución de recursos disponibles (justicia)
  • Dilema nº 7: Decir la verdad, no toda la verdad o mentir
  • Dilema nº 8: La realización de informes sobre las personas usuarias
  • Dilema nº 9: Los asuntos de contraprestaciones económicas o materiales
  • Dilema nº 10: La revelación de datos de la historia social
  • Dilema nº 11: El consentimiento informado

Fuente: Ballestero, Uriz y Viscarret, 2012.

La Ley de Servicios Sociales de Andalucía señala en su art. 46, relativo al Proyecto de Intervención, que, en los casos de mayor complejidad, situaciones de riesgo o desprotección social, el Proyecto de Intervención Social contemplará los instrumentos y mecanismos dispuestos para la toma de decisiones basadas en la deliberación ética.

La Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía contempla la disposición de algunas herramientas de apoyo ético a profesionales de los servicios sociales, como por ejemplo la creación de comités de ética, de espacios de reflexión ética, la auditoría ética y la realización de acciones formativas relacionadas con la deliberación.

La deliberación es fundamental para tomar decisiones reflexionadas y prudentes, ya que las consecuencias de lo que decidimos puede tener gran repercusión en la vida de las personas con las que trabajamos. El riesgo de desgaste profesional en los servicios sociales es mucho mayor cuando sus profesionales deben tomar decisiones difíciles en solitario (bajo su responsabilidad) y en función de su propio esquema moral y capacidad para asumir riesgos, con el handicap que supone escoger una alternativa de respuesta que sabemos de antemano afectará gravemente el proyecto de vida de una persona.

A veces hablamos de elecciones trágicas.

Inmaculada Asensio.

Cuando los y las profesionales toman una decisión y optan por la alternativa que consideran ‘menos mala’, suelen tener un sentimiento similar al de culpa, una especie de remordimiento o de cierto lamento, al que Foot y otros filósofos morales llaman «el residuo que deja el dilema». Por ello, los dilemas son tan” incómodos” y crean tanto desasosiego entre los y las profesionales, puesto que tienen cierto ‘coste moral’ (Rondón y Taboada, 2013).

Método Deliberativo. Dr. Diego Gracia, 2004

Dr. Diego Gracia. Filósofo, médico y máximo representante de la bioética en España, ocupa desde 1979 la Cátedra de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Es miembro de la Real Academia de Medicina, Director del Instituto de Bioética de la Fundación de Ciencias de la Salud y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Es autor de obras de referencia en la bioética internacional.

Deliberar

1. Reflexionar antes de tomar una decisión, considerando detenidamente los pros y los contras o los motivos por los que se toma.

2. Tomar una decisión después de un detenido análisis de los pros y los contras.

3. La deliberación consiste en el análisis detenido de las circunstancias y consecuencias que concurren en una situación concreta, y por tanto también en la identificación de los cursos de acción posibles y de entre todos ellos, del curso óptimo.

Características del razonamiento deliberativo (Zamora, Mª. A. y Castillo, A, 2018):

  1. Su objetivo es la toma de decisiones.
  2. Es un razonamiento práctico, no teórico. (Gracia, 2009).
  3. Evalúa las circunstancias concretas que concurren en el caso y las consecuencias previsibles.
  4. La deliberación es la búsqueda de la racionalidad en el mundo de la incertidumbre, pero no provee certezas, sino alternativas prudentes.
  5. Es compatible con la pluralidad de soluciones a un mismo problema.
  6. La deliberación nunca se puede llevar a cabo en solitario, requiere de la discusión y el diálogo con el otro: grupo.

¿Cuáles son las fases del Método Deliberativo?

1. DELIBERACIÓN SOBRE LOS HECHOS:  Historia clínica, psicológica y/o social

Se presenta el caso que nos ha generado el conflicto ético, aportando los detalles necesarios, para lo cual tendremos que tener elaborada la historia clínica del caso, poniendo especial cuidado en no realizar apreciaciones personales ni subjetivas.

2. DELIBERACIÓN SOBRE LOS VALORES: No Maleficencia, Justicia, Autonomía y Bienestar

Primero: identificación de los conflictos o problemas éticos que encontramos en el caso. Un conflicto implica siempre una contradicción, una duda, un dilema. Angustia.

Segundo: identificar qué valores están enfrentados respecto a problema identificado. Si tomas una determinación respecto al caso, perjudica otro aspecto de la situación. De los valores surgen los juicios de valor, por tanto, hay una estimación (valoración) sobre ellos.

3. DELIBERACIÓN SOBRE LOS DEBERES: Posibles cursos de acción (soluciones)

     3.1. Identificación de los cursos de acción extremos.

     3.2. Identificación de los cursos de acción intermedios

     3. 3. Identificación del curso óptimo de acción.

4. ANÁLISIS DE LAS PRUEBAS DE CONSISTENCIA:

    Legalidad, Temporalidad y Publicidad

5. TOMA DE DECISIÓN

Una vez atravesado todo el proceso, se decide cuál es la decisión óptima, a la luz del proceso y de las pruebas de consistencia practicadas.

Visto de este modo, el planteamiento es teórico y muy escueto, pues no se puede pretender en una sesión de 20 minutos aprender a deliberar. Lo que sí es cierto, es que a mi juicio este es el giro de tuerca necesario para brindar una atención de más calidad desde los servicios sociales, y también más cuidadora con las plantillas de profesionales, por todos los riesgos laborales psicosociales aparejados a este tipo de trabajo.

Muchas gracias.

Inmaculada Asensio Fernández.

La red de apoyo familiar es importante para atravesar dificultades y reveses de la vida

La red de apoyo familiar

Elaboración propia

Ciertamente, los cambios bruscos en las dinámicas familiares pueden causar estrés y conflicto entre los miembros de una familia -incluso de las llamadas bien avenidas– como se suele decir; sobre todo cuando se trata de situaciones inesperadas o situaciones de dependencia de los miembros principales de la familia. Y cuando digo ´principales´ me refiero a que son los que tradicionalmente han sido proveedores -y no receptores- de soporte y ayuda.

El Alzheimer es una enfermedad compleja que requiere mucho apoyo a la persona y a sus cuidadores, y ahí la familia funciona como una red en la que apoyarse. Cuantos más hilos tiene esta red, más fuerte es y más fácil es apoyarse… los unos en los otros.

Pero,

 ¿qué sucede en esas situaciones en las que no se pueden reorganizar los roles dentro de la familia para proveer de los cuidados precisos?, ¿qué sucede cuando recae más carga en unos miembros que en otros?, ¿qué sucede cuando algunos miembros de la familia consideran que a ellos no les corresponde cargar con las nuevas responsabilidades y tareas de cuidado -quizá por ser hombres- como sucede muchas veces?

Ahí está el tema central de muchos problemas que surgen en las familias cuando unos necesitan apoyarse en otros… y esa figurada red está muy tensa por un lado, y muy floja o distendida por otro… o incluso con agujeros enormes –ausencias-  en algunos lados de esa red que impiden un verdadero apoyo sin desplomarse al suelo.

Desde un punto de vista antropológico todas las personas somos vulnerables, por tanto, nadie está exento de la enfermedad, la dependencia o la muerte. Las situaciones de dependencia suelen ser fuente de conflicto en la familia, y en ocasiones es necesario realizar un trabajo para alcanzar acuerdos basados en el amor, el respeto y la lealtad hacia ese miembro que ahora es vulnerable y necesita del resto. También por amor, respeto y lealtad hacia el resto de personas que componen la familia es necesario mostrar una actitud receptiva a negociar los nuevos roles y responsabilidades derivados de esta nueva situación, pues una familia es un sistema y lo que ocurre a unos afecta al resto, lo creamos o no. Más cuando hay dificultades, todas las ayudas son pocas.

Lamentablemente, hay situaciones en las que los conflictos familiares son verdaderamente graves.  La mediación aquí funciona bastante bien. Hay oficinas de servicios sociales municipales que ofrecen el servicio de manera gratuita, depende de la comunidad autónoma. Desde luego es una herramienta eficaz para permitir que se produzca el fenómeno de la comunicación entre unos y otros, que es lo más importante cuando se ha producido una situación de gran distanciamiento emocional y/o de ruptura de lazos de convivencia y afecto. El único requisito para hacer una mediación es que todos los miembros implicados en el conflicto accedan voluntariamente a recibir este servicio. Merece la pena.

Romper la baraja y cortar por lo sano puede ser una vía de escape –desde mi punto de vista- cuando en esa familia hay muchas situaciones no resueltas que vienen de tiempos pasados, o cuando un miembro de esa familia se siente injustamente tratado y todo intento de acercamiento despierta ampollas muy dolorosas.

No obstante lo dicho, merece la pena recordar que no hay heridas que pesen más que las que tienen que ver con la propia familia. Por este motivo, lo que se hace en beneficio de uno de sus miembros va en beneficio del resto, y si es con conciencia y voluntad, mucho mayor es el efecto reparador para todos y todas. Muchas veces se trata de esto: pequeños gestos de reparación que humanizan y apaciguan a todos.

Inmaculada Asensio Fernández

La familia puede ser la mayor fuente de amor y la mayor fuente de conflicto

La familia

Diseño propio.

En nombre del amor y de la lealtad a la familia se han permitido verdaderas atrocidades. Se han ocultado situaciones de malos tratos y abusos; se han limitado las posibilidades de tener una buena vida a muchos de sus miembros, sobre todo los más jóvenes e indefensos; y se ha condenado a algunos de ellos a vivir de un modo no acorde a sus gustos e intereses, con una sensación de frustración permanente de por vida. Esto son sólo algunos ejemplos de que hay situaciones de elevada conflictividad entre los miembros de una familia que verdaderamente superan la ficción.

Está muy bien defender la familia, o mejor dicho, los diferentes modelos de familia, pero si el grupo familiar no funciona y proporciona más mal que bien a sus miembros, hay que poner distancia entre todos ellos, y aprender las habilidades y recursos necesarios para hacerse cargo de la propia vida en solitario, o con la compañía de nuevos afectos: nueva familia, por ejemplo. No digo yo que esa persona no vaya a caminar sin “taras” emocionales, pero desde luego tendrá alguna opción de liberarse del yugo de la tradición impuesto, y de una buena parte de conflictos y problemas no creados, sino asumidos desde el mismo momento de su concepción.

Si la familia nutre, ampara, enseña, cuida y defiende a los suyos: es útil y cumple una buena función para la sociedad que somos todos y todas. Pero si esta familia funciona bajo las reglas del desorden y del caos, no es de recibo pedir a sus miembros que se sometan y renuncien a tener una buena vida.

Ni esclavos del fracaso –bajo esquemas repetidos de generación en generación-, ni crueles insensibles que desprecian a sus antecesores, pues cuando una familia no funciona hay poderosas razones que operan tras la compleja trama que los enreda y los condena a todos, y la inconsciencia suele ser la que impide la resolución del entuerto, de cara a futuras generaciones.

La cuestión está en encontrar el término medio. Si la familia no es nutritiva y daña, bien se puede hacer un trabajo para tomar consciencia de ello y poder revertir la situación –en la medida de lo posible-, o bien se pueden liberar cadenas para que se salve quién pueda (cuantos más mejor).

Una buena manera de eliminar cadenas opresoras es el acceso a la educación y a una buena formación reglada. Tener ingresos y posibilidades de sostenerse de manera autónoma. También se pueden eliminar cadenas con la ayuda de la terapia, o con el sostén de los buenos amigos, o incluso otros miembros de la familia extensa. A veces la ayuda llega de la mano de un buen maestro o una buena profesora, o de un profesional del trabajo social. Cualquier persona puede ayudar al que sufre, y proporcionar un leve grano de arena que alivie su malestar y lo impulse hacia adelante.

Lo que tampoco es lícito es que un grupo de personas (llamadas FAMILIA) se sientan  forzadas a permanecer unidas, cuando individualmente sus miembros funcionan bien y con calidad de vida, pero cuando se unen sufren y enferman. No creo yo necesario que las personas tengan que estar unidas en la desgracia, en nombre de la tradición y de la FAMILIA.

Aunque claro, esto es sólo una reflexión más en el océano insondable de las familias, ¿cuál es la tuya?

Inmaculada Asensio Fernández

Cuando la familia funciona, la sociedad funciona

En esta ocasión comparto una entrevista realizada para el diario almeriense «La Voz de Almería», publicada el día de ayer. Ciertamente, tras una conversación distendida de hora y media, no se recoge todo lo hablado en cada una de las respuestas, pero es una síntesis clara de la entrevista. Sólo me queda dar las gracias al periodista Alberto Gutiérrez por su profesionalidad, sencillez y cercanía… y también por el café. 

Cuando la familia funciona la sociedad funciona7

Inmaculada Asensio Fernández.

Tengo un problema familiar insostenible. ¿Quién me ayuda?

simpsons

La familia Simpson al completo

Considero que es ingenuo pensar que los servicios sociales comunitarios o de atención primaria pueden proporcionar una sólida respuesta a la multitud de problemas graves por los que atraviesan las familias hoy día, al menos en Andalucía (desconozco el funcionamiento en el resto de comunidades autónomas). Y esto sucede, no porque los profesionales o los equipos descuiden su cometido, sino porque dada la dotación de personal y de recursos materiales con los que se cuenta (más bien escasos) no se puede atender de manera integral toda la demanda que se recibe, sino que se atiende lo inmediato y urgente, pero con todo tipo de precariedades y limitaciones, siendo la falta de tiempo y de profesionales la más notoria. Esto dificulta que se pueda demostrar la eficacia de las intervenciones profesionales para mejorar los problemas sociales por los que atraviesan las familias, así como facilita que se tache a los y las trabajadoras sociales de meras gestoras de recursos.

Los servicios sociales necesitan un impulso por parte de los poderes públicos, una mayor dotación económica, y extender su horario de atención a las mañanas y las tardes, pues hay multitud de situaciones que no se pueden atender ni investigar en horario de mañana *(por ejemplo valorar la atención y cuidados que recibe un menor en su entorno familiar, que en horario diurno está escolarizado, o una persona mayor que asiste a un centro de día de 9 a 15h, por citar algunos ejemplos). Las visitas a domicilio en horario diurno no permiten valorar -en todos los casos- la calidad de las relaciones y cómo se desenvuelven los miembros de esa familia en los horarios en los que realmente conviven.
Sin embargo esto es lo que tenemos: servicios sociales con poco personal, pocos medios materiales para abordar los problemas, y con un horario de atención de 08h a 15h.

Este es un punto ciego importante de los servicios sociales.

Dado que el éxito llama al éxito, cuanto más se pueda demostrar la eficacia y buenos resultados de los servicios sociales en la calidad de vida de las personas y familias, más se podrá luchar por una seria y comprometida financiación.

Hay familias que demandan ayuda a los servicios sociales para encauzar determinados problemas de desajuste personal y social, con graves implicaciones en la convivencia diaria y que emocionalmente desborda a quién los padece, hasta el punto de no encontrar salida.

¿Imagináis lo que tiene que ser encontrarse atrapado en un laberinto lleno de trampas y de zonas oscuras, por la que da miedo transitar y sin saber hacia donde dirigir el próximo paso?  – Pues esta es la sensación por la que atraviesan muchas familias azotadas por problemas o carencias serias, e incluso algunas de ellas viven ahí toda su vida… en el laberinto.

Y es que los problemas tienen una serie de particularidades para quién los padece, a saber:

  1. Generan estrés, que además se propaga como la pólvora sobre todas las personas que conviven y que de algún modo están afectadas por la situación problema. Ésto genera importantes bloqueos mentales que reducen la posibilidad de éxito ante los intentos desesperados por solucionar el problema, pues además el estrés es corrosivo a nivel emocional y físico: enferma.
  2. Al no encontrar salida, se genera una tensión en algunos casos insoportable, que obliga al individuo a realizar algún tipo de huida o de  adaptación a la desesperada, lo que puede generar la toma de decisiones no razonada sobre aspectos vitales en la marcha de la familia, algunas de ellas con consecuencias irreversibles (como por ejemplo las agresiones,  el consumo de tóxicos o incluso yendo más allá el suicidio).
  3. El tratar de resolver un problema una y otra vez sin encontrar resultados, genera un sentimiento de abatimiento y de *indefensión aprendida que de algún modo ancla los problemas, con el consiguiente dolor y perpetuación de los mismos, cobrándose las posibilidades de acceso a un futuro mejor de muchos de sus miembros. Una condena, vamos.

Más información sobre indefensión aprendida: http://inmaculadasol.com/2014/02/18/no-se-defenderme/

¿Y a mí quién me ayuda?

Dependiendo de la red de apoyo con la que cuente la persona o familia en cuestión, el impacto del problema será mayor o menor. Cuando el apoyo no es sólido o se carece de él, los problemas generan aún más disfuncionalidad y dificultades para esa familia o unidad de convivencia, con el consiguiente agravamiento de todos sus males.

Los servicios sociales comunitarios están ahí para brindar ayuda cuando las redes naturales de apoyo (familia) están desgastadas o no funcionan, pero la realidad es que la ayuda está muy categorizada o canalizada a través de las  leyes, programas y proyectos que marcan las líneas políticas prioritarias de actuación del momento en materia social, y en éstas pueden no encajar nuevas situaciones que surgen y que desbordan a las familias.

Unido a ello encontramos variadas situaciones en las que no se cuenta con el apoyo instrumental requerido para abordar casos complejos (como por ejemplo el apoyo de un profesional de la abogacía especializado en derecho de familia que pueda asesorar legalmente a un padre acerca de la toma de la custodia de sus hijos, en aquellos casos en los que es la madre natural la que no proporciona una atención adecuada a los mismos; o un profesional de la psicología efectivamente disponible, para abordar problemas conyugales que exceden a las meras discusiones domésticas de la convivencia, y que están poniendo en jaque a toda la familia de manera irremediable). Demostrar la viabilidad de ciertas posibilidades de mejora en una familia que por el momento han sido poco exploradas o comunes (como lo es que un padre pida la custodia de sus hijos por motivos graves), requiere de un asesoramiento específico y completo que no todo el mundo puede pagar.

Y si no puedo pagar, y si me dicen que no hay una respuesta clara para lo que estoy pidiendo ¿Cómo regreso a mi casa, donde tengo todos esos problemas que no sé cómo solucionar? Si verdaderamente se nos ha inculcado que pedir ayuda es un recurso ¿Cómo puedo hacer uso de él si no encuentro ningún tipo de respuesta articulada para tranquilizar mis angustias y quebraderos de cabeza?

Los y las trabajadoras sociales intentan atender todo lo que les llega, pero desde la integridad y la honestidad que ponen de relieve en su trabajo diario, no pueden comprometerse a dar un paso más largo que su pierna, lo que se traduce en que no pueden responder afirmativamente a todas las demandas de ayuda. Son muchas las veces que para atender lo básico y urgente hay que echar mano de lista de espera en muchos ayuntamientos.

Tras todo lo dicho y hablando en términos muy generales, se puede decir que con frecuencia somos «sostenedores» de situaciones penosas y dramáticas que escandalizarían a cualquier ciudadano de a pié que no tenga el peso de haber nacido en un entorno cuyas relaciones familiares hayan sido problemáticas, o con graves carencias afectivas o dificultades económicas o de salud, por citar sólo algunos ejemplos.

Por algo dice el refrán que «a perro flaco todo lo que se le pegan son pulgas«.

¿Cuál es mi sueño? 

Para ser realista en mis peticiones, me voy a centrar en tres aspectos:

  1. Que cada persona que se encuentre sufriendo un problema que no sabe cómo resolver, ni cómo enfrentar, pueda encontrar una respuesta firme y de apoyo por parte de los servicios sociales, pero sin peros ni rebajas. Una atención inmediata ante cualquier situación de crisis personal y o familiar.
  2. Que haya equipos multidisciplinares disponibles para todas las oficinas de servicios sociales comunitarios, esto es: profesionales del trabajo social, de la psicología, de la educación social y con perfiles de derecho, pues abundan los casos que requieren de un exhaustivo asesoramiento legal en materia de derecho de familia.
  3. Ampliar la cobertura de los servicios sociales a las tardes; esto es, que tengan dos turnos, de 08 a 15horas y de 15h a 22horas.

Lo que no se atiende se agrava, y donde originariamente había un problema fácilmente abordable con apoyo profesional, acaba derivando en una situación insostenible con secuelas para todos los miembros de una familia. Y luego decimos que los problemas se perpetúan de generación en generación, y es que lo que no se aborda no desaparece.

Inmaculada Asensio Fernández.

La familia disfuncional: ¿una oportunidad o una condena?

sin chan

FAMILIA SHIN CHAN. Imagen tomada de: http://misiontokyo.com/noticias/24810

La familia es la unidad básica de convivencia y en teoría está concebida para el adecuado desarrollo de la persona en sociedad, proporcionando seguridad, afecto y dotando a cada uno de sus miembros de las herramientas necesarias para la vida.

A pesar de que la labor de la familia ha de servir de sostén, cobijo y apoyo para sus miembros, muchas veces se da justamente lo contrario, se configura como un nicho de problemas y conflictos para todos los integrantes de la misma, con sus correspondientes desajustes y secuelas para alcanzar un óptimo desarrollo en la vida, y para desenvolverse de manera adecuada en el momento de decidir crear una familia propia.

Cuando decimos que una familia es disfuncional, nos referimos a que no funciona, es decir, a que la función o papel biológico esencial que tiene asignada no se cumple debidamente, pudiéndose observar una desestructura importante en su núcleo esencial. Esta desestructura conduce a situaciones de estrés e inseguridad en todos los componentes del sistema familiar, generando un patrón de repeticiones que se prolongan de generación en generación, difíciles por tanto de romper, y que además afectan a la calidad de la comunicación e interacción entre los miembros de la familia, y de éstos respecto a su medio más próximo, con el resto de personas.

Se puede decir que cada familia es como una rueda que se repite a sí misma, de manera incesante. Cada generación tiene la posibilidad de superar algunos patrones o dificultades que le llegan de serie, pero hay otros muchos aspectos que pasarán a repetirse sin más, salvo que se produzca algún hecho que facilite la toma de conciencia (aunque NO sea por parte de todo el clan), pero ya se sabe que en un sistema, cambiando un solo elemento, se producen cambios en TODO el sistema.

Comic disfuncionalidad 1

Cada persona tiene la libre opción o el libre albedrío para decidir con qué cargar de su familia. Esto puede convertirse en un verdadero trabajo personal para cada individuo, pero lo que está claro es que merece la pena intentarlo. Esta vida es todo lo que tienes. Todo el mundo tiene derecho a encontrar el bienestar, o felicidad, como le llaman otros.

Manual breve para personas sumergidas en sistemas familiares complejos o conflictivos:

Comic disfuncionalidad 2

1º Acepta tu historia, lo que has vivido y tus sentimientos, frustraciones y contradicciones. Se puede decir que una persona es una suma de diferentes caras o facetas: o dicho de otro modo, hay diferentes “yoes” (muchos aprendidos en familia) que viven en ti.

2º Contrasta con tu entorno tus vivencias, la interpretación que haces de ellas, tus puntos de vista sobre las cosas que te preocupan, tus objetivos, recursos y apoyos para afrontar los retos que te va planteando la vida. Contrastar todo esto te sirve para crear tu propio mapa de localización, o SLAM –como lo llaman en robótica- del Inglés Simultaneous Localization And Mapping. Esto te ayuda a situarte y a edificarte sólidamente, para moverte por el entorno con mayor seguridad.

*Leer más sobre SLAM: http://es.wikipedia.org/wiki/SLAM_%28rob%C3%B3tica%29

3º No trates de cambiar a nadie de tu familia. Ellos no tienen que cambiar por ti, y lo más probable es que ni lo intenten. La motivación por el cambio ha de ser tuya, por ti y para ti.

Comic disfuncionalidad 3

4º Cuídate tú sobre todas las cosas. El autocuidado implica no cargar con lo que no es tuyo, no hacerte daño, no llevarte al pozo de la confusión una y otra vez. Aprende a calmar tu mente.

5º Despídete de lo que ya no quieres para tu vida, de todo eso que tú misma te haces en relación con tu familia, en interacción con ellos. Tus patrones, tus improntas, tus caminos conocidos, tus roles… rompe con todo eso, tomando conciencia y confiando en ti.

6º Describe y Escribe qué tipo de vida es la que tú deseas. Cuanto más detallado mejor. Imagínate que hubiera un doble tuyo por ahí en el mundo, mucho más inteligente que tú, y que fuese capaz de procurarte todo eso, necesitando sólo saber lo que tú quieres, sin lugar a dudas.

7º Si para iniciar el vuelo que te llevará a crear tu propio camino necesitas despedirte de tu familia de origen, aunque no se trate de una despedida real, sino simbólica:

– ¡Házlo!

Confiérete el derecho a separarte prudencialmente, para poder obtener una panorámica general de todo lo que te ha rodeado hasta ahora, y para tomar el impulso justamente desde ese lugar, agradeciendo lo que sí recibiste (en primer lugar la vida) y comprometiéndote a hacer algo valioso con ella. Como diría el autor Viktor L. Frankl, algo con sentido.

Sea como fuere: SIGUE CAMINANDO.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

¡Vaya familia que tienes tú!, ¿no?

gato sorprendido

Hay personas que se sorprenden cuando conocen detalles íntimos sobre la suerte de vida que han tenido otras. Sucesos acaecidos en el pasado por parte de un padre, una madre, una tía, una hermana, una abuela, etc, en la que alguien–como se suele decir- ha salido mal parado. Se sorprenden, cuál inocentes aves recién caídas del nido, y se preguntan cómo es posible que semejantes historias puedan darse en el seno de una familia… sobre todo de una familia de la que cabe esperar que alcance el calificativo de NORMAL.

“¿Cómo es posible que no conozcas a tu padre? ¿O que tu abuela haya crecido al amparo de una institución pública u hospicio? ¿Cómo es que tu primo ha estado enganchado a la droga? ¿De verdad tu tía estuvo en la cárcel? ¿Sufriste malos tratos de niño? ¿Cómo es eso de que tu familia era muy pobre? ¿De verdad tu madre tenía problemas de salud mental graves? (…)”.

¡¡¡Es para echarse las manos a la cabeza!!! – exclaman algunos-as, con un gesto que oscila entre la incredulidad, la pena, la fatalidad, e incluso la vergüenza.

Estos pueden ser simples ejemplos de situaciones familiares que podrían despertar asombro en muchas personas; sin embargo no creáis que conforman hechos aislados, sino que son susceptibles de darse en el marco de cualquier familia, independientemente del status social y cultural que tenga.

La mayor parte de las veces, lo que no se conoce, NO EXISTE (o mejor dicho, es como si no existiera).

No todas las familias atraviesan por las mismas experiencias y dificultades, eso está claro. Y por este motivo, cada persona tiene su propio MAPA, su hoja de ruta con la que ver el mundo… con indicaciones, caminos y señalizaciones más o menos flexibles. Con la ayuda de este mapa nutre su vida y sus relaciones.

Ejerzo profesionalmente como trabajadora social. En mis 11 años y pico de carrera profesional he realizado multitud de visitas domiciliarias y entrevistas, a personas y familias, cuyos relatos de vida no dejaban indiferente a cualquiera. Episodios duros, experiencias dolorosas y también de mucha superación personal, o resiliencia. Puedo decir que ya casi no me sorprendo de nada, lo cual no significa que no haya situaciones, a veces, que me toquen o me sobrecojan de algún modo. Por alguna razón nos recuerda Elsa Punset, que el lenguaje universal de las personas humanas son las emociones, y éstas nos las comunicamos simplemente mirándonos a los ojos.

He tenido entrevistas en las que he observado a la persona hablar con la boca pequeña acerca de ciertos detalles privados de su historia; justificándose exageradamente, apelando a la vergüenza ajena para continuar su relato con normalidad, bajando la cabeza. En muchas ocasiones les digo: no os preocupéis, como dijo un tal Terencio: “nada de lo humano me es ajeno”, y además, yo también tengo familia. En ese momento detecto un gesto de relajación o calma. Es como si ese simple comentario les legitimara para expresarse con naturalidad y sin miedo, desde una posición digna.

La persona que tropieza… o se cae, o aventaja camino” (dicho popular).

La apertura hacia aquello que es desconocido, sin juicios y sin miedos, nos puede ayudar a comprender y a aceptar la diversidad de situaciones familiares (o personales) que coexisten en nuestro entorno; a ser más empáticos, a ponernos en el lugar del otro; pero no hace falta irse muy lejos para toparse con la diversidad, sólo tienes que echar una ojeada a tu ciudad, a tu barrio, a tu bloque de vecinos…  con una actitud abierta, con la curiosidad de un niño o una niña.

Antes de echarnos las manos a la cabeza,

conviene levantar la vista del propio ombligo

y observar el mundo,

la especie que somos.

Las manos sueltas y ligeras

 facilitan el caminar.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández