Homenaje a Nevenka Fernández, hija predilecta de Ponferrada

Nevenka luchó para demostrar la verdad sobre el acoso sexual que sufrió a manos del Alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez (1999), y pagó un precio muy alto: el escarnio público por parte de su vecindad y también el «exilio» lejos de su comunidad y familia.

Hoy día 8 de marzo es necesario rememorar su historia, el acoso y maltrato psicológico que sufrió por parte del único condenado: Ismael Álvarez.

Hablamos de finales de los noventa, momento en que Nevenka era muy joven y quería hacer carrera política en el Ayuntamiento de su localidad, ya que además contaba con toda la preparación académica para ello, pero el hombre más poderoso del Ayuntamiento se lo impidió. ¿El motivo? Negarse a mantener una relación (relaciones) con él, un depredador en toda regla (algunas personas lo llamaban conquistador y «donjuan») .

Como la mayor parte de las relaciones tortuosas y tóxicas (de pareja, laborales o de otro tipo) los comportamientos inadecuados, humillantes y/o agresivos se fraguan poco a poco, a fuego lento, de manera que se va tejiendo una tela de araña que no se ve a simple vista…, hasta que la víctima está envuelta por completo en ella. No te das cuenta de lo que estás viviendo hasta que «estás hecha una piltrafa«, dice Nevenka en el documental que lleva su nombre y cuenta su historia.

Pasó de sentirse cortejada por un hombre con aparente poder y seguridad en sí mismo, a sentirse culpable y responsable porque a ella no le gustaba y no quería estar con él… No quería intimar con él.

Ella se sentía responsable por haber tenido una relación con él al principio de conocerlo (una relación muy corta y que finalizó casi al momento de comenzar, pues ella se dio cuenta en seguida que no le gustaba). También sentía vergüenza de sí misma cuando se le pasaba por la cabeza contar lo que estaba viviendo en su Ayuntamiento, por el fuerte componente cultural que suponía trabajar como concejal. No quería señalarse, pero además pensaba que nadie la creería y que seria considerada una «trepa» por poner en el foco a su Alcalde… sería culpabilizada socialmente.

Desgraciadamente no se equivocaba Nevenka, pues justamente fue eso lo que sucedió.

Ella intentaba llevarse bien con Ismael, normalizar la relación laboral, pero esto no era posible por el comportamiento del Alcalde con la Edil. Él insistía en tener algo juntos -lo que sea- y ella lo rechazaba con los argumentos más amables posibles. A veces él se mostraba comprensivo hacia su rechazo, otras veces se victimizaba y le decía que se iba a suicidar; y otras montaba en cólera, la trataba con desprecio en público, la ridiculizaba y vejaba con agresividad en situaciones laborales, la insultaba (la llamaba hija de puta)…

La denostaba en su trabajo conforme ella se aposentaba en el NO ES NO.

La trataba mal en público, pero luego se disculpaba con ella a solas. La joven Nevenka lo iba dejando pasar, lo justificaba… y él fue ganando terreno. Poco a poco y casi sin darse cuenta fue entrando en depresión.

Esa fue la puerta abierta de par en par al acoso: no pararlo en seco, no ponerle límites.

Los depredadores sexuales tienen un comportamiento perverso, e incluso se sienten absolutamente impunes con su actitud hacia su víctima. Ellos sienten que las víctimas son ellos porque no pueden tener aquello que desean.

La estrategia de Ismael Álvarez, condenado por acoso, fue la invasión a Nevenka, asfixiarla, aislarla y dejarla sin espacio y sin capacidad de reacción, por su actitud ambivalente y contradictoria. Una de cal y otra de arena. Ella, además, era muy joven e inexperta, pero qué mujer no se siente identificada con comportamientos pesados -entre paréntesis, insistentes- y babosos por parte de hombres en diferentes contextos de vida: en la calle, en los locales de ocio nocturno, en las relaciones profesionales, en la Facultad, y en situaciones varias… Cuanto más joven, más posibilidades de sufrir acoso siendo mujer. Esto lo atestiguo con mi propia experiencia como mujer.

Y finalmente te das cuenta que la supervivencia está en huir, luchar o morir, y esto lo describe muy bien Nevenka en el documental que lleva su nombre.

Ella pasó por la huida, la lucha y casi la muerte, pero los ataques de pánico la hicieron reaccionar y PEDIR AYUDA.

Bendita ansiedad que te zarandea y te obliga a encarar la situación pidiendo ayuda, el cuerpo es sabio y, como dice la psicoterapeuta alemana Alice Miller en uno de sus manuales, nunca miente.

«Contó a alguien su infierno y la creyó. Esto la legitimó».

En su defensa, sufrió toda clase de injusticias y humillaciones, hasta por los servidores públicos: el primer fiscal en su juicio contra el Alcalde es un buen ejemplo de ello: José Luis García Ancos. Nevenka se mantuvo en la lucha, y ahí también se recuperó un poco a sí misma, pero las secuelas fueron inmensas. Ahora con el documental que lleva su nombre se está haciendo justicia, por ella y por todas las que lo han padecido y las que hemos padecido otras situaciones machistas e inapropiadas

En la actualidad es fácil indignarse al conocer los detalles de la historia de Nevenka, pero la sociedad de los noventa no es la misma que la de ahora; aunque también es cierto que las famosas «Manadas» y el movimiento «Me too» han mostrado que el machismo sigue latiendo bien fuerte y que aún hay mucho por lo que luchar. Algunas personas prefieren negar esto e insisten, por ejemplo, en que las Leyes contra la Violencia de Género sólo pretenden dividir a la sociedad y culpabilizar a los hombres… ¡Machistas!

La localidad de Ponferrada está en deuda con Nevenka, pues se alzaron en su contra a golpe de manifestación, ¿quién era ella para enfrentarse al Alcalde?… «A mi no me acosa nadie si no me dejo» – decía una vecina entre gritos ciegos y mezquinos, a la par que vítoreaba a su Alcalde.

Ahora, todas esas personas sólo pueden pedir disculpas por su mal hacer, o guardar un silencio vergonzante para siempre.

Nevenka, la sociedad hoy te rinde homenaje y la jaula de cristal desaparece. Por fin puedes sentirte libre y digna, como siempre has sido.

Inmaculada Asensio Fernández.

A mis sobrinos y sobrinas: abrid los ojos y leed mucho sobre la historia de España, y también sobre feminismo

Inmaculada Asensio.

La única manera de no repetir la historia es conocerla y aceptarla: reconocerla.

Sobrinos y sobrinas, como vuestra tía que soy –la tita Inma- quiero transmitiros que estoy muy preocupada por todos los cambios que están sucediendo a nivel político en España. Soy mujer y conozco bien mi historia y la de todas las mujeres con las que me he cruzado a lo largo de mi vida: de mi familia, de mi barrio, de mi colegio, de mi instituto, de mi universidad, de mi oficina y de todos los lugares por los que he viajado: Inglaterra, Escocia, Irlanda, Costa Rica, Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Marruecos, Brasil y California; y sin necesidad de pedir permiso lo afirmo  alto y claro: EL MACHISMO HA SIDO PARTE DE MI HISTORIA Y LA DE TODAS LAS MUJERES QUE HE CONOCIDO, en España y en el resto de países.

Quiero contarte esto para que tengas un argumento más que te ayude a indagar un poco acerca de todo lo que se dice sobre machismo y feminismo. Me gustaría que pudieras comparar lo que comento en estas líneas con tus experiencias, con la historia viva de aquellas personas con las que te cruces a lo largo de tu vida, y con lo que puedas leer en los libros: cuanto más leas, mejor. Si te quedas sólo con lo que oyes en la calle, de personas quizá cercanas, en internet, en la prensa o televisión… podrán intentar hacerte creer que el feminismo tiene propósitos ocultos, o negativos, pero lo que ocurre es que no interesa que las personas luchen por sus derechos, exijan un papel visible y activo en la sociedad.

¿Habéis oído hablar del feminismo? ¿Lo consideráis positivo o negativo?

Veréis, cuando yo era pequeña y estaba en el colegio una mañana vinieron a mi clase dos mujeres –no sé si eran maestras o psicólogas- a hablarnos sobre la mujer y su papel en la familia y en la sociedad. Recuerdo que juntamos nuestras mesas de clase en un gran circulo, y cada uno de nosotros y de nosotras fuimos haciendo un dibujo sobre cómo veíamos en casa a mamá y a papá. Yo, y casi todas las niñas de la clase, dibujé a mi madre cocinando, limpiando, lavando ropa, tendiendo y haciendo tareas domésticas en casa.  A mi padre lo dibujé sentado en una oficina y con muchos papeles sobre la mesa.

Una de estas mujeres nos pidió que representáramos una especie de teatrillo con estas escenas dibujadas, y nos hizo ver cómo las mujeres tenían un papel de total dedicación a su familia, un papel sumiso y con no mucha valoración por parte del resto de la familia.

Cuando nos preguntaban cómo sabíamos que mamá estaba cansada, o no quería hacer algo… sencillamente no lo sabíamos. Nadie en clase se preguntaba cómo estaba mamá, cómo se podía sentir después de ese largo día de trabajo, porque entre otras cosas, nadie consideraba eso “un trabajo”, sino más bien una obligación. Ellas nos hablaron de que las mujeres podían hacer muchas cosas que hacían también los hombres, e incluso -aunque cocinaran e hicieran muchas cosas en el hogar- también podían decidir trabajar fuera de la casa (igual que papá), y la manera de poder hacer esto (trabajar los dos) era que papá también colaborara en las tareas de la casa.  Casi todos los niños y las niñas nos reímos imaginando a papá haciendo tareas del hogar… ¡eso es imposible, papá se negará! Y es que en ese momento histórico, aquello era impensable. El hombre trabajaba en la calle y la mujer estaba en la casa con los hijos e hijas.

No me voy a detener, queridos sobris, a explicar las diferencias en la educación que hemos las hoy mujeres de mi época, cuando éramos niñas. Los roles de género eran muy distintos, y más de una y de dos (entre las que me incluyo) queríamos ser chicos para tener opciones distintas… y más libertad.

Sólo gracias a mi formación académica (y a que mi padre me impulsó a estudiar y me apoyó siempre para que pudiera tener más opciones de desarrollo en el futuro); y  también gracias a que he tenido la suerte de conocer personas con un buen nivel cultural y con mentalidad abierta y -por qué no decirlo- gracias a estas profesionales que nos explicaron que tanto el hombre como la mujer pueden trabajar en la casa como fuera de ella… pude plantearme un tipo de vida diferente al que estaba previsto para mi, pude enfrentarme a todos esos muros que la sociedad había levantado a mi alrededor por ser mujer: nunca quise ser «ama de casa», ni tuve una vocación decidida como cuidadora familiar no profesional. Mi vocación es ayudar a los demás, y mi sosiego lo he encontrado en los libros.

El feminismo no es lo contrario al machismo.

Esto es algo que mucha gente ignora, pero es un error que se soluciona de manera muy sencilla: acudiendo al diccionario. Vamos a ver qué nos dice el diccionario de la Real Academia Española del machismo y del feminismo:

Machismo

  1. m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
  2. m. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón (actitud de superioridad frente a la mujer).

Feminismo

  1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
  2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva de la igualdad del hombre y de la mujer.

Ahora bien, ya que hemos visto que no son antónimos, sino que machismo es superioridad, y que feminismo es igualdad, ¿cómo creéis que surgió el feminismo en España?

Aunque no lo imaginéis, hubo un tiempo en que las mujeres no podíamos votar; no podíamos abrir una cuenta bancaria sin el permiso de nuestro padre o nuestro marido; no podíamos testificar en nuestra propia defensa en un juicio; no podíamos casarnos con quién queríamos nosotras; no podíamos leer los libros que queríamos, y además no encontrábamos a las mujeres en los libros porque no existían en la literatura; no podíamos estudiar –ni mucho menos ir a la universidad; no podíamos trabajar, al menos no sin el permiso de nuestros maridos; no podíamos divorciarnos, ni siquiera cuando nuestro marido nos maltrataba, incluso gravemente y poniendo en riesgo nuestra vida. Nosotras, simplemente por ser mujeres, no éramos titulares de derechos civiles tan simples como éstos, sólo por el hecho de nacer mujeres.

Nuestro color era el rosa, y nuestra educación destinada a un solo fin: servir al hombre, obedecerle.

Pero en todo momento histórico ha habido personas luchadoras que han cambiado el rumbo de la historia, y que han puesto en riesgo su propia vida para defender aquello en lo que creían.

Lo primero que conseguimos fue el derecho al voto. 

El origen del feminismo lo encontramos en el sufragismo (sufragio=voto). Esas primeras mujeres que lucharon por el derecho al voto femenino, prohibido en España hasta el año 1931, que se aprobó en la Constitución de la primera república, pero ese año hubo elecciones y la mujer no pudo participar activamente. En realidad, la primera vez que la mujer pudo votar en España fue en el año 1933, y supuso el estreno de la mujer como ciudadana completa.

No fue fácil conseguir el derecho al voto: agresiones, abucheos, insultos, desconsideración y escarnio social y público… ¿de verdad creéis que las mujeres lo consiguieron sólo hablando sentadas tomando un café? ¡No! Fueron años de luchas y movilizaciones en las calles y ahora parece que todo eso no ha sucedido. Muchas personas quieren ocultar esta parte de la historia.

1981 fue un gran año para las mujeres en España.

Hasta 1981 las mujeres debían pedir permiso a su marido para poder trabajar, cobrar su salario, ejercer el comercio, abrir cuentas corrientes en bancos, sacar su pasaporte, el carné de conducir, etc. La mujer casada seguía la condición de su marido, incluso perdía su primer apellido por el del marido, y él decidía donde se vivía y donde no: toda buena mujer estaba siempre al lado de su marido, donde él quisiera estar. El marido podía disponer de los bienes comunes sin el consentimiento de su esposa, con la sola excepción de los inmuebles y establecimientos mercantiles. Hasta el año 1981 la mujer soltera se equiparaba a una persona menor de edad y no podía abandonar la casa sin el consentimiento de su padre. Siempre rebajada a la mínima expresión, sometida. Y además ese año se aprobó la primera ley de divorcio, que permitía –al menos legalmente- a una mujer separarse de su marido, aunque la sociedad lo castigaba, y la Iglesia también.

GRACIAS A LAS LUCHAS DE LAS MUJERES, SE AVANZÓ EN CONSEGUIR MÁS DERECHOS. Las mujeres crearon asociaciones, partidos y sindicatos -en 1987 ya había bastantes asociaciones que tuvieron una influencia decisiva en la evolución de las leyes y el establecimiento de las distintas medidas que se fueron adoptando para equiparar los derechos entre mujeres y hombres y se crearon organismos públicos para trabajar por la igualdad.

El hombre siempre ha tenido los privilegios otorgados por las leyes y las sociedades a lo largo del planeta; y a las mujeres nos ha tocado luchar y recibir golpes e insultos, para poder realizarnos y ser personas de pleno derecho en la sociedad. No nos lo han regalado.

Hoy en día siguen existiendo muchas desigualdades y problemas derivados de nacer hombre o nacer mujer, y por mencionar sólo algunos de ellos, os diré que:

  • Las mujeres todavía ganan menos salario que los hombres, haciendo lo mismo, en muchos trabajos.
  • Se nos sigue considerando el sexo débil, y se nos infravalora socialmente.
  • Ocupamos menos puestos directivos.
  • Sufrimos muchas más agresiones sexuales (violaciones y abusos de todo tipo) en comparación con los hombres.
  • Sufrimos violencia de género, que se llama así “violencia de género” porque se da desde el hombre hacia la mujer por el sólo hecho de ser mujer, de sentirse superior a ella, de dominarla. Y los casos de violencia de género son muy superiores a los casos en los que mujeres agreden a sus parejas hombres.

Sobrinos y sobrinas, el FEMINISMO ES UNA LUCHA NECESARIA para que en la sociedad no existan privilegios por el sólo hecho de nacer hombre o nacer mujer. Sin embargo, siempre hay personas que no quieren que cambien las cosas. Que desean atesorar el poder y que las mujeres sigamos ocupando el pequeño espacio que nos han ido permitiendo ocupar en la sociedad. Además, ahora existe la moda de que a las que se quejan y reivindican las llaman feminazis, para humillarlas, para hacer creer a todo el mundo que están locas y que no saben lo que hacen.

¿Por qué molesta ahora tanto a muchas personas y grupos políticos escuchar hablar del  feminismo?

Molesta porque hablar de la historia del feminismo es hablar de DESOBEDIENCIA.

La desobediencia poco gusta a quién ostenta el poder. Nuestra naturaleza y nuestro género no debería haberse visto encadenado durante siglos a un estilo de vida privado de la educación, del acceso a un empleo remunerado y de ocupar los espacios de la vida pública, sobre todo los tradicionalmente reservados a los hombres: la política, el liderazgo empresarial, los ámbitos de decisión para la propia vida o para el progreso y bienestar de la sociedad.

Todos y todas tenemos derecho a una vida plena y feliz, y eso os deseo yo a vosotros y vosotras.

Os quiero. Vuestra tita Inma.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

Hoy he recibido dos ‘inocentes’ chistes machistas por whatssap: ¡Basta! Advierto que ya no me callo más

Me encontraba este medio día, a las 12.00h, en la concentración por el Día Internacional de la Mujer y la Huelga feminista del 8M, para visibilizar la situación de desigualdad e injusticia en la que hoy día se encuentran /nos encontramos/ muchas mujeres, en diferentes ámbitos. Emocionada al verme rodeada de mujeres de todas las edades, de diferentes ideologías políticas… Mujeres que no desean luchar, sino que simplemente desean la igualdad.

De repente me llega un sms -que descubro por la vibración del móvil. Me acerco el tlf y desbloqueo la pantalla; es un whatssap que contiene un meme y un GIFT machista, pero en clave de humor… Lo que conocemos como chiste. Son muchas las veces que he callado cuando he recibido un chiste machista por wassap, o lo he escuchado en grupo… intentando evitar una discusión o malas caraspero ya no me voy a callar más. Estoy harta de chistes y de bromas que rebajan la condición de ciertas personas o colectivos; por eso te advierto: ni comparto ni aguanto tus “bromas”, ¡basta ya!

Volviendo a la situación en la que me ha llegado el sms… lógicamente he tenido una respuesta:

Mi respuesta: No me ha hecho ninguna gracia el sms machista.

Su repuesta: Mujer, no te lo tomes así, que es sólo una broma, es sólo cachondeo… (emoticono de carcajada)

Mi respuesta: No, no es cachondeo, aunque no venga con mala intención. El contenido de los chistes es objeto de estudio desde el punto de vista de la comunicación, porque perpetúan valores: machismo, racismo, etc. “Hay chistes que tienen poca gracia o, incluso, ninguna. Son esos chistes que inciden directamente sobre la parte más sensible de nuestro ser, que ridiculizan valores preservados por otros, sobre cuestiones que hacen referencia al sometimiento de una parte de la sociedad a los privilegios de una clase o incluso a su dominación… Que nos hagan gracia o no, depende de nuestra idiosincrasia, y ésta de un conjunto de vivencias positivas o no…” (lo tomé de eldiariopuntoes).

Su repuesta: Tras leerlo más detenidamente te pido disculpas, pues es así, pero insisto que no es para tomárselo tan mal, solo es humor…

– Mi respuesta: No me lo he tomado a mal. He sido asertiva, nada más.
Su respuesta: Me pararé un poco más a ver los chistes antes de enviarlos.

– Mi (última) respuesta: Gracias.

FIN DE LA HISTORIA.

Por favor, reflexiona. Los chistes contribuyen en la creación de estereotipos de todo tipo: machistas, racistas, homófobos, etc. El problema es que las personas que los transmiten no se paran ni un momento a reflexionar sobre la información que están compartiendo, sólo se dejan llevar por la sensación de hilaridad o risa que les ha despertado el ‘golpe’ de supuesto– ingenio de quién ha dedicado unos minutos a construir la frase que hará que todos se partan de risa…

No será mi risa la que alimente esos chistes. Se acabó.

Inmaculada Asensio Fernández.

 

Las cosas que me avergüenzan

verguenza

http://goo.gl/MEX7DY

¿Te sientes incómoda con frecuencia por cosas que haces o no haces? ¿Te es familiar reprimir ciertas necesidades o gustos por el qué dirán? ¿Repasas una y otra vez diálogos, frases o situaciones ya vividas… pensando cómo te habrán visto otros…?

Puede que estés siendo víctima de la vergüenza y sus consecuencias no son para tomarlas a guasa, pues -por responder a las expectativas marcadas por el entorno- te puedes ver renunciando a tus deseos y necesidades, con el correspondiente coste personal y en una actitud absolutamente complaciente para los demás, pero decididamente castrante para ti.

Por definición encontramos que una de las acepciones de la vergüenza es: “sentimiento de pérdida de dignidad causado por una falta cometida, o por una humillación o insulto recibidos”. En este sentido, el sentimiento de falta de valoración e incomodidad que genera en quién lo porta, le impide actuar con resolución ante el hecho en cuestión que le ha llevado a avergonzarse.

Sentir vergüenza nos vuelve especialmente vulnerables a la opinión y juicios ajenos. Dificulta el acceso a la fuente de fortaleza y sabiduría que tenemos dentro, también llamada intuición; se trata pues, de una renuncia inconsciente a las propias capacidades para hacer lo que queremos, en pos de un sentimiento que nos devuelve al niño o niña que un día fuimos.

La vergüenza es bastante común -aunque no exclusiva- en las mujeres, de hecho la feminización de la vergüenza es un tema recurrente en las redes sociales y no son pocos los que han escrito sobre ello. A mi modo de ver, la vergüenza ha servido a lo largo de la historia como mecanismo de control y sometimiento de las mujeres al sistema dominante, el establecido por y para hombres, ya que a través de la  experimentación de este sentimiento se hace lo posible por adaptar el propio  comportamiento al marcado por el grupo, por la mayoría. Desde este punto de vista, la vergüenza se deposita en las mujeres para que tengan un comportamiento social más comedido, para que supriman la fuerza y el coraje para hacer valer sus propias necesidades y aspiraciones.

Además, parece que está grabado a fuego en el inconsciente colectivo que hay ciertas cosas por las que las mujeres deben avergonzarse… como expresar los propios deseos; finalizar una relación de pareja estable,  que un hombre la rechace  -o peor aún- la deje por otra mujer… no ser la más joven, las más bella o atractiva del grupo, etc.  El autorechazo y la culpa culminan en lo que conocemos como falta de amor propio, y es precisamente esa falta de amor la que produce una serie de síntomas como la desvalorización y autocensura ante todo aquello que pueda suponer una amenaza para la propia imagen, esa estructura construida a lo largo de los años y tras la que una persona puede decidir esconderse, a veces para siempre.

Aquí cada cual porta –al menos- una buena semilla para mejorar este planeta… y hay quiénes portan millones de ellas. Puede que tu vergüenza te impida plantar unas cuantas por tenerlas escondidas en no sé qué lugar dentro de ti, como si de ella fuese a brotar algo feo o monstruoso, algo de lo que los demás se puedan reír o puedan criticar de ti…

¡Pamplinas!

Soltémonos el pelo y mandemos la vergüenza a paseo aunque sea media hora al día… en pequeños detalles conscientes, en los propios pensamientos, en la comunicación con las personas más cercanas o como buenamente se te ocurra… de forma saludable y ecológica con tu entorno. Al cabo de 40 días haciéndolo ya habrás instaurado un nuevo software (también llamado hábito), el de la desvergüenza, aunque sea para contrarrestar el otro que lleva tantos años contigo.

Reflexiona sobre lo siguiente:

  • ¿Quién no ha cometido uno, dos, tres, cuarenta y tres… errores en su vida?
  • ¿Quién no ha asegurado algo de lo que no estaba del todo seguro?
  • ¿Quién no ha realizado promesas que no ha podido cumplir?
  • ¿Quién no ha tenido un mal pensamiento hacia algo o alguien, aunque haya sido de manera fugaz?
  • ¿Quién carece de una habilidad concreta para hacer algo? (y digo solamente una porque soy bienpensada).
  • ¿Quién no ha hecho el ridículo alguna vez en toda su vida? (aquí los y las valientes, o los que tienen sentido del humor.., seguro que pueden admitir más de una media de 20 veces).
  • ¿Quién no se ha sentido rechazado o no amado al menos un vez en su vida por alguna otra persona?

A ver… somos humanos y estas cosas pertenecen a los de nuestra especie, ¿lo tienes claro ya? En esto sí que coincido en que todos somos uno.

Inmaculada Asensio Fernández

El Amor tiene un límite y se llama Dignidad

eL Amor tiene un limite se llama Dignidad

Imagen de fondo tomada de http://goo.gl/OlzPfK

El amor no tiene límites, rezan algunos…  y claro, desde ese lugar «todo el monte es orégano«…  El amor es ilimitado,  en tanto no conoce de trajes ni formas, mucho menos tallas… se puede sentir con toda la fuerza de la naturaleza y de la ilusión; pero también se puede marchitar, igual que se marchita un geranio si le da mucho el sol y no se le riega. Una cosa es que el amor tenga una capacidad de expresión ilimitada, y la otra es que no tenga límite.

El amor si tiene límite, y se llama DIGNIDAD.

El amor de pareja se recoge en poemas, novelas, cuentos y canciones de todas las épocas, sociedades y culturas; sin embargo el amor propio sólo se recoge en los libros de autoayuda y en los materiales sobre autoestima y superación personal. Y es desde ese amor propio que comienza todo, desde esa llama que es valorarse a uno o una misma sobre todas las cosas.

Si una persona tiene conciencia de cuál es su valor, por encima de todas las cosas, sabrá cuidar de sí misma, protegerse ante situaciones inadecuadas o dañinas y darse el lugar que le corresponde en cualquier situación que le presente la vida.

¿Cómo te hace sentir esa relación de pareja en la que te encuentras?

Si te sientes una persona confiada, amada, valorada y respetada, la cosa tiene buena pinta. Una relación es para compartir, para crecer juntos, para tener una buena vida, un proyecto en común.

Ahora bien, si tus pensamientos y sentimientos sobre esa relación son negativos, te sientes una persona temerosa e insegura… sufres, por no mencionar sentimientos aún más dolorosos como la infravaloración, la humillación o las faltas de respeto… quizá sea hora de practicar el amor propio -como única alternativa posible- y cortar por lo sano.

Como dicen por ahí:  “No me quieras tanto y quiéreme mejor”.

Erase una vez una sirena que había recuperado la fe en sí misma, razón por la cual estaba muy contenta. Erase una vez la historia feliz de un corazón que, dichoso, bailaba la danza de la autenticidad, el coraje, el amor y la magia.

Así deberían comenzar todas las historias. Así debería sentirse toda mujer y todo hombre en el planeta tierra.

(Extracto tomado de «La danza de amor de las hadas», de Rosetta Forner).

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

Esto no es violencia de género: es fantasía, sexo, complicidad y amor.

Imagen extraida de: https://www.google.es/search?q=cruce+de+manga&safe=off&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ei=gXRXVfe3FYnSUbGcgcAB&ved=0CAYQ_AUoAQ#safe=off&tbm=isch&q=CORTE+DE+MANGA&imgdii=W6ZiDN-3w_wk4M%3A%3BW6ZiDN-3w_wk4M%3A%3BkwbAa3hQKPcCyM%3A&imgrc=W6ZiDN-3w_wk4M%253A%3BioriXTBI_VOkzM%3Bhttp%253A%252F%252Fimg1.wikia.nocookie.net%252F__cb20060921080705%252Finciclopedia%252Fimages%252F7%252F79%252FCorte_de_mangas.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Finciclopedia.wikia.com%252Fwiki%252FArchivo%253ACorte_de_mangas.jpg%3B321%3B419

Imagen extraida de:  https://goo.gl/UhZYvp

Hoy he quedado estupefacta por una página que he descubierto en facebook, se llama DOMINACIÓN MACHISTA: https://www.facebook.com/dominacionmachista?fref=photo

Según su administrador: “Esta página surge, de manera inocente y libre, como movimiento que apoya la supremacía masculina como fetiche sexual y la capacidad de la mujer se someterse al hombre de forma libre y consensuada, y respetando los límites que cada pareja imponga en su relación. Los contenidos expuestos en este grupo no tienen como objetivo fomentar la violencia, sino alimentar las fantasías de muchas mujeres y hombres que disfrutan de la dominación masculina basada en la creación de roles: Ser superior para el hombre y ser inferior para la mujer (+18)”.

Desde mi punto de vista, no es lo mismo tener una fantasía sexual concreta, pactada y consensuada con la persona con la que mantenemos relaciones sexuales, sea considerada pareja, amante o como se le quiera llamar (…) que hacer apología de la violencia y supremacía masculina del hombre sobre la mujer, sobre todo con imágenes y textos como el siguiente que os comparto, extraído de dicha página:

11080922_886591324717892_6632444098044117531_nEste tipo de imágenes son claramente lesivas para la mujer, y no sólo atentan contra su dignidad, sino contra parcelas socialmente conquistadas, aunque los creadores o simpatizantes de estos “movimientos” los consideren voluntarios y respetuosos.

Lo digo ALTO y CLARO: para mí –como mujer y como persona- NO LO SON.

«Este tipo de grupos no hace daño alguno a nadie, mucho menos a la sociedad» -me ha comentado alguna persona al compartir mi indignación. Pues ¡OJO! :

Ojo con la información que se transmite a los jóvenes a través de las redes. Estamos en el momento de la historia en el que los jóvenes comparten menos tiempo con sus familias, con sus amigos/as, y pasan más tiempo frente al ordenador. Lo virtual va comiendo el terreno a la experiencia real, en la calle, en la cercanía, en el contacto con los demás. Las personas jóvenes son mucho más vulnerables ante este tipo de información y de imágenes (hacia lo femenino y hacia lo masculino), que una persona con una madurez y crecimiento personal arraigado. Hoy día aumentan los casos de violencia de género en los institutos de enseñanza secundaria, lo cual merece una pensada. Como dicen por ahí:

Es más fácil fortalecer Jóvenes Adolescentes, que reparar Adultos Rotos”.

A lo largo de mi aún no larga vida, he sufrido situaciones, comentarios, y tratamientos de carácter marcadamente machista, tanto en el seno de mi propia familia,  como entre mi grupo de iguales durante mi adolescencia, e incluso en los primeros trabajos que encontré allá por los veintipocos, en los que siempre le decía a mi madre: “mamá, no me gusta tener un jefe hombre: o me mira los pechos y se me insinúa, o me grita para asentar su autoridad frente a mi”. Mi madre solía decir que “los hombres, son hombres, y las mujeres, mujeres, y que no buscara discusión por estas diferencias, ya que eran irresolubles, pues siempre había sido así”.

Ahora sé que hay hombres y mujeres que tratan a las mujeres como lo que son: PERSONAS. Sin tratar de ponerse por encima de ellas ni relegarlas a un papel tradicional. De todos modos, también me doy cuenta de que el machismo sigue aún latente en la sociedad de nuestros días -cosa que no me extraña- teniendo en cuenta que justo ahora, en otras partes del planeta, hay mujeres a las que se las está obligando a casarse sin tener en cuenta su opinión o preferencias (incluso siendo tan sólo niñas de unos 7 u 8 años de edad), o se las están mutilando genitalmente, o se las está obligando a vestir un atuendo que sólo deja al descubierto sus ojos…. Entre otras “delicias… o perversiones”.

Hay algo que hoy día tengo claro: «Todo es más sencillo para una persona cuando no tiene que andar demostrando su valía, a cada paso, para ser tenida en cuenta en diferentes esferas sociales, culturales y profesionales».

¿De qué manera se va conformando la identidad de una mujer cuando a su alrededor observa que la tajada más grande, las libertades, y en definitiva las oportunidades son para los hombres…? – Buena pregunta.

La lucha de los sexos ha existido siempre, y creo que esta división lo único que nos impide es avanzar como la gran familia que somos.

Queremos lograr un mundo mejor, y para ello hay que tener en cuenta el impacto de las imágenes y de las palabras atribuidas a unos grupos y a otros. Los hombres y las mujeres se han enfrentado a diferentes pruebas y retos a lo largo de la historia, y yo -como mujer- quiero dejar constancia de la visión que se ha dado de la mujer en los medios de comunicación, y que inevitablemente tiene un impacto en la sociedad en general, en los grupos y familias, y en las personas: hombres y mujeres.

En primer lugar, allá por los años 40/50/60, la imagen que se daba de la mujer era de madre, esposa y ama de casa. Cuando yo estudiaba en la Universidad de Granada, participé en un trabajo de investigación con un profesor de sociología, recopilando y analizando noticias de prensa de los años 40/ 50 en las que aparecían personas gitanas. Realizando la visual de los diferentes ejemplares (estuve un año revisando periódicos de El Ideal de Granada) detecté anuncios publicitarios de alto contenido machista, en los que se veía a una señora siendo abofeteada y zarandeada por su marido por no traer a la mesa la marca de vino que a él le gustaba para almorzar. Grave e imperdonable error para ella, que sólo habría de solucionar haciéndolo mejor para la próxima vez. He de reconocer que me impactó, pero no me sorprendió, pues a esas alturas de mi vida estaba algo acostumbrada a los comentarios y situaciones machistas (a muchas mujeres de mi familia no se les ha permitido trabajar, por parte de sus maridos, y este es sólo un ejemplo de una larga lista de ellos).

Imágenes típicas de la época podían ser:

img_8705list_640pximg_8698img_8692

Luego la cosa va avanzando en este maravilloso CONTRATO SOCIAL al que nos vemos sometidos/as desde el mismo momento de nuestro nacimiento. La mujer pasa, de ser considerada una COSA DEL HOGAR Y DEL HOMBRE (PADRE o MARIDO) de los 40´s a los 60´s, a ser considerada una MUJER OBJETO, allá por los 70´s (hasta nuestros días). Las imágenes que se propagan de la mujer en los medios de comunicación desde ese momento, ponen su VALOR en su físico, siendo por tanto las mujeres adoctrinadas desde su más tierna infancia a despreciar sus cuerpos, y por ende a su persona, por no cumplir o no ajustarse al canon de belleza dominante, y a someterse a duras autocríticas, privaciones, e incluso poniendo su propia vida o salud en riesgo para encajar en un molde que no es el suyo (p.e. el famoso 90-60-90).

medidasHay un cortometraje realizado por Fréderic Doazan que critica a los estándares de «perfección» impuestos a la mujer que, de todas las formas posibles vistas, refleja una idea absurda de perfección impuesta por la sociedad, para así poder representar a la «mujer perfecta» en un mundo de imperfectos.

la-super-venus-critica-a-los-estandares-de-perfeccion-en-la-mujerSi queréis ver el cortometraje pinchad en el siguiente enlace (dura menos de 3 minutos, es gráfico y toca la conciencia de cualquiera):

http://www.izlesene.com/video/supervenus-frderic-doazan/7752474

Quizá parezca fácil escapar de las garras de esta maquinaria “silenciosa”, pero desde luego son muchas las que han perecido en el intento.

Luego surgió la imagen de la mujer DOMINADA, y posteriormente de mujer DOMINADORA.

latigos

La DIGNIDAD de las mujeres es lo que más llama la atención, en el texto y la imagen ¡BASURA!

En la última década comienza a surgir la imagen de una mujer TRABAJADORA, independiente, fuerte, sexy y “todo terreno”… o soy TODO o NADA (Mujeres Perfectas) ¿De verdad creéis que se puede sostener esto? Si, sobre un pilar fundamental: LA INFELICIDAD.

descargaParalelamente, comienzan a tomar fuerza ciertos movimientos que propugnan una vuelta hacia atrás, en el sentido de retroceder hacia formas de sumisión casi cavernícolas –si se me permite la expresión. Uno de estos movimientos está tomando mucha fuerza en algunos sectores de la sociedad americana. No sé si habéis tenido la oportunidad de ver el siguiente documental sobre MUJERES OBEDIENTES, pero no tiene desperdicio:

https://www.youtube.com/watch?v=muwI-hITGnU

¿Cómo es posible que se den este tipo de movimientos? Hoy día no me lo explico. Me parece repugnante, y por más que lo intento, no puedo desarrollar ni un ápice de tolerancia frente a este tipo de corrientes que denostan a las de mi género: MUJERES.

Una vez mi padre me dijo que, cuando él era niño, vio en más de una ocasión intercambiar a mujeres por rebaño de ovejas o cabras, entre familias. Él es de un pueblo de sobrada tradición agricultora en Almería: NÍJAR, y de niño ha visto este tipo de prácticas. Mi padre tiene 67 años, así que tampoco estamos hablando de principios del siglo XIX.

Es importante que este tipo de reclamos y de grupos que surgen con el objetivo de intercambiar experiencias sexuales basadas en la dominación o supremacía del hombre sobre la mujer, no se dediquen a hacer más daño a un rol y género más que dañado, difundiendo imágenes lesivas sobre el papel de las mujeres en la pareja, en la familia y, por ende, en la sociedad, porque

¡YA ESTÁ BIEN!

Quizá más de uno o una se eche las manos a la cabeza con la anécdota del rebaño, pero es que de algún modo se nos sigue tratando de manera inferior… p.e. diferencias de sueldo, muchas mujeres llevan el peso del trabajo y de las labores del hogar, la crianza de los hijos, así como tienen que aguantar el considerar que -a partir de cierta edad, la mujer sólo puede aspirar a tener por pareja a una persona 15 ó 20 años mayor que ella, porque a los hombres curiosamente sólo les gustan las mujeres jóvenes… y «joven» es un término que finaliza a los 40 años (y estoy siendo generosa)… a esa edad una mujer no puede elegir; sin embargo un hombre es atractivo hasta la edad en la que tiene que dejar la dentadura postiza sobre la mesita de noche, dentro del vaso de agua…  ¿Acaso no es verdad lo que estoy diciendo? 

Este pensamiento colectivo ha de adaptarse a la nueva era en que vivimos. No podemos ir hacia delante y hacia atrás constantemente, sobre todo en cuanto a la recuperación de ciertas dignidades, y ciertos derechos civiles que nos fueron vetados,  arrebatados,  y que por el momento aún conservamos, aunque -a la vista está- con reservas.

Y para las personas que opinan que no se debe entrar en guerra contra estos movimientos, por considerarlos libres y voluntarios (…) les digo:

Perdonad:  CADA CUAL QUE DEFIENDA SUS CAUSAS; yo particularmente defiendo las mías.

no me cuentes cuentos

Imagen tomada de: http://www.edicionuncuyo.com/el-amor-romantico-como-utopia-emocional-de-la-posmodernidad

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

La mejor herencia de una madre a una hija es haberse sanado como mujer

Imagen

Imagen tomada de el periódico «El ciudadano, noticias que importan»

Y una mujer pregunta: -¿Cómo se sabe si se ha sanado la mujer?-

Mi respuesta: la madre que ha sanado su parte de mujer se distingue por:

  • Reconoce el valor que hay en ella, en sus hijas y en el resto de mujeres.
  • Reconoce y disfruta de su sexualidad, con amor y respeto, sin ocultarla.
  • Transforma las heridas en aprendizajes y puede hablar de ellas con total naturalidad.
  • No espera que el pasado cambie. En todo caso crea un presente mejor.
  • No carga a los hijos con sus responsabilidades.
  • Sabe dar y recibir amor.
  • Fluye con la vida. Ríe y sueña.
  • Es generosa.

Y la misma mujer vuelve a preguntar: ¿Y si a pesar de eso se estanca y deja de ser ella misma por el peso de sus hijos…?

La madre que ha sanado su parte de mujer no concibe a los hijos como una carga, sino como el fruto del amor hacia la persona que ama o ha amado y con la que decidió crear una familia.

Si ha sanado de veras, sabe situar cada cosa en su lugar y justa medida, sin menoscabar su propia vida y sus necesidades. Sabe soltar y tomar al mismo tiempo.

Ha sanado porque compagina su rol de madre, con su rol de mujer. Ya no se siente imprescindible para nadie, salvo para ella misma. Ya no espera que la valoren por su capacidad de cuidado o de amor a los demás. Ama simplemente porque ELLA es el amor.

Esta mujer no renuncia a su propia realización, que va más allá de lo que los demás esperan de ella. Ha aprendido a ESCUCHARSE y poco a poco se concede el permiso de ir conquistando sus pequeños y posibles sueños, que entre otras cosas ya no posterga.

Esa mujer VIVE. Sin más.

Inmaculada Asensio Fernández