La familia disfuncional: ¿una oportunidad o una condena?

sin chan

FAMILIA SHIN CHAN. Imagen tomada de: http://misiontokyo.com/noticias/24810

La familia es la unidad básica de convivencia y en teoría está concebida para el adecuado desarrollo de la persona en sociedad, proporcionando seguridad, afecto y dotando a cada uno de sus miembros de las herramientas necesarias para la vida.

A pesar de que la labor de la familia ha de servir de sostén, cobijo y apoyo para sus miembros, muchas veces se da justamente lo contrario, se configura como un nicho de problemas y conflictos para todos los integrantes de la misma, con sus correspondientes desajustes y secuelas para alcanzar un óptimo desarrollo en la vida, y para desenvolverse de manera adecuada en el momento de decidir crear una familia propia.

Cuando decimos que una familia es disfuncional, nos referimos a que no funciona, es decir, a que la función o papel biológico esencial que tiene asignada no se cumple debidamente, pudiéndose observar una desestructura importante en su núcleo esencial. Esta desestructura conduce a situaciones de estrés e inseguridad en todos los componentes del sistema familiar, generando un patrón de repeticiones que se prolongan de generación en generación, difíciles por tanto de romper, y que además afectan a la calidad de la comunicación e interacción entre los miembros de la familia, y de éstos respecto a su medio más próximo, con el resto de personas.

Se puede decir que cada familia es como una rueda que se repite a sí misma, de manera incesante. Cada generación tiene la posibilidad de superar algunos patrones o dificultades que le llegan de serie, pero hay otros muchos aspectos que pasarán a repetirse sin más, salvo que se produzca algún hecho que facilite la toma de conciencia (aunque NO sea por parte de todo el clan), pero ya se sabe que en un sistema, cambiando un solo elemento, se producen cambios en TODO el sistema.

Comic disfuncionalidad 1

Cada persona tiene la libre opción o el libre albedrío para decidir con qué cargar de su familia. Esto puede convertirse en un verdadero trabajo personal para cada individuo, pero lo que está claro es que merece la pena intentarlo. Esta vida es todo lo que tienes. Todo el mundo tiene derecho a encontrar el bienestar, o felicidad, como le llaman otros.

Manual breve para personas sumergidas en sistemas familiares complejos o conflictivos:

Comic disfuncionalidad 2

1º Acepta tu historia, lo que has vivido y tus sentimientos, frustraciones y contradicciones. Se puede decir que una persona es una suma de diferentes caras o facetas: o dicho de otro modo, hay diferentes “yoes” (muchos aprendidos en familia) que viven en ti.

2º Contrasta con tu entorno tus vivencias, la interpretación que haces de ellas, tus puntos de vista sobre las cosas que te preocupan, tus objetivos, recursos y apoyos para afrontar los retos que te va planteando la vida. Contrastar todo esto te sirve para crear tu propio mapa de localización, o SLAM –como lo llaman en robótica- del Inglés Simultaneous Localization And Mapping. Esto te ayuda a situarte y a edificarte sólidamente, para moverte por el entorno con mayor seguridad.

*Leer más sobre SLAM: http://es.wikipedia.org/wiki/SLAM_%28rob%C3%B3tica%29

3º No trates de cambiar a nadie de tu familia. Ellos no tienen que cambiar por ti, y lo más probable es que ni lo intenten. La motivación por el cambio ha de ser tuya, por ti y para ti.

Comic disfuncionalidad 3

4º Cuídate tú sobre todas las cosas. El autocuidado implica no cargar con lo que no es tuyo, no hacerte daño, no llevarte al pozo de la confusión una y otra vez. Aprende a calmar tu mente.

5º Despídete de lo que ya no quieres para tu vida, de todo eso que tú misma te haces en relación con tu familia, en interacción con ellos. Tus patrones, tus improntas, tus caminos conocidos, tus roles… rompe con todo eso, tomando conciencia y confiando en ti.

6º Describe y Escribe qué tipo de vida es la que tú deseas. Cuanto más detallado mejor. Imagínate que hubiera un doble tuyo por ahí en el mundo, mucho más inteligente que tú, y que fuese capaz de procurarte todo eso, necesitando sólo saber lo que tú quieres, sin lugar a dudas.

7º Si para iniciar el vuelo que te llevará a crear tu propio camino necesitas despedirte de tu familia de origen, aunque no se trate de una despedida real, sino simbólica:

– ¡Házlo!

Confiérete el derecho a separarte prudencialmente, para poder obtener una panorámica general de todo lo que te ha rodeado hasta ahora, y para tomar el impulso justamente desde ese lugar, agradeciendo lo que sí recibiste (en primer lugar la vida) y comprometiéndote a hacer algo valioso con ella. Como diría el autor Viktor L. Frankl, algo con sentido.

Sea como fuere: SIGUE CAMINANDO.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

¡Vaya familia que tienes tú!, ¿no?

gato sorprendido

Hay personas que se sorprenden cuando conocen detalles íntimos sobre la suerte de vida que han tenido otras. Sucesos acaecidos en el pasado por parte de un padre, una madre, una tía, una hermana, una abuela, etc, en la que alguien–como se suele decir- ha salido mal parado. Se sorprenden, cuál inocentes aves recién caídas del nido, y se preguntan cómo es posible que semejantes historias puedan darse en el seno de una familia… sobre todo de una familia de la que cabe esperar que alcance el calificativo de NORMAL.

“¿Cómo es posible que no conozcas a tu padre? ¿O que tu abuela haya crecido al amparo de una institución pública u hospicio? ¿Cómo es que tu primo ha estado enganchado a la droga? ¿De verdad tu tía estuvo en la cárcel? ¿Sufriste malos tratos de niño? ¿Cómo es eso de que tu familia era muy pobre? ¿De verdad tu madre tenía problemas de salud mental graves? (…)”.

¡¡¡Es para echarse las manos a la cabeza!!! – exclaman algunos-as, con un gesto que oscila entre la incredulidad, la pena, la fatalidad, e incluso la vergüenza.

Estos pueden ser simples ejemplos de situaciones familiares que podrían despertar asombro en muchas personas; sin embargo no creáis que conforman hechos aislados, sino que son susceptibles de darse en el marco de cualquier familia, independientemente del status social y cultural que tenga.

La mayor parte de las veces, lo que no se conoce, NO EXISTE (o mejor dicho, es como si no existiera).

No todas las familias atraviesan por las mismas experiencias y dificultades, eso está claro. Y por este motivo, cada persona tiene su propio MAPA, su hoja de ruta con la que ver el mundo… con indicaciones, caminos y señalizaciones más o menos flexibles. Con la ayuda de este mapa nutre su vida y sus relaciones.

Ejerzo profesionalmente como trabajadora social. En mis 11 años y pico de carrera profesional he realizado multitud de visitas domiciliarias y entrevistas, a personas y familias, cuyos relatos de vida no dejaban indiferente a cualquiera. Episodios duros, experiencias dolorosas y también de mucha superación personal, o resiliencia. Puedo decir que ya casi no me sorprendo de nada, lo cual no significa que no haya situaciones, a veces, que me toquen o me sobrecojan de algún modo. Por alguna razón nos recuerda Elsa Punset, que el lenguaje universal de las personas humanas son las emociones, y éstas nos las comunicamos simplemente mirándonos a los ojos.

He tenido entrevistas en las que he observado a la persona hablar con la boca pequeña acerca de ciertos detalles privados de su historia; justificándose exageradamente, apelando a la vergüenza ajena para continuar su relato con normalidad, bajando la cabeza. En muchas ocasiones les digo: no os preocupéis, como dijo un tal Terencio: “nada de lo humano me es ajeno”, y además, yo también tengo familia. En ese momento detecto un gesto de relajación o calma. Es como si ese simple comentario les legitimara para expresarse con naturalidad y sin miedo, desde una posición digna.

La persona que tropieza… o se cae, o aventaja camino” (dicho popular).

La apertura hacia aquello que es desconocido, sin juicios y sin miedos, nos puede ayudar a comprender y a aceptar la diversidad de situaciones familiares (o personales) que coexisten en nuestro entorno; a ser más empáticos, a ponernos en el lugar del otro; pero no hace falta irse muy lejos para toparse con la diversidad, sólo tienes que echar una ojeada a tu ciudad, a tu barrio, a tu bloque de vecinos…  con una actitud abierta, con la curiosidad de un niño o una niña.

Antes de echarnos las manos a la cabeza,

conviene levantar la vista del propio ombligo

y observar el mundo,

la especie que somos.

Las manos sueltas y ligeras

 facilitan el caminar.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

En todas las familias hay problemas sociales

Imagen

Dicen por ahí que «en todas las casas se cuecen habas, pero no en todas del mismo tamaño». Este dicho refleja muy bien la realidad social de gran parte de las familias, del mundo mundial -como diría el gran amigo Manolito Gafotas. La aventura de estar vivo implica justo eso, enfrentarse a situaciones difíciles y cambiantes a lo largo de la vida.

Esta frase que hoy da titulo a esta entrada de blog la escuché hace años de la mano de una colega profesional argentina: Adriana, trabajadora social y mediadora familiar. Asistimos juntas a un Congreso de Trabajo Social en Zaragoza y compartimos avatares y vivencias varias. En algún momento que conversábamos sobre la vida, los compromisos, los valores, el amor, el trabajo… ella me dijo: «Inmaculada, en todas las familias hay problemas sociales, – y sentenció: en todas«. Los problemas son inherentes a la raza humana, lo suyo es aprender lo que nos muestran, encararlos y tratar de resolver. Ser conscientes de esta premisa nos ayuda a ser más humildes y a no ir con el cuento de que los profesionales de lo social trabajamos con familias multiproblemáticas. Trabajamos   con familias, sin más. Familias atravesando alguna dificultad.

Esta frase quedó en mi, resonando y dando vueltas, como banda sonora de fondo de las experiencias que voy encontrando a cada paso. en mi camino profesional.

Imagen

Los problemas son obstaculos que hallamos en distintos momentos de nuestro desarrollo evolutivo, que tienen en común el tratarse de situaciones que no sabemos cómo manejar y que por lo general están ligadas a la dinámica social y relacional establecida en nuestro entorno más próximo, que es en definitiva en el que nos desenvolvemos y del que, para bien o para mal, nos nutrimos.

Estos problemas pueden relacionarse con situaciones de enfermedad, muerte, conflictos graves en las relaciones, separaciones traumaticas, adicciones, situaciones de maltrato, la necesidad de sustento económico, etc. El caso es que todas las personas, independientemente de la situación social o económica, conocemos de cerca lo que significa atravesar un proceso doloroso o estresante, y las repercusiones que ello puede tener en nuestro día a día, y en nuestra particular visión del mundo.

Cuando nos vemos avocados a hacer frente a situaciones nuevas, imprevistas, negativas… la incertidumbre, la duda y el estrés pueden nublarlo todo. Las nubes no nos dejan ver “el camino” a seguir, incluso nos impiden ver los diferentes caminos que tenemos ante nosotros (lo que se traduce en opciones), pues posibilidades siempre hay, la cuestión está en verlas. La ayuda de un tercero en esos casos puede ser muy buena, y éste tercero bien puede ser un familiar, un amigo.. o un profesional.

Hay un recurso fundamental cuando se atraviesa cualquier tipo de problema y es el pedir ayuda. Este recurso es el primero y el que verdaderamente puede facilitarnos el salir del hoyo, y no es broma. Pedir ayuda implica tomar las riendas, movilizarnos, y comenzar a estudiar la mejor manera de solucionar la situación que tanto nos preocupa. Siguiendo la metáfora del camino, aquella tercera persona que nos ayuda cuando estamos mal, nos facilita la labor de quitar la broza y apartar las ramas que restan visibilidad para encontrar la mejor ruta aquí y ahora.

Si tenemos alguna persona de valor para nosotros en nuestro entorno para solicitar la oportuna visión objetiva sobre la situación en sí, esto nos aportará claridad, así como nos ayudará a situarnos y a dilucidar lo que es manejable para mi ahora y lo que no. Una persona ajena al problema es capaz de ver opciones, cosa que la persona afectada por toda la vorágine de emociones no tanto.

Otra opción, si eres una persona abierta y te lo puedes permitir, puede ser solicitar ayuda a un profesional (psicólogo, trabajador social, mediador, coach…), pues éstos profesionales tienen una especialización clara a la hora de abordar problemas y pueden proporcionarte herramientas nuevas, así como mostrarte las que ya tienes y que no puedes ver (por el estado de confusión), lo cual va a forjar aún más tus posibilidades de salir de ese estado lo antes posible.

En mi profesión como trabajadora social en ocasiones he recibido llamadas y consultas de diferentes colegas profesionales, de lo social y de lo humano, quiénes necesitaban desahogar un problema de tipo personal y/o familiar con el cual llevaban tiempo lidiando, pero sin resultados (por lo menos no a la vista). El caso es que en todos los casos siempre he percibido una especie de pudor o vergüenza a la hora de relatar sus preocupaciones o problemas, de hecho suelen comentar:

Compañera, no quiero que te hagas una visión equivocada de mi, pero de pequeña… «tal o cual cosa», o mi padre siempre ha sido un hombre (…), o mi madre (…),  mi marido (…); en fin, ejemplos varios.

Y hay algo que siempre me ha gustado decirles y es que “nada de lo humano me es ajeno». Y no es simplemente una frase hecha, sino que es la verdad. Yo misma me he enfrentado a dificultades de todo tipo, algunas de las cuales he resuelto con éxito, y otras que ha resuelto el tiempo, el caso es que nada me es ajeno, y la empatía que siento en cada uno de los relatos me hace confiar en las capacidades de cada persona para salir de sus historias y de sus dificultades, con o sin ayuda, aunque a veces un empujoncito hace mucho.

En todas las familias hay problemas sociales, sí, y esto es algo que nos acerca bastante a los demás, independientemente de su vida y circunstancias. El sufrimiento humano vive en la mente, y se alimenta de los pensamientos. Si los pensamientos no se cuestionan, puedes tirarte toda la vida viviendo de tu historia: la historia de donde naciste; la historia de donde te criaste, la historia de que lo has pasado mal, la historia de que tu pareja te abandonó, o la historia de que no vales lo suficiente… Y como todo son historias y las creemos, esto puede no tener fin. Sin embargo hay una pregunta que también resuena en mi, esta vez de la mano de la autora estadounidense Byron Katie:

¿QUIÉN SERÍAS TÚ SIN TU HISTORIA?

Yo quizá un poco más libre: y TU?

Autora: Inmaculada Asensio Fernández