Cómo desarrollar activos para que sobreviva el amor en las relaciones de pareja

Nota aclaratoria inicial: estas reflexiones no son útiles para aquellas relaciones en las que se dan situaciones de violencia, o en las que hay un importante desequilibrio de poder entre ambas personas que forman parte de la relación, ya que están desajustadas y no pueden funcionar de manera saludable para ambos.

Dicho esto, a nadie sorprende el elevado número de separaciones y divorcios que hay en la actualidad en España, y en el resto del mundo. La mayor parte de las personas se unen en pareja por amor, no por unir dos familias ni por sostener un estatus determinado, como sucedía hasta el siglo XIX. Se unen por amor, pero no saben cómo mantenerlo, más las exigencias del día a día (laborales, desarrollo personal, económicas, etc.) terminan por minar las fuerzas y las ganas de seguir apostando por esa persona con la que decidimos emprender un viaje.

Hace algunas décadas algún sociólogo escribió sobre esto, me refiero a Zigmunt Bauman, quien vaticinó que los vínculos entre los seres humanos cada vez estaban más debilitados, hasta el punto que las relaciones cada vez eran más frágiles y efímeras, el las llamó líquidas.

Esta es la sociedad que hemos venido construyendo y de la que pocas personas podemos escapar

Quienes se encuentran en una relación de pareja inestable suelen desconocer cuáles son los pilares que sostienen el amor en pareja…, lo que podemos llamar el andamiaje del amor. Y hablamos de andamiajes porque el amor por sí solo no basta (ya lo anunció el psicólogo Aaron T. Beck en uno de sus libros), de manera que hace falta echar mano de nuestros recursos internos, más tener más o menos controlados los recursos externos, que son los que nos van a servir para sostenernos y sostener el vínculo con el otro.

Todo lo que nos quita la paz sale caro, sobre todo en los momentos más difíciles y desmotivantes

Afirma Miguel Ayuso en una publicación de El Confidencial (2015) que la única forma de construir relaciones duraderas reside -y aquí cita al psicólogo Bradshaw- en saber superar la transición del romance al compañerismo, creando un amor duradero y superando el conocido como Síndrome de Estrés Postromántico. Insiste, además, que en toda relación de pareja es necesario mantener un sistema de coherencia interna que permita a cada miembro sentirse en equilibrio y amado, así como en un espacio de seguridad. Para ello, es importante comprender lo que sucede en cada momento, poner el foco en el desarrollo de las propias habilidades para estar en pareja, y trabajar la capacidad de convertir los pequeños actos en acciones cargadas de significado… satisfactorias… para la vida en común.

Como decíamos párrafos atrás, que una relación funcione va a depender tanto de los recursos internos que tiene cada miembro de la pareja para afrontar las circunstancias y situaciones difíciles, como de los factores externos, las cosas que les suceden (muchas de ellas imprevisibles) y recursos externos que podemos desplegar (apoyos y des-tensionadores vitales).

Uno de los recursos internos más importantes que podemos desarrollar las personas se relaciona con definir los talentos y capacidades (tanto los naturales, como los aprendidos) que tenemos para potenciar todo lo bueno que hay en nosotros, nuestras capacidades para tomar las mejores opciones, u orientadas al bienestar en pareja (generosidad, confianza, apoyo mutuo, humor, cuidados…). Y uno de los recursos externos más importantes son los apoyos ajenos a la pareja, por ejemplo el contacto con la familia y/o los amigos y amigas. Todo aquello que me renueva y me aporta cosas importantes que aportar de vuelta a la relación de pareja, para retroalimentarla positivamente, o para aligerar su peso.

Los recursos internos son muy importantes para desarrollar experiencias vitales promotoras de buenos momentos compartidos, de esos que permiten mejorar nuestra forma de mirar la vida en común, nuestros proyectos y los valores que nos unen. Es conveniente, igualmente, aprender a gestionar las situaciones de tensión o poco fáciles, las circunstancias adversas a las que hay que hacer frente con el devenir de la vida. A veces no se trata de cuestiones muy trascendentales, pero la acumulación de discusiones por quién se ha comido las patatas fritas…, es decir, por temas insignificantes o accesorios, también minan mucho la relación. Por tanto, es necesario elegir conscientemente que batallas queremos librar, y qué discusiones queremos tener. Hay muchas de ellas que sabemos son estériles, porque no nos llevan a ninguna parte y porque son muchas las veces que ya hemos pasado por ahí, sin ningún tipo de cambio al respecto.

Un enfoque de activos para mejorar nuestra relación como pareja debería partir del planteamiento de una serie de preguntas:

  • ¿Qué nos hace una pareja sana?
  • ¿Qué fortalece nuestra relación?
  • ¿Qué recursos personales nos hacen afrontar más fácilmente las tensiones en pareja?
  • ¿Qué podría hacer que esta relación fuera el lugar adecuado para quedarse?
  • ¿Qué me aportan mis vínculos sociales para mejorar mi relación y vida en pareja?

Añade las tuyas. Compártelas si quieres en tus comentarios.

Por Inmaculada Asensio Fernández.

Los que se entienden bailan juntos

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Tener sintonía con una persona no es algo tan fácil como nos muestran los anuncios de refrescos o cerveza, donde abundan los colores, las canciones de moda y las risas de fondo.

La relación de pareja es un baile de a dos, en el que es necesario estar en la misma frecuencia y tener feeling, y esto se traduce en hablar un mismo lenguaje, tener gestos muy similares, un mismo estilo afectivo, así como una misma orientación en la vida.

Se nos ha insistido hasta la saciedad que los polos opuestos se atraen, sin embargo esta generalización conviene cuestionarla. Lo mismo descubres que no es del todo cierta, o no para todo el mundo.

Las personas evolucionamos constantemente, y dentro del marco de una relación de pareja, esta evolución a veces conlleva afianzar posturas, y otras a distanciarlas, a tomar otro sendero de vida diferente al compartido hasta la fecha.

¿De qué depende que se dé una circunstancia u otra?

Para responder a esta pregunta, fíjate en lo que sucede cuando bailas con otra persona:

Hay momentos en los que tomas delicadamente la mano de tu acompañante, giras al mismo son, o te abrazas a su cuerpo … con deseo, atención, alegría, o incluso a veces con paciencia, pues siempre te puede caer algún que otro pisotón y esto no tiene porqué significar que se termine el baile, pues las posibilidades de reconducir tus pasos son infinitas, sólo hace falta intención y ganas.

Tras los primeros pasos vas tomando conciencia de cuán agusto te sientes, y espontáneamente -casi sin proponértelo- vas decidiendo cómo serán tus próximos pasos…

Si estás un rato largo bailando con la misma persona, descubrirás que puede llegar un momento en que uno de los dos se canse, y desee llevar otro ritmo, o directamente le apetezca sentarse solo o sola un rato, para replantearse si quiere continuar bailando esa misma pieza contigo. El otro en consecuencia, puede que decida aminorar su paso, para ajustarlo al de su acompañante, o incluso resuelva tomar asiento junto a él y esperar; o puede que no le apetezca hacer ni una cosa ni otra, bien por aburrimiento, porque ya no le guste esa melodía o porque directamente le apetezca bailar solo, o encontrar otra pareja de baile.

¿Qué elementos son importantes para un buen baile?

La instrumentación importa… y la instrumentación es la melodía, el dejarse acariciar por lo que el otro nos aporta, «valorando lo bueno que hay en tí, que además puedo ver en mí».

La coreografía importa… y la coreografía se traduce en el buen gusto, en los detalles de la relación, en lo que se comparte, en el interés por la otra persona, los momentos que se viven día a día. La confianza de dejarse caer en el otro, y viceversa.

El movimiento importa… el ritmo, que es la empatía, la escucha, la complicidad y la atención consciente a las propias necesidades, y a las del otro: el compartir.

La expresión corporal importa… los sentimientos se trasdalan al otro a través de nuestro cuerpo, de nuestros gestos y de nuestro lenguaje, hablado o no hablado. Este elemento es bastante importante, pues gran parte del feedback que recibimos se debe a cómo nos estamos comunicando con el otro, a través de nuestras expresiones corporales y de nuestra conducta.

El color importa… y el color es el coqueteo, la risa; la alegría que se experimenta en muchos momentos con la otra persona, el ocio compartido. El interés por engalanarse para compartir momentos especiales, por gustar a tu pareja y despertar su deseo, el placer sexual.

El espacio importa… el escenario donde se comparte la vida, el calor del hogar, los nuevos paisajes visitados, los viajes, el respeto del espacio vital de cada uno.

Etc.

Las relaciones afectivas con los demás nos permiten conectar con el AMOR, que es un alimento tan vital como el aire, el agua y la comida. Concede mucho valor y sentido a la vida de quién lo porta, y de quién es capaz de reconocerlo, dentro y fuera de sí.

Luego, cuando la pareja de bailarines además tiene hijos, siempre se produce un esfuerzo mayor por sincronizar el paso con la persona amada, para mantener unida a la manada. Para ello hay que estar despiertos, y ser conscientes en cada momento del ritmo que está llevando uno y otro, vaya a ser que te sorprendas pasado un tiempo con que cada vez os cuesta más poneros de acuerdo en cuál será el próximo paso…

¿A qué ritmo estás bailando ahora… sólo o en pareja? – Buena pregunta.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

«Toma las riendas». Trabaja con tus pensamientos

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 Esta tarde abro la caja de herramientas para hablaros de «The Work» o El Trabajo, y por supuesto de su autora: Byron Katie.

Sobre el método:

The Work es un método para trabajar con aquellos pensamientos y creencias que nos producen estrés, dolor o sufrimiento. Ya sabemos que la naturaleza de la mente humana es compleja, y que las personas convivimos con creencias, gran parte de ellas adquiridas a través de nuestros padres, abuelos, maestros y en general figuras de autoridad en la niñez, e incluso otras adquiridas por la cultura y la sociedad del momento, o por una serie de experiencias vividas. Muchas de estas creencias nos impulsan y nos ayudan a avanzar; sin embargo hay otras que nos limitan y nos quitan valor –a nuestros ojos- y estas que son las que más duelen, por ello hay que cuestionarlas

¿Es verdad todo lo que piensas?

Qué pasaría si una mañana te levantaras y no recordaras nada. No tuvieras historia, no supieras quién eres, no conocieras a nadie… no tuvieses identidad, ni memorias… ¿Quién serías…? ¿Quién serías en tu relación o en tu matrimonio sin todo eso…? ¿Quién serías en tu trabajo o con tus amigos…? ¿Quién serías mientras friegas los platos… sin programación alguna, sin pensamientos…?

Estas preguntas o -quizá tan sólo una de ellas que las contiene todas- se las hizo la autora del Método: BYRON KATIE.

ImagenEsta hermosa mujer, aquí donde la veis, pasó una depresión que le duró más de 10 años. Casi no lo cuenta. No tenía ganas de vivir. Sufrió todo tipo de penalidades a causa de sus pensamientos. Se sentía culpable de estar criando a sus hijos sin poder transmitirles casi ni un ápice de gusto por la vida, incluso por su mal carácter y amargura.

Quizá ella no lo explicaría así, pero yo lo resumo de este modo y con mis palabras tras todo lo que ella ha compartido con el mundo, para ayudar a los demás a través de su experiencia.

Ya sabemos que las personas que sufren mucho y logran salir de ahí, lo hacen con un vigor desconocido, que las sitúa en un lugar de gran fortaleza y sabiduría. Generalmente se les llama maestros/as. Muchos autores lo llaman RESILIENCIA. En el caso de Byron Katie -y muchos otros- yo lo llamo ILUMINACIÓN *(alcanzar un punto de claridad importante respecto a las diferentes vicisitudes de vida, un antes y un después).

Byron Katie se dio cuenta de que cuando creía sus pensamientos, sufría, y cuando se los cuestionaba, había algo dentro de ella que se abría y se expandía… comenzaba a «VER«. Ya nada era lo mismo. Ella los cuestionaba con una serie de preguntas que forman parte de su método y que nos ayudan a indagar en lo más profundo.

Hay muchas realidades o verdades sobre todo lo que nos sucede o lo que pensamos, que no vemos fácilmente, pues por fidelidad a quién somos (a nuestra identidad) no acostumbramos a cuestionar casi nada de lo que se nos pasa por la cabeza. Por poner algunos ejemplos:

Él no me quiere. Ella debería cambiar. Mi madre no debería haberse separado. Yo debería ser madre. Soy mayor para encontrar pareja. Tendría que tener más dinero. Mi vida no tiene sentido… etc.

Todos estos pensamientos sin cuestionar, nos pueden hacer la puñeta en mas de un momento y en más de dos.

Todo esto son ejemplos de pensamientos que tenemos al cabo del día, y dependiendo de la situación que estemos atravesando, la mente se dispara, y nos puede producir un sufrimiento innecesario, que lejos de llevarnos a actuar (lo cual podría en un momento dado justificarlo un poco) nos ancla, nos infravaloriza, nos deja a la altura del betún.

Ante este panorama, podemos tardar mucho tiempo en comprender que es lo que tienen las situaciones, o las personas, que yo tengo que ver para poder liberarme y dejar de pedirle al mundo lo que sólo yo puedo darme: LIBERTAD y AUTOAPOYO.

¿Sabías que la mayor parte de las decisiones que tomas están condicionadas por tus creencias, y que la mayor parte de estas creencias no son conscientes? Es curioso, pero así funciona el insconsciente. Es como subirse a un bus hacia «ninguna parte», y teniendo que aguantar vicisitudes varias hasta llegar a «ningún lugar». The Work es una manera más de trabajar con todo eso, desde mi punto de vista muy sencilla  y útil para la vida.

The Work de Byron Katie ha llegado a todo el mundo, pues desde el año 1986 se dedica a compartir lo que ella descubrió y que le cambió la vida y su manera de entender la mente humana… el mundo.

Byron es autora de diversos libros, así como tiene un Instituto internacional sobre The Work, se llama Byron Katie Institute, y a través de este Instituto se han formado miles de personas en su método. Tiene Escuelas residenciales en Estados Unidos, así como en Europa.  Muchísimas personas de America Latina se han formado igualmente en el método, y en la actualidad se está expandiendo mucho por África, pues el Instituto es muy potente a nivel internacional y tienen programas de becas y de ayudas para la formación. Además tienen un programa residencial de 28 días para superar adicciones. Se llama Tournaround House, y otros muchos proyectos.

Si queréis más información podéis visitar su web: www.thework.com

El año pasado estuve en Estados Unidos en su Escuela, y este año repetí la experiencia en Alemania, esta vez no como participante, sino como staff (miembro del equipo colaborador). En ambas ocasiones la experiencia ha sido fuerte y liberadora.

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Esta es la orla de la Escuela en la que me gradué en Los Ángeles, California.
Y yo soy una de esas maravillosas hormigas.

Antes de esta experiencia, en muchos momentos sentía que algunos problemas eran más grandes que yo. Ahora no, ahora se que todo lo puedo cuestionar y que ello me da las pautas para salir de mi posición cómoda y tomar las riendas de mi vida.

Con the work se puede trabajar cualquier situación que os podais imaginar, y relacionada con dinero, salud, amor, trabajo, amistad, etc. Cualquier pensamiento que te pinche o te cause estrés o sufrimiento en cualquier área de tu vida.

Mi último proyecto: TRABAJAR EL AMOR Y LA PAREJA a través de the work. Como sabéis soy trabajadora social y mediadora familiar. El tema de la pareja y la familia me apasionan y es mucho el camino a recorrer. 

¿Quién serías tú sin tu historia con tu pareja, en tu relación…   o sin pareja?

¿Quién serías sin tu historia de lo que debe ser el amor?

¿Quién serías sin tu historia acerca de los hombres… o de las mujeres?

¿Quién serías sin todos esos pensamientos que te hacen sufrir en relación al amor?

Nos encontramos atravesando por un momento histórico y social en el que las relaciones están sufriendo cambios y adaptaciones continuamente. Todos los días se crean parejas, y todos los días se rompen parejas, con más o menos acierto. De igual modo hay muchas personas que viven solteras, o singles, y que no se atreven a dar el paso a lanzarse a conocer a otras personas para iniciar nuevas relaciones, sintiendo mucha frustración por ello.

Y todo está bien. Pero ¿Qué pasa cuando sufro en mi relación, o sufro porque no tengo pareja? ¿Qué pasa cuando no logro dejar ciertos aspectos en el pasado? ¿Qué pasa cuando me creo la historia de que soy demasiado mayor para enamorarme…?

SUFRO. CULPO A LOS DEMÁS. NO ME ATREVO. MI AUTOESTIMA SE RESIENTE. NO ME DOY LO QUE YO NECESITO. ME DEPRIMO.

El amor es un tema que preocupa a muchas personas, y  con el que se puede avanzar en gran medida a través the work; pues ya lo dice Byron Katie: la persona con la que estás en este momento, es tu mejor maestro. Pero no sólo tu pareja, sino tu jefe/a, tus amigos, tus vecinos… y todas aquellas personas con las que te relacionas y con las que te surgen conflictos.

La cosa está en abrirse y explorar.

¿Te atreves?

Y con esta frase me despido por hoy.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández