Adelgazar no es cuestión de contar calorías, es cuestión de motivación

Hay personas que al cabo del año prueban todo tipo de dietas, bien acompañadas por un profesional o por su cuenta y riesgo. Dietas hay como colores, muchas, como la dieta Dukan, la de los puntos, la de la piña, la de la azafata, la de la sopa quema grasa, etc. y sin embargo a veces es difícil seguirlas por la temida falta de voluntad.

¿Qué tendrá la fuerza de voluntad que a más de uno se le atraviesa?

Buena pregunta, considerarán muchas personas que achacan a esa falta, la de la voluntad, el hecho de abandonar su objetivo, dejando tras de sí una tremenda sensación de fracaso y culpa que se acumula en el baúl de las metas no cumplidas, para que cada nuevo intento sea más complicado y difícil de conseguir.

¿De verdad es tan difícil perder peso? ¿Tan inconsistentes somos las personas, tan débiles, tan torpes…? Yo no lo creo. Hay un ingrediente fundamental para ponerse manos a la obra y se llama MOTIVACIÓN:

Motivación en coaching es tener un motivo y pasar a la acción.

Hace unos meses un buen amigo malagueño compartió en su facebook un artículo que recién había publicado en su propio blog en el que contaba su experiencia relacionada con la pérdida de peso, y cómo había sido un proceso totalmente natural, sin un extraordinario acceso de fuerza de voluntad, y además -en su caso- sin dietas ni profesionales… nada de eso. Puedes leerla aquí: http://www.kamy.es/10-kilos-4-meses-guia-cuerpo/

Kamy –que así se hace llamar- inició un cambio de hábitos una buena tarde, tras mantener una conversación con una amiga.

“10 kilos es lo que he perdido en estos últimos 4 meses gracias a mi cuerpo. Y sin ningún tipo de dieta, nada de milagros, solo tomar consciencia de que lo necesitaba y que si no lo hacía por mi mismo, nadie lo haría por mi. Son 10 kilos que me han permitido ponerme pantalones y otra ropa que hace mucho que no me ponía. 10 kilos que ahora me ayudan a moverme mejor, a respirar mejor, a sentirme mejor. No ha sido una dieta, como ya he comentado, pero por supuesto que me he privado de algunos alimentos, bueno realmente no me he privado de nada, solo que ahora como menos, y hago más caso a mi cuerpo. A veces me pide comida pero sé que no la necesita de verdad, sino que es “la costumbre” que tenía hasta este momento”.

El poder de las palabras, de las buenas conversaciones con quiénes más nos conocen y nos aprecian… esas palabras que llegan como ‘hechas a medida’ para impulsarnos a dar un nuevo paso hacia nuestra salud y bienestar y, como no, hacia mejorar nuestra autoestima.

Kamy me dijo durante el transcurso de nuestra conversación que una pregunta interesante para hacerse y alcanzar esa motivación, ese motivo, es:

¿Cómo me sentía cuando estaba más delgado?

Kamy pesa 84 kg, y perdió 12 kg en solo 4 meses. Su secreto no fue contar calorías ni obligarse a prescindir de determinados alimentos en su dieta. Su secreto fue hacerse consciente de que había algo que lo estaba haciendo sentir mal, en su caso se cansaba, no tenia demasiadas ganas de salir y socializar (aunque no lo relacionaba con el tema del sobrepeso) y, como no, también percibía cierto desinterés respecto a intentar conocer a alguna chica que le gustara… y es que el físico también afecta a nuestro estado de ánimo y a nuestro autoconcepto; y Kamy no era ajeno a las consecuencias de llevar colgados unos kilos de más.

“Yo ni me comparaba ni me miraba con nadie. Digamos que tenia un problema y no lo veía

Para Kamy el punto de inflexión fue una conversación con una persona que tenia los mismos anhelos que él, simplemente una tarde se paró un poco y fue honesto consigo mismo, a través de las preguntas y observaciones de otra persona, y además tuvo la valentía de reconocer, no solo que le sobraban algunos kilos, sino que tenia un sobrepeso importante que le estaba afectando a nivel físico, emocional y social.

“Mira yo no sé cómo he logrado perder peso sin seguir una dieta específica. Lo único que te puedo decir es que tomé conciencia del lugar en el que me encontraba y cómo estaba afectando a mi vida personal, y me puse en marcha y me alegro un montón”.

Kamy afirma que aprendió a parar un poco para escuchar las señales de su cuerpo, por ejemplo cuando estaba lleno, cuando decidía optar por un alimento sano en lugar grasas y azúcares, como venía siendo costumbre en él, pues lógicamente el hábito hay que cambiarlo, sino no se sale de ahí. También se dio cuenta de que necesitaba actividad física, moverse un poco y salir del anquilosamiento. Recuerda sus años de deportista y no entiende cómo pudo abandonarse tanto en este sentido.

Adelgazar es una cuestión de cambio de hábitos y de pensar un poquito antes de ingerir un alimento determinado. Preguntarte ¿esto es lo que realmente quiero comer, lo que me apetece, lo que me va a hacer sentir bien el resto de la tarde y mañana por la mañana…?

“Ahora me siento más guapo, más joven y con más vitalidad… ¡y sin dieta! Solo aprendiendo a comer aquello con lo que hago feliz a mi cuerpo, con lo que le aporto fuerza pero a la vez ligereza. Todo el mundo sabe que si se come por ejemplo un donut, eso no le aporta vitalidad sino que satisfice un capricho que ni le va a quitar el hambre ni le va a reporter satisfacción al rato de habérselo comido”

La mente es una máquina perfecta para crear excusas, por eso el mejor momento para comenzar a cuidarse es ahora mismo, justo ahora que estás leyendo esta entrada de blog.

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Foto de Kamy

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

 

Acepta que has perdido y pasa página

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Imagen tomada de: https://goo.gl/EX1IKw

Reflexionar sobre el sentido de dejar atrás viejos deseos, malos humores, sensaciones de fracaso, abandono o rechazo, que nos quitan las ganas de volver a intentarlo, de perseguir una ilusión con la misma fuerza de siempre,  con la misma convicción… de eso se trata, de pararnos un momento y de mandar varias preocupaciones . como se suele decir- al ´registro general´, o a la ´papelera de reciclaje´.

Hay veces que hay que cerrar la puerta y abandonar toda forma de cabezonería. Si no te quiere, pues no te quiere. Si no te han dado ese trabajo, pues no te lo han dado. Si tus amigos no te llaman, pues no te llaman. Si te has partido una pierna, pues te la has partido y punto.

¡¡¡Más se perdió en la guerra!!!

Hay un momento en el que hay que gritar ¡hasta aquí! y comenzar a caminar con la cabeza bien alta. Nadie va a hacerlo por ti, nadie puede hacerlo por ti.  

Hay veces en las que se nos antoja que no tenemos suerte, que los demás no nos han tratado como esperábamos, no nos han valorado lo suficiente, deberíamos tener estas o aquellas condiciones -todas menos las que ahora tenemos… pero, ¿qué conseguimos con todos esos pensamientos y pesares?  Quizá sin darnos cuenta nos anclamos a la misma situación y sentimientos de los que deseamos zafarnos: de la rabia, la desesperanza, el rechazo, el desprecio, el vacío, el desamor…

Vamos a ver, ¿en qué libro está escrito que todo tiene que ser como yo deseo y en el momento exacto que lo deseo? No tiene por qué serlo, de hecho se dan muchas situaciones en las que nuestras ilusiones y esperanzas se ven truncadas.

La buena noticia, a pesar de todo, es que la vida no se detiene y que, superada la decepción inicial y haciendo un esfuerzo por despedirnos de aquello que nos ha hecho daño o no funciona de la manera que esperamos, nos puede abrir a otro modo de entender y afrontar la vida. Una manera más humilde, más llana, más en sintonía con el resto, más centrada –quizá- en el nosotros, y menos en el YO.

“Una vida más centrada en el NOSOTROS, y menos en el YO”.

¿Recuerdas haber visto a un pájaro, un elefante o una ballena preocuparse durante horas, días, semanas, meses… porque algo no aconteció como esperaban? Lo más normal es que no. Los animales tienen que resolver las contingencias del momento para continuar con vida. Nosotros, sin embargo, estamos más en la mente y menos en el corazón, y esto puede llegar a convertirse en un gran problema.

Al final la vida, con toda su sabiduría, nos va llevando por el camino de las despedidas, para enseñarnos que no hay que vivir tan apegados a la euforia del reconocimiento y el éxito… a la vanagloria, al esperar que todo sea como yo quiero.

Por este motivo, esta misma vida que nos regala dones y virtudes varias, nos prepara para ir despidiéndonos de muchas personas, bien porque fallecen, bien porque dejan de formar parte del elenco de personas cercanas de nuestra vida. También nos prepara para despedirnos de nuestro aspecto lozano y joven, posteriormente del aspecto maduro, y finalmente nos prepara para la senectud y la muerte.

No pierdas ni un día más en lamentaciones y  quejas sobre cuestiones más que manidas de tu vida.

Quita ya de una vez por todas el mismo tema dedicado del pinchadiscos que llevas escuchando durante meses…  sal a vivir lo mucho o poco que te queda.

Como siempre, nos conviene tener en cuenta que es bueno no hacer daño a nadie, y también es bueno aprender a amarnos incondicionalmente. Mi teoría es que amando y ayudando a los demás, todo ese amor se hace visible sin esfuerzo alguno.

El mejor antídoto a los sinsabores: EL BUEN HUMOR. Ya lo dice la famosa fórmula:

DRAMA+TIEMPO=COMEDIA

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

Cuando superas tus límites con una persona, lo que queda es el rechazo

cuando superas tus limites RECHAZO

Imagen tomada de http://goo.gl/8EaaUZ

Es bien importante en la vida conocer donde tenemos los límites, sobre todo en lo que respecta a nuestra intimidad, nuestras relaciones con los demás y nuestras decisiones. Y cuando hablo de límites me refiero a aquello ante lo que no queremos ceder o por lo que no queremos pasar, esto es: esos valores propios con los que no queremos negociar.

Toda vez que cedes ante lo que no quieres, te sometes o incluso finges o aguantas una situación inadecuada durante un periodo de tiempo… te llenas de rabia y acabas experimentando una sensación de resentimiento que no mereces sufrir, y que te impide sentir la paz y el equilibrio normal de cada día. Y esto sucede porque de algún modo entras en deuda contigo.

Ames, quieras o desees lo mejor a las personas que te rodean (familiares, amigos, compañeros del trabajo, amores, amantes, vecinos…), si superas tus límites con cualquiera de estas personas, lo único que te quedará será el rechazo. Y probablemente durante un tiempo sea la única opción posible, hasta que puedas recuperarte nuevamente a ti mismo y continuar con tu vida.

La persona más importante de tu vida eres tú.

Pasado un tiempo y ya con la lección aprendida, es decir, siendo otra persona  -no completamente nueva, pero sí completamente otra- podrás volver a mirar a esa  persona de una manera tranquila, sin emociones negativas y sin reproches, pero esto va a depender del tiempo transcurrido desde el hecho que te ha llevado a alejarte, y de la afrenta recibida.

Lo mejor siempre: conocer tus límites en diferentes situaciones y poner atención en no rebasarlos. Quien te quiera o guste de tu compañia, que se acerque desde el conocimiento del ser que eres, y desde el respeto que implica no tratar cambiarte.

Si no quiero que seas como eres, o quiero que seas como yo deseo,  lo mejor es que te deje continuar con tu vida y que me agarre con fuerza a la mía, que es la que ha de importarme sobre todas las cosas.

No obstante lo dicho, considero que el rechazo es una estación, pero nunca el destino. Lo mejor es guardar en nuestro corazón el mejor recuerdo posible de cada una de las personas con las que nos hemos cruzado en la vida. Cada persona hace lo que puede con las circunstancias que le han tocado en suerte.

La vida es hermosa para vivirla con respeto, libertad y goce… y no sólo los fines de semana, sino los máximos días del año.

Inmaculada Asensio Fernández.

 

 

Construye tu fuerza interna

fuerza interna

Cuando las cosas se tuercen en la vida, cuando atravesamos un problema  o cuando nos enfrentamos al duelo de una pérdida o de una despedida… hay ciertos recursos internos a los que merece la pena echar mano para salir adelante con el menor coste posible, y con un buen aprendizaje.

Según Jorge Bucay, en su libro El camino de la autodependencia,

“Un recurso es toda herramienta de la cual uno es capaz de valerse para hacer otra cosa; para enfrentar, allanar o resolver las contingencias que se nos puedan presentar”.

Hay muchas maneras de obtener recursos personales, pero una de las más  efectivas supone atravesar por estas situaciones -digamos poco gratas- venciendo todas nuestras resistencias a pasarlo mal o peor;  no en vano hay una frase que dice “el dolor que sientes hoy, será tu fuerza de mañana”. Y es cierto que hay determinadas fortalezas que sólo se pueden adquirir atravesando nuestras zonas más oscuras e inhóspitas, pues enfrentando una situación difícil, todo nuestro ser se pone a prueba, y exprimimos al máximo nuestro potencial de supervivencia. Ahí te das cuenta, en primer lugar,  que tienes muchas herramientas que no tenías localizadas, y es que en una situación de alerta se agudizan todos los sentidos. También te das cuenta de que hay otras herramientas que se pueden fabricar, bien contemplando cómo lo hicieron otros que ya pasaron por situaciones similares;   bien tomando como referencia los comentarios de un buen amigo o amiga que te aporte puntos de luz sobre los aspectos que te producen mayor confusión. Incluso también puedes recurrir a un o una ayudadora profesional que te ofrezca la posibilidad de rescatar nuevas formas de hacer frente a lo que tanto te preocupa.

Algunos puntos que puedes tener en cuenta en el no fácil proceso de convertirte -como diría el humanista Carl Rogers- en persona, pueden ser:

Define el problema REAL que te preocupa. 

Muchas veces nos lamentamos y sufrimos porque en nuestra cabeza nos situamos en el peor escenario posible (la mayor parte de las veces totalmente lejano de la realidad). Por eso es conveniente que sólo o con ayuda, definas de la manera más objetiva posible cuál es tu verdadero problema aquí y ahora.

Definir un problema también implica tener claro de quién es la responsabilidad de su resolución. Y esto te lo recuerdo para que te hagas responsable sólo de la parte que te corresponda, y no cargues ciegamente con las obligaciones de otros, lo tengan claro ellos o no. Cada persona ha de cargar sólo con lo suyo.

Trata de ser coherente.

La coherencia nos proporciona seguridad y un lugar importante como protagonistas de nuestra propia vida. Ser coherentes significa actuar acorde a tus pensamientos y sentimientos, de manera que sigas una misma línea que te ayude a mantenerte en una posición de equilibrio, sin actuar en tu contra ni hacerte más daño (por las contradicciones internas que puede conllevar que pensamiento, emoción y acción no estén alineados).

Fortalece tu mente.

La mente suele jugarnos malas pasadas, sobre todo cuando las cosas se ponen feas. Es bueno que no concedas crédito a todo lo que se te pasa por la cabeza cuando atraviesas un momento difícil. De verdad, no te creas todo lo que te dices en ese diálogo interno incesante. Para el flujo de pensamientos. Sal a la calle, ponte a fregar los platos o sal a hacer algo de ejercicio físico. Este es sin duda un aspecto importante, pues el desgaste emocional que sigue al calentamiento de cabeza nos deja en una situación vulnerable, y eso es justo lo que menos nos conviene.

Expresa lo que necesitas.

Pedir ayuda siempre ha sido considerado como un recurso. Si tienes pareja, algún familiar o un buen amigo-a disponible para desahogarte, puedes recurrir a ellos, pero ojo, no utilices tus relaciones sociales únicamente para descargarte cuando te sientas mal. Las personas que te quieren estarán ahí para acompañarte, eso seguro. Pero ese desahogo tiene un principio y un fin, y eso hay que tenerlo muy presente. Además, aunque lo estés pasando mal, un día puedes quedar con alguien para hablar del tema, y otro simplemente para distraerte, por ejemplo dando un paseo en grata compañía.

Expresar lo que necesitas no sólo hace referencia a desahogarte; también se refiere a que tomes del entorno todo aquello que esté disponible y te pueda ayudar en ese momento difícil. Puede ser algo tan sencillo como darte un masaje para relajarte, irte a dar un baño a la playa, pasar un fin de semana en aquel cortijo de un buen amigo, o de tu tía de Cuenca… lo que sea que te pueda hacer sentir mejor.

Intenta mantener la compostura para salir adelante.

Si bien es cierto que cuando se está jodido bien puede apetecer meterse en la cama y no salir de ella, o encerrarnos en casa para no ver a nadie, eso no nos asegura que vayamos a salir antes de este trance; más bien lo contrario, puede agudizarlo y hacerlo más lento y pesado, con el consiguiente coste de sufrimiento.

Mantener la compostura se basaría en hacerse responsable de la situación que nos azota desde el enfoque de nuestra DIGNIDAD como personas. Tenemos dignidad, lo que se traduce en que somos valiosos pase lo que pase. Las posturas que refuercen nuestro sentimiento de victimas o de personas maltratadas por la vida nos restan fuerza y PODER sobre la situación, de manera que nos dejan más volubles a la opinión ajena, y más vulnerables para afrontar la situación.

Suelta aquello que te hace sufrir o ya no te aporta.

Nadie es responsable del dolor de nadie, simplemente cuando una relación no va o marcha con muchas dificultades y mucho esfuerzo, hay que plantearse seriamente decir adiós. No se puede vivir con miedo:   https://www.youtube.com/watch?v=sS8u1f7oyhA&feature=share

Tómate un descanso o cambia de escenario.

Diferentes estudios de psicología social han demostrado el impacto del entorno en la conducta de las personas (por ejemplo el experimento de la cárcel de Stanford -1971- por el Dr. Philip Zimbardo.

El mismo Zimbardo asegura que cuando una persona que está siendo sometida a presión cambia radicalmente de entorno, es decir, sale del escenario en el que se está produciendo la situación estresante, sus síntomas se atenúan de manera casi inmediata, comenzando a alcanzar importantes cotas de recuperación.  Por este motivo, en la medida de lo posible, puedes tratar de salir del escenario habitual, aunque sea por un lapso breve de tiempo, y tomar las fuerzas que necesitas para regresar y situarte de una manera más calmada y con aplomo frente al problema.

Recuerda que el camino de la vida se compone de un amplio abanico de situaciones, pasando desde las más dulces, las normales o rutinarias, hasta las dolorosas. Gracias a todas ellas el ser humano puede evolucionar como especie para sobrevivir y permanecer aquí, con el estilo de vida social y biológica que llevamos

Y bueno, hasta aquí mis reflexiones en la entrada de blog para hoy.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

Los que se entienden bailan juntos

Botero

Botero

Tener sintonía con una persona no es algo tan fácil como nos muestran los anuncios de refrescos o cerveza, donde abundan los colores, las canciones de moda y las risas de fondo.

La relación de pareja es un baile de a dos, en el que es necesario estar en la misma frecuencia y tener feeling, y esto se traduce en hablar un mismo lenguaje, tener gestos muy similares, un mismo estilo afectivo, así como una misma orientación en la vida.

Se nos ha insistido hasta la saciedad que los polos opuestos se atraen, sin embargo esta generalización conviene cuestionarla. Lo mismo descubres que no es del todo cierta, o no para todo el mundo.

Las personas evolucionamos constantemente, y dentro del marco de una relación de pareja, esta evolución a veces conlleva afianzar posturas, y otras a distanciarlas, a tomar otro sendero de vida diferente al compartido hasta la fecha.

¿De qué depende que se dé una circunstancia u otra?

Para responder a esta pregunta, fíjate en lo que sucede cuando bailas con otra persona:

Hay momentos en los que tomas delicadamente la mano de tu acompañante, giras al mismo son, o te abrazas a su cuerpo … con deseo, atención, alegría, o incluso a veces con paciencia, pues siempre te puede caer algún que otro pisotón y esto no tiene porqué significar que se termine el baile, pues las posibilidades de reconducir tus pasos son infinitas, sólo hace falta intención y ganas.

Tras los primeros pasos vas tomando conciencia de cuán agusto te sientes, y espontáneamente -casi sin proponértelo- vas decidiendo cómo serán tus próximos pasos…

Si estás un rato largo bailando con la misma persona, descubrirás que puede llegar un momento en que uno de los dos se canse, y desee llevar otro ritmo, o directamente le apetezca sentarse solo o sola un rato, para replantearse si quiere continuar bailando esa misma pieza contigo. El otro en consecuencia, puede que decida aminorar su paso, para ajustarlo al de su acompañante, o incluso resuelva tomar asiento junto a él y esperar; o puede que no le apetezca hacer ni una cosa ni otra, bien por aburrimiento, porque ya no le guste esa melodía o porque directamente le apetezca bailar solo, o encontrar otra pareja de baile.

¿Qué elementos son importantes para un buen baile?

La instrumentación importa… y la instrumentación es la melodía, el dejarse acariciar por lo que el otro nos aporta, «valorando lo bueno que hay en tí, que además puedo ver en mí».

La coreografía importa… y la coreografía se traduce en el buen gusto, en los detalles de la relación, en lo que se comparte, en el interés por la otra persona, los momentos que se viven día a día. La confianza de dejarse caer en el otro, y viceversa.

El movimiento importa… el ritmo, que es la empatía, la escucha, la complicidad y la atención consciente a las propias necesidades, y a las del otro: el compartir.

La expresión corporal importa… los sentimientos se trasdalan al otro a través de nuestro cuerpo, de nuestros gestos y de nuestro lenguaje, hablado o no hablado. Este elemento es bastante importante, pues gran parte del feedback que recibimos se debe a cómo nos estamos comunicando con el otro, a través de nuestras expresiones corporales y de nuestra conducta.

El color importa… y el color es el coqueteo, la risa; la alegría que se experimenta en muchos momentos con la otra persona, el ocio compartido. El interés por engalanarse para compartir momentos especiales, por gustar a tu pareja y despertar su deseo, el placer sexual.

El espacio importa… el escenario donde se comparte la vida, el calor del hogar, los nuevos paisajes visitados, los viajes, el respeto del espacio vital de cada uno.

Etc.

Las relaciones afectivas con los demás nos permiten conectar con el AMOR, que es un alimento tan vital como el aire, el agua y la comida. Concede mucho valor y sentido a la vida de quién lo porta, y de quién es capaz de reconocerlo, dentro y fuera de sí.

Luego, cuando la pareja de bailarines además tiene hijos, siempre se produce un esfuerzo mayor por sincronizar el paso con la persona amada, para mantener unida a la manada. Para ello hay que estar despiertos, y ser conscientes en cada momento del ritmo que está llevando uno y otro, vaya a ser que te sorprendas pasado un tiempo con que cada vez os cuesta más poneros de acuerdo en cuál será el próximo paso…

¿A qué ritmo estás bailando ahora… sólo o en pareja? – Buena pregunta.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

Ensayo sobre la Dignidad

La dignidad, esa flor que debes aprender a reconocer, como amiga y compañera.

La dignidad, esa flor que debes aprender a reconocer, como amiga y compañera.

El concepto de dignidad hace referencia al valor inherente al Ser Humano, aceptando la diversidad y la contradicción o dualidad que caracteriza a la especie.

El Ser Humano está dotado de libertad y de poder creador para dibujar y desdibujar su propia historia,  y hace uso de esta libertad y poder creador a través de la toma de decisiones.

“Una persona es libre en la medida en que toma decisiones, en la medida en que regula su comportamiento según normas propias”.

Una persona con conciencia es capaz de ver su propio valor, sus cualidades, así como las de las personas que la rodean. Y siendo consciente de este valor, no se daña a sí misma, ni daña a los demás, al menos no voluntariamente. Se respeta, se escucha, está presente en el eterno diálogo entre ella y el mundo, estableciendo los límites necesarios para responder a sus necesidades, y haciendo esto de manera asertiva, sin lucha.

“No es necesario luchar por algo que nos ha sido dado de manera natural”.

El respeto es otro concepto que se relaciona muy estrechamente con el de dignidad, ya que se basa en la idea de que algo o alguien tiene un valor por sí mismo, por tanto implica aceptar las diferencias; comprender y aceptar la forma de pensar y de Ser de las demás personas, aunque no sea igual a la nuestra.

La dignidad y el respeto son dos valores que aportan mucha fuerza a la persona, la nutren desde dentro, proporcionándole vigorosas raíces.

Ahora bien, ¿Por qué es tan frecuente, entonces, que las personas adolezcan de falta de amor propio, si la dignidad está presente en el Ser Humano de manera natural, sin proponérselo?

Una de las explicaciones podría ser que esa persona haya sufrido humillaciones, o haya visto sufrir humillaciones a personas cercanas y amadas de su entorno.

Y… ¿En qué consiste humillar a una persona?

Humillar es hacer sentir a otro  que es inferior, rebajarlo, apocarlo o  deprimirlo. Aunque esto es algo que se le puede hacer a otro y a uno a uno mismo también.

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Las humillaciones con historia, esto es, dadas en el marco de una relación de afecto y sostenidas en el tiempo, pueden adoptar diferentes formas, y sus consecuencias psicológicas y sociales pueden ser devastadoras para la persona que las sufre, sobre todo si se experimentan a edades tempranas.

Mi hipótesis es que ayudan a la conformación del carácter de la persona, y posteriormente determinan la calidad de las relaciones durante la vida adulta.

“Si sufriste humillaciones siendo niño o niña, sin poder defenderte, siendo la única estrategia de supervivencia el sometimiento,  lo más probable es que hayas desarrollado dificultades para reconocer los actos de humillación en el marco de tus relaciones adultas, pues tu capacidad de tolerancia probablemente sea muy holgada. O paradójicamente puede suceder justo lo contrario, que detectes la humillación en cualquier acto de desagravio o contradicción con otra persona, alterando por completo el significado real de estar en desacuerdo con otro, e interpretando cualquier gesto de oposición a una idea u opinión como una humillación, sin verdaderamente serlo”.

Puede que la sumisión haya sido útil a la persona como estrategia de supervivencia durante su infancia, pero ya de adulto se pueden explorar otras opciones, así como la persona puede aprender a legitimarse, sin sentirse una víctima, y sin adoptar el papel de agresor, para ser finalmente reconocido o escuchado. La persona puede aprender a  darse valor, amor y cuidados… propios de quiénes reconocen su dignidad y su auto respeto, sin juicios, y del mismo modo pueden reconocer y proporcionar todo eso a los demás.

Hay una frase que siempre digo y es que “nunca es tarde para tener una infancia feliz”. Y del mismo modo, “nunca es tarde para emprender el camino de regreso a lo que eres, al valor que nadie puede arrebatarte y que sólo tú frente al espejo puedes darte: el espejo de tu alcoba, y el espejo del mundo.

¿A qué esperas?

Hoy es el primer día de tu vida.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

Las personas adultas y mayores también sueñan

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Salud Pérez Colomé. Presidenta de la Federación Andaluza de Asociaciones de Aulas Universitarias de Mayores (FADAUM)

La sabiduría y experiencia de una mujer adulta- mayor realizada.

Hoy os quiero hablar de Salud Pérez Colomé, una mujer sabia e íntegra a la que admiro y a la cual aspiro a parecerme cuando sea adulta-mayor, como lo es ella a sus 68 años. Esta mujer es de las que renueva constantemente su contrato con la vida e impregna a los que tiene a su alrededor de un aire fresco y cargado de optimismo.

Salud ostenta el cargo de Presidenta de la Federación Andaluza de Asociaciones de Aulas Universitarias de Mayores (FADAUM). Hace muy poco coincidimos en un Congreso sobre Maltrato al Mayor que se celebró en la Universidad de Almería y, tras convivir los tres días que duró la experiencia, decidí entrevistarla para compartir un poco de su amable visión de la vida en mi blog.

Serían las cuatro de la tarde y nos encontrábamos conversando, saboreando una taza de café. En algún momento de la conversación Salud señala que «los adultos- mayores también sueñan»  ¿Qué querría decir Salud con esto de que los mayores también sueñan?

Todas las personas de todas las edades tienen un sueño común, que es ser importante para alguien. Y cada persona es importante para alguien en la medida en que se rodea de personas que le demuestran que la quieren. Pero para eso también hay que estar abierto, es decir, hay que amar.  Y ¿de qué manera podemos conseguir sentirnos importantes? La respuesta es sencilla: con grandes dosis de generosidad, así como compartiendo con los demás aquellas experiencias por las que vamos atravesando, de forma que puedan quedarse con aquello que les sirva y les impulse en su camino de vida.

“Tu libertad es sagrada y has de aprender a respetarla” –asegura Salud.

Lo que de tu vida diaria no te vale o no te aporta lo suficiente: ¡apártalo! Sobre todo no tengas demasiado en cuenta lo que opinen o puedan pensar los demás sobre tu manera de entender la vida. Tu vida es tu sueño y tienes que realizarlo hasta el final. A este respecto, Salud ofrece diferentes puntos de vista acerca de lo que asegura una buena plenitud de vida a una persona adulta-mayor. Lo primero es tener autonomía económica suficiente para asegurarse una buena calidad de vida durante esta etapa. Qué menos que te premie la vida, cuando seas mayor, con sentirte libre e independiente. Por lo menos que en el tiempo que te quede puedas hacer lo que te dé la gana. Hay que tener en cuenta que un adulto- mayor ha trabajado durante toda su vida, y cuando llega a esta nueva etapa lo que necesita es descansar y realizar todos aquellos sueños que no pudo realizar antes.

Salud conoce el caso de una pareja de personas mayores, amigas de ella y a las que cariñosamente llama “Los amantes de Teruel”. Sobre ellos señala que a pesar de estar enamorados, no pueden vivir su amor con plenitud, porque los respectivos hijos no están conformes con ello; por este motivo llevan su historia de amor de manera clandestina y con sufrimiento ¿Hay derecho a esto? Los hijos deben dejar a los padres vivir en paz, respetarlos.

“La crianza de los hijos es responsabilidad de los padres, no de los abuelos”, asevera Salud. Los abuelos no tenemos por qué hacernos cargo de la crianza de los nietos. Es bonito y enriquecedor tener a tus hijos y a tus nietos cerca, pero también es importante diferenciarse un poquito, pues de algún modo somos individuos. Una cosa es dedicar un tiempo de calidad a tus nietos, jugar con ellos y compartir experiencias, y otra cosa muy distinta es asumir la responsabilidad de su cuidado.  A nivel anecdótico, Salud compartió durante la entrevista una experiencia que vivió con su propio hijo. Al jubilarse ella, su hijo optó por pedirle que se dedicara a apoyar en las labores de crianza de sus nietos, en el horario de trabajo de él y de su esposa; sin embargo Salud tuvo muy claro que ella no iba a asumir esa responsabilidad, dado que quiere vivir dedicada a sus inquietudes, sin más responsabilidades que las que la propia vida le vaya encomendando, sin asumir roles que no le corresponden. Ella ha sabido encontrar la manera de establecer los límites oportunos entre las necesidades familiares de sus hijos y sus propias necesidades de autodeterminación y libertad de decisión, y el resultado ha sido mejorar en suma la relación con todos los miembros de su familia y sentirse ella más satisfecha.

“Yo he trabajado durante 43 años y ahora no sé el tiempo que voy a vivir, pero si es un `telediario´ lo quiero disfrutar” – Con estas palabras Salud contestó a su hijo acerca de su demanda de cuidado a sus nietos, a los que adora.

“Ser adulto mayor es vivir como tú deseas, con total independencia, sin molestar a nadie y haciendo lo que te gusta”. Salud nos recuerda que no hay que tener miedo a decir «no», nunca. No debemos sentirnos coaccionados de ninguna manera. Nuestra vida es nuestra y nosotros somos los protagonistas.

“Cada etapa tiene su momento de gloria”, afirma claramente. Hay algo importante que se les escapa a las personas jóvenes hoy día, y es su creciente interés por las cosas materiales. Esto sucede porque a los jóvenes se les ha querido dar todo lo que los mayores no han tenido, haciéndoles valorar en exceso lo material, con el riesgo de no aprender a vivir con aceptación cada cambio que la vida pone en nuestro camino.

Comenta Salud que se realizó una prueba científica muy curiosa para que los jóvenes pudieran ponerse en la piel de aquellas personas mayores que tienen dificultades físicas. Mediante esta prueba a una persona joven le fueron poniendo todos los elementos que tenía una persona mayor cuando iba perdiendo facultades físicas: se le pusieron unas gafas ahumadas, y no veía bien, se le pusieron unas pesas en las rodillas y no andaba derecho, etc. De este modo los participantes pudieron comprobar los efectos del paso del tiempo en muchas personas mayores, y de este modo tomar conciencia de las necesidades que puede tener este colectivo, y de paso aprender a valorar su propia salud y juventud.

“La vida es una llama que hay que aprovechar mientras está encendida” –dice Salud, y con esta frase se le iluminan los ojos. Aunque determinadas limitaciones físicas pueden ir surgiendo con el paso de los años, también es cierto que tampoco se tiene necesidad de subir las escaleras corriendo para llegar los primeros. Lo que caracteriza a la edad adulta-mayor es justamente la serenidad y la quietud. Todo se vive de forma natural.

En la vida lo importante es como cada persona vaya encajando todas esas historias, y no hay más. Hay que aceptar los cambios, y nuestro físico no es ajeno a esta realidad, pues también cambia. Esto para algunas personas no es fácil de asumir y puede ser duro. Muchas personas que de jóvenes se han sentido atractivas y bellas, y un buen día descubren que ya no despiertan toda esa admiración de juventud, sintiéndose invisibles para otras personas, lo suelen encajar de manera difícil. Salud relata que en su caso fue una bendición poder caminar tranquilamente por la calle sin tener que soportar comentarios -a veces soeces- sobre algún aspecto de su cuerpo.

“Una cosa es aceptar el paso del tiempo, y la otra es abandonarse” –señala con rotundidad. Salud lo tiene claro: es importante arreglarse y verse guapa o guapo. Las personas no nos arreglamos para los demás, nos arreglamos para nosotras mismas, de ahí radica su importancia y su relación con nuestra autoestima. Ir al gimnasio, alimentarse bien, cuidarse, en definitiva, porque eso nos provoca bienestar.

“Las mariposas en el estómago se pueden sentir en cualquier momento de la vida” –asegura entre risas.Hay una serie de creencias generalizadas respecto a la vejez, y una de ellas es que las personas mayores no sienten pasión o deseo. Salud desmiente por completo este tipo de afirmaciones. Al preguntarle cuándo fue la última vez que ella misma sintió mariposas en el estómago, muestra una amplia y agradecida sonrisa y señala: hace muy poco (vuelve a reír a carcajadas). Cada persona tiene su propio modo de vivir los sentimientos y las emociones, de experimentar. Sin embargo el deseo no se pierde nunca y el impulso sexual tampoco, aunque se viva de otra manera. Además, es maravilloso disfrutar del sexo cuando no se tiene ninguna historia.

Vejez y felicidad pueden caminar juntas de la mano, sólo depende de lo positivo que seas. La actitud lo es todo, y sobre todo la autoestima. Recordad que la felicidad no viaja en yate. Se puede ser totalmente feliz desplazándose en bicicleta y sintiendo el aire en la cara, sin más.

¡Ojo con los asuntos inconclusos!

La vida se va renovando constantemente. Es lo maravilloso que tiene. Se puede decir que es una sucesión de eslabones que dan lugar a una larga cadena… estás soltera y quieres tener pareja; tienes pareja y quieres formar una familia; formas una familia y quieres ver a tus hijos crecer, y así sucesivamente, cada uno siguiendo su proyecto de vida. Unos eslabones se van perdiendo y otros se van incorporando.

Hay cadenas livianas y otras que pesan y se arrastran, por asuntos que no hemos cerrado. Hay que quitarse todo eso de encima como sea. La vida se va y esa es la única certeza con la que contamos.

Se puede vivir esta nueva etapa de la vida con plenitud y felicidad. Todo es una cuestión personal y se pueden desarrollar habilidades para ello, pues las habilidades se aprenden. Y la manera de hacerlo es pararse a pensar en lo que se quiere y se desea.

Si por ejemplo te gusta pintar: ¡Hazlo!

Si te gusta cantar y siempre quisiste hacerlo: ¿A qué esperas?

¿Cuantas cosas te gustaría hacer y las vas posponiendo?

Recuerda que no te quedarás aquí para siempre. La vida es finita y eso es lo más maravilloso que tiene, que sabemos que se acaba. Es un bien preciado.

Para finalizar, Salud nos da un último consejo: «No intenten cambiar a nadie. Hay que aceptar a las personas tal como son. Si te gusta más, te relacionas más. Si te gusta menos, te relacionas menos. Las personas no tienen porqué cambiar, todo lo contrario, con los años se reafirman».

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«Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo: los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás mas hermosa de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí…».

Brad Pitt (Troya)

Necesito que me quieran ¿Es eso verdad?

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Este es el título de uno de los libros de la autora Byron Katie, el cual disfruto a cada párrafo que leo. Considero que las enseñanzas de esta gran mujer son muy necesarias para afrontar los retos de la sociedad de hoy día, sobre todo en lo que a valoración personal se refiere, así como a las relaciones que mantenemos con los demás… parejas, amigos, familiares o conocidos.

Necesito que me quieran ¿Es eso verdad?

Hay ocasiones en las que nos enfrentamos a la pérdida de un gran amor, y nos apegamos – en el mejor de los casos- a la idea de recuperarlo, de convencerlo o hacerle ver lo valiosos que somos y lo equivocados que están. Y en otras por ejemplo sentimos deseos de vengarnos, de hacer todo lo posible por resarcirnos por la herida causada en nosotros.

En otros momentos nos lamentamos pensando que nuestro jefe o jefa debería valorarnos más, reconocer nuestro trabajo, tenernos más en cuenta, tratarnos con más cuidado y atención, etc.

Otras veces sufrimos porque consideramos que nuestro padre tendría que haber sido más cariñoso con nosotros, o nuestra madre menos severa, o nuestro hermano más generoso, etc.

Como vemos, hay múltiples situaciones en las que sentimos que necesitamos el amor de los demás, sean estos familiares, parejas o ex-parejas y amigos o hasta compañeros del trabajo.

Creer en la idea de que necesito todo eso y que no lo tengo… ¿Cómo me hace sentir?

¿Cómo me siento cuando me digo que mi ex-pareja o ex-marido no me quiere?

¿Cómo me siento cuando me reprocho que no soy una mujer interesante para tal o cual persona?

Toda vez que pensamientos de este tipo atraviesan mi cabeza me siento triste, enfadada, confundida, sola, abandonada, infeliz… Y no tiene porqué coincidir con una etapa chunga de mi vida. Basta que esté una simple tarde tomando un té, escuchando buena música, y que de repente me venga el pensamiento de que él no me quiere, para que todo el bienestar del día o del momento se vaya al garete… ¡Zas! otra vez al pozo. Así de claro.

Byron Katie nos muestra cómo hay una serie de pensamientos que son comunes a todos los seres humanos, aunque no todos los tengan en la misma medida. Estos pensamientos campan a sus anchas en nosotros, en el vecino y en el otro, y afectan a la manera de estar en el mundo, de relacionarnos, de comportarnos con nuestros semejantes, nuestros jefes o con desconocidos. Entran en mi en un sólo segundo y lo cambian todo. Sin embargo hay algo que no solemos preguntarnos:

¿Es verdad?

Esta pregunta inocua e inofensiva es la puerta de entrada al método de Byron Katie. Es una pregunta que, planteada como un acto meditativo, es decir, permitiendo que la pregunta conecte conmigo, que la respuesta venga a mi sin yo buscarla, me puede aportar información valiosísima que hasta el momento no había visto, ni tan siquiera de lejos.

El método de Byron Katie se concreta en 4 sencillas preguntas que te ayudan a indagar en todos esos pensamientos y creencias que te generan dolor, que te frustran y confunden, en definitiva te estresan. Te permiten ver qué otras verdades hay tras esa primera creencia o pensamiento que hasta el momento no veías y que puede cambiar por completo la situación que te hace daño, la interpretación que haces de ella y hasta la propia visión de tí misma, como actora principal de la historia y como única persona que verdaderamente puede darse a sí misma lo que necesita.

Comienzas a conocer a esa persona que eres tú, a descubrir muchos aspectos tuyos que antes no veías, a valorar la persona que eres. Desde ahí ves acciones concretas que llevar a cabo para salir de esa situación que tanto te preocupa.

Cuando yo me aplico el método, lo primero que percibo es que mi estrés pierde fuerza, se desvanece. Comienzo a sentirme más segura. Me río de mi misma al comprobar el impacto tan fuerte que puede tener en mí un simple pensamiento no cuestionado. Me río aún más cuando compruebo que todo lo que demandaba al otro ya lo tengo, o sólo yo me lo tengo que dar.

Es fuerte ver ésto.

Una mente no cuestionada puede convertirse en la peor de nuestras pesadillas. Nos puede movilizar a exigir, dañar o culpabilizar a otras personas, con la incoherencia e inmadurez de un niño enfadado o asustado.

La única persona que ha de darte amor y aprobación ahora mismo eres tú. De manera que si crees que necesitas que te quieran, ya sabes: «coge las flechas de cupido y ponte delante de un espejo: ¡DISPARA!».

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Autora: Inmaculada Asensio Fernández

Un pequeño cuento sobre la autoestima

Qué hermoso sería aceptar a cada Ser tal cual es, sin pedirle ni exigirle nada, sin “encasquetarle” un rol, un papel, una expectativa que cumplir … seríamos libres, sólo conoceríamos el AMOR, así con mayúsculas.
Hoy comparto este vídeo que me ha llegado así como un regalo.
Gracias Erika.

Actos de Autoafirmación

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Son muchas las oportunidades que nos da la vida para darnos valor, para autoafirmar nuestras ideas, habilidades y decisiones, siendo esto muy necesario para que ocupemos el lugar que nos corresponde en el mundo, que no es ni más ni menos que el que nosotros queramos o estemos en disposición de darnos.

Esta semana he decidido escribir sobre la importancia de poner sobre la mesa aquello que queremos sacar de nuestro corazón (o de nuestra cabeza), bien porque nos hace daño, bien porque nos hace sentir pequeños, indefensos o malheridos. Y decido escribir sobre ello echando mano de la caja de herramientas que viaja conmigo, con experiencias en las cuales me he visto enfrentada a situaciones que han requerido poner voz a mis necesidades y recordar a otras personas que el respeto ha de estar siempre presente a la hora de comunicarnos, independientemente de si estamos o no de acuerdo respecto a un tema, o de si estamos o no enfadados por su causa.

Nunca sabes en qué parte del camino puedes toparte con un maestro Zen:

DIÁLOGO ZEN: Maestro, ¿qué es lo más importante cuando se trata de mantener y fortalecer una relación entre dos personas, sea del tipo que sea? Hijo, la materia prima de toda relación humana, sea de amistad o de amores o de negocios o lo que sea, es el espacio personal. Una relación es una construcción, una fabricación, por lo que lo más importante para que el producto salga firme y duradero es saber manejar sabiamente esa materia prima: el espacio personal de cada uno.

(cuento tomado de: http://4grandesverdades.wordpress.com/cuentos-zen/)

Y de espacio personal se trata casi siempre, de respetar el tuyo y mostrárselo al resto de personas; pues una cosa está clara, y es que las discusiones son necesarias en muchos momentos de nuestra vida, pues ¿De qué otro modo podemos crecer mediante el intercambio de opiniones? ¿Cómo podemos aprender a poner límites a los demás, si no es discutiendo… practicando? o ¿De qué otro modo podemos aprender a pedir lo que nos corresponde por el simple hecho de ser personas? Una buena respuesta aquí sería: EXPRESANDO, por mucho que nos cueste.

Lo que no se dice no desaparece.

¿Has tenido algún problema con una compañera del trabajo? ¿Tu jefe te ha levantado la voz? ¿Se te ha colado una señora en la cola del supermercado con un carro a tope? ¿Estabas intentando contar algo que era importante para ti y no han parado de interrumpirte? EXPRESALO. No es necesario atacar a nadie para hacer valer nuestros derechos u opiniones, simplemente hablar de ti en primera persona, acerca de cómo te sientes en esa situación, con ese comportamiento o conducta, y lo que esperas de la persona en concreto para la próxima vez.

Poner palabras a lo que hemos sentido es necesario, y además aporta beneficios inmediatos a la persona que se ha lanzado a hacerlo; pero más aún lo es mantenernos en el proceso que eso conlleva. Esto quiere decir, que -muchas veces- al expresar aquello que necesitamos (aunque lo hagamos de manera adecuada y asertiva) nos topamos con sentimientos de culpabilidad, miedo o incluso vergüenza, generalmente heredados de nuestra cultura o de nuestra infancia, a los cuales no podemos ceder en primera instancia, máxime si nuestra conducta ha sido adecuada. Hay que estar en el proceso, aprendiendo y absorbiendo todo lo que nos vaya llegando, teniendo claro lo que nos ha movido a actuar y a expresarnos para parar los pies a esa situación o persona.

Lo creas o no, cuando te haces valer mostrando quién eres y cuál es tu espacio, además de estar dando la oportunidad a la otra persona de aprender algo importante para su vida (otra cosa es que sea capaz de aprovecharlo), estás tomando una postura activa en tus propios conflictos, los estás afrontando, y estás mostrando a esa persona quién eres, y qué es lo que estás dispuesto a tolerar o no en tus interacciones, pues todos tenemos límites, y éstos variarán en función de la persona con la que nos estemos relacionando.

Hay un asunto que me parece el eje central de todo el articulo, y es que a pesar del valor que tiene para autoafirmarnos el expresarnos hacia el resto de personas, lo más importante es que a la primera persona que se lo muestras es a ti misma, y ese es el valor principal de la autoafirmación, el cómo nos sentimos y nos percibimos a nosotros mismos. Es muy necesario que en este camino llamado vida tengamos claro que el compañero o compañera de viaje con el que pasaremos el resto de nuestros días es con nosotros mismos. Y esta realidad es la única que nos permite darnos nuestro sitio. Si yo me voy a acompañar, lo mejor será que me sienta bien, satisfecha o incluso orgullosa de la forma de afrontar las situaciones que me van surgiendo, con el único afán de amar aquella imagen que me devuelva el espejo (entendiendo aquí el espejo como el reflejo del alma). El respeto comienza por ti, y desde ese lugar va al mundo.