Personas en situación de dependencia: atención, ética y humanización

A continuación comparto un resumen sobre mi participación en el XXII Congreso de la Sociedad Andaluza de Calidad Asistencial (Almería 2017), en una mesa sobre «Humanización en el entorno socio sanitario».

Hace 4 años realicé una visita a una Unidad de Estancias Diurnas de personas mayores, y en un momento en el que estaba siendo acompañada para ver las instalaciones, entré con la directora en la Sala de Fisioterapia, y al fondo vi a un señor mayor que se desplazaba en silla de ruedas y que en ese momento estaba realizando ejercicios con una rueda de hombro. Me quedé mirándolo fijamente, porque me era ‘familiar’, de modo que decidí aproximarme y, conforme me iba a acercando a él, de verdad me dio un vuelco el corazón. ¿Es usted Don Manuel? –le dije. Y me contestó: -Si, y tú eres la hija de Pepe el Municipal. La sensación de verle de nuevo después de tantos años hizo que verdaderamente me emocionara y se me escapara alguna lágrima, que rápidamente desdibujé con el dedo índice aparentando la máxima normalidad. ¿Qué le pasaba a Don Manuel? ¿Por qué estaba en una silla de ruedas? ¿Y cómo es posible que se acordara de mi si habían pasado casi 20 años…?
Don Manuel fue el médico de cabecera de nuestra familia durante mi niñez y adolescencia. Le recuerdo como a un hombre afable, siempre con una mirada atenta, quién me sermoneaba –a medias- cuando mi madre le decía que nunca quería comer de nada… Amable, dispuesto, cercano… cuando estaba contigo estaba contigo, y siempre intentando ayudar para llevar mejor la enfermedad, cuando alguien caía enfermo. Era un hombre querido por toda mi familia, y cuando esa tarde llegué a casa y le dije a mi madre que lo había visto… sintió una gran alegría.

El lema de este Congreso es la Humanización de la Asistencia, y para mí hablar de humanización es hablar de personajes como Don Manuel, que nunca se olvidan.

Esta mañana voy a hablar de Dependencia, de Ética y de Humanización.

Humanizacion y Dependencia 2

El trabajo social comparte escenario con lo clínico-sanitario en la atención a las personas en situación de dependencia, dado que éstas presentan importantes complejidades relacionadas con sus limitaciones y la continuidad de su proyecto de vida, así como involucra a las familias cuidadoras, gravemente sobrecargadas y demandantes de asistencia y ayuda. Por otro lado encontramos la presión asistencial y la lentitud de respuesta social a través de ‘Dependencia’, lo que desgasta a pacientes, familias y profesionales. De manera que muchos son los esfuerzos que hay que poner en juego -desde lo humano- para paliar muchas situaciones, e importante es la coordinación que se pone en marcha para agilizar trámites y procedimientos para dar una respuesta inmediata a los casos más urgentes, desde el punto de vista social y clínico, como promover un ingreso en residencia de mayores para una persona que no puede retornar a su entorno, tras un proceso de hospitalización.
Encontrarse en una situación de dependencia no se relaciona solamente con la noción de salud o enfermedad, sino que tiene mucho que ver con el proyecto de vida de una persona y de su grupo familiar.

Cuando un trabajador social va al encuentro de una familia, verdaderamente no sabe lo que se va a encontrar, pues como decía Tolstói en Anna Karénina, todas las familias felices se parecen, y las infelices lo son cada una a su manera. Y está claro que el impacto de un problema (como puede ser la dependencia) obliga a reorganizar hábitos y roles de una manera ágil, y son muchas las familias que no pueden absorber el impacto de un diagnóstico con consecuencias graves, y claudican.

La Atención a la Dependencia, recogida en la Ley 39/2006, es un imperativo legal que responde a una exigencia moral y social: atender la fragilidad por la que se presupone que vamos a pasar todos, o casi todos… lo que no sabemos es en qué momento de nuestra vida.
La ética nos ayuda a establecer el marco de relación con el otro, sustentado en principios y valores. Ayuda, además, a afrontar conflictos y a tomar decisiones difíciles (en base a valores y con una metodología objetiva para analizar los casos que no tienen fácil respuesta), y de la manera más prudente (como diría Diego Gracia) y con las mayores garantías para la persona. Aunque no nos demos cuenta, nuestra actitud y nuestras decisiones van forjando un talante que traspasa a las personas que atendemos, y que las puede hacer sentir acompañadas o ninguneadas, aunque nuestra actuación sea la más eficaz desde el punto de vista técnico.
Según el psicólogo estadounidense Lawrence Kohlberg, la formación del juicio moral es el resultado de un proceso de aprendizaje, por tanto también se adquiere a través de la cultura y de las referencias del grupo con el que nos relacionamos. Las personas –sin saberlo- vivimos en un esfuerzo permanente de adaptación a los contextos y situaciones que nos toca vivir, de modo que es importante pararse y analizar el talante que se ha forjado en nuestro carácter, pues puede que pasen los años y llegue un día en que no te reconozcas.

Y la única manera de modificar ese talante que domina tu carácter, es con la conciencia, que es la linterna que nos muestra el camino de vuelta hacia nuestros objetivos y aspiraciones más profundas, que no tienen nada que ver con el estatus ni con lo material o superfluo, por tanto delimitando claramente la diferencia entre Atención Humanizada y Atención Deshumanizada.

Cuando me pidieron preparar esta intervención a principios de semana, decidí elaborar un pequeño cuestionario que recoja claramente lo que se entiende por ATENCIÓN HUMANIZADA y cómo podemos reconocer a un profesional inhumano en el trato directo. EL cuestionario fue administrado a 48 personas, a través de la aplicación googledoc, y estos son los primeros resultados:

En términos generales, la atención humanizada privilegia aspectos de la relación con el otro, fundamentalmente la empatía, respeto, dignidad, atención, escucha, no enjuicia, permite expresar lo que avergüenza, reconoce al otro, es cálida, etc…

Los atributos de la HUMANIZACIÓN se relacionan, ordenados según importancia, con:

-Tratar con empatía o empatizar con el otro

-Respetar al otro sin juicio: su autonomía, su nivel socio cultural, su individualidad

-Tratar al otro como a un ser valioso, con dignidad

-Generar confianza

-Dar un trato personalizado

-Escuchar antes de hablar, sin juicio y con sensibilidad: activamente

-Trato cercano

-Reconocer al otro

-Tratar con calidez

-Amabilidad

-Mirar a los ojos

-Solidarizarse con el otro, sentir compasión, no lástima

-Sonreír

-Tratar sin superioridad: desdén, desprecio, indiferencia…

-Estar más atento a la persona que a tus pensamientos

-Mostrar interés en resolver

-Conceder atención al otro

-Permitir a la persona sentir y expresar

-Atender las necesidades físicas y emocionales

-Tener un diálogo correcto

-Permitir compartir lo más íntimo, lo que avergüenza

-Permitir mostrar los puntos débiles

-Informar con claridad y honestidad

-Comunicarse con el otro

-Exponer todas las opciones posibles con sus riesgos

-Tener conciencia de que trabaja con personas

-Ser más cálidos y menos fríos

-Transmitir valores

Y respecto a cómo podemos reconocer a un profesional inhumano en el trato directo porque se mueve desde el ejercicio del PODER, la superioridad. No es empático, se muestra frío y alejado de la persona. Evita el contacto visual, interrumpe, muestra indiferencia, se muestra impaciente y molesto, cosifica, etc.

-Marca diferencias con el otro. Superioridad. Ejerce el Poder. Se comporta con supremacía. Actitud de superioridad. Menosprecia los comentarios o conocimientos del otro. Despotismo. Minusvalora. Trata con desdén. No hay una relación de equidad.

-Ausencia de empatía

-Frialdad

-No escucha

-Alejamiento de la persona

-Evita el contacto visual

-Se muestra impaciente y molesto (quiere acabar cuanto antes)

-Increpa

-Falta de atención en la persona

-Cosifica

-Es insensible

-No ofrece esperanza, la posibilidad de un futuro

-Contempla sólo al individuo, no al contexto

-Prejuzga

-No es claro en sus manifestaciones. Es escaso en la comunicación

-Porque interrumpe

-No es amable

-No trata con dignidad

-Más preocupado por las normas y protocolos que por la persona

-Obliga a ocultar las debilidades a su paciente

 

Conclusión

Poner atención en el comportamiento que tenemos hacia las personas que atendemos es lo que marca la diferencia entre una intervención insustancial, y una intervención con calidad. En mi caso, os puedo decir que Don Manuel no ganó un Premio Nobel de Medicina, pero verdaderamente ha sido un médico que ha generado un impacto imborrable en los recuerdos de muchas familias, por ejemplo en la mía. A ti, Don Manuel, aspiro yo algún día a parecerme. Gracias por tu humanidad.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

 

 

Aplicaciones de la mediación familiar a los conflictos derivados de la atención a situaciones de dependencia

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Por Inmaculada Asensio Fernández y Francisco Góngora Gómez

Publicado en Revista de Mediación.  Volumen 9 Nº 1

Resumen:

A lo largo de este artículo se presentan los profundos cambios sociales que se han producido en las últimas décadas y que están afectando a la gestión familiar de los cuidados a las personas en situación de dependencia. Esta circunstancia está provocando importantes conflictos y desavenencias en las redes naturales de apoyo, necesarias para la normalización de los cauces de ayuda fundados en los vínculos de afecto que caracterizan a las sociedades. Se exponen, así mismo, los beneficios de la mediación a través de la ejemplificación de situaciones de conflicto habituales relacionadas con el ámbito de la dependencia, poniendo especial hincapié en las herramientas y técnicas que la persona mediadora ha de emplear para la resolución pacífica de las mismas.

Palabras clave: Dependencia, mediación familiar, conflictos, familia, ética.

Si quieres leer el artículo completo pincha este enlace directo al artículo en la revista: https://revistademediacion.com/articulos/aplicaciones-la-mediacion-familiar-los-conflictos-derivados-la-atencion-situaciones-dependencia/

¿Siempre son las cosas como se piensan…?

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Imagen de Inmaculada, por Erika Asensio

Son muchas las veces en las que me he sentido animada a compartir cómo entré a trabajar en la Administración de la Junta de Andalucía, porque por suerte o por desgracia somos muchos los que hemos sufrido la etiqueta de “enchufados de la Junta”, por no ser funcionarios ni interinos, sino que accedimos a nuestro puesto a través de un proceso de selección llevado a cabo por una  Empresa de Trabajo Temporal (ETT).

Quiero dejar claro, para comenzar, que jamás he recibido el favor de persona, empresa o cosa para formar parte de ningún equipo o proyecto de trabajo. Mi madre ha sido cocinera y mi padre se ha dedicado al sector de la construcción, hasta que aprobó unas oposiciones para trabajar como policía local en el Ayuntamiento de Almería, profesión que ha ejercido durante más de 20 años. Ellos me proporcionaron una formación académica adecuada a mi vocación e intereses, sin embargo su brazo nunca ha sido tan largo como para darme acceso a ningún tipo de trabajo público, ni tampoco privado.

Terminé mis estudios de Trabajo Social en el año 2001, en Inglaterra. A mi regreso a España los únicos trabajos que encontré eran de niñera, comercial en empresas de telefonía o en la hostelería. Mi primer trabajo cualificado como trabajadora social surgió en 2003, en la Asociación de Esclerosis Múltiple de Almería, y desde ese momento hasta hoy no he parado de trabajar.

En Junio de 2007 aprobé una bolsa de empleo público de la Diputación Provincial de Almería. Ese mismo mes comienzo a trabajar en la localidad de Huércal de Almería, en los Servicios Sociales Comunitarios, dejando atrás 4 años de experiencia profesional en la Asociación de Personas con Discapacidad “El Saliente CEE”, en la que trabajé como Responsable de Calidad y posteriormente como Gerente.

Durante todo ese año 2007 fui alternando pequeños contratos de trabajo con el desempleo, de manera que no permanecía más de 20 días en el “paro”, pero a la vez tenía frecuentes cambios de destino por toda la provincia de Almería.

En Enero de 2008 vi una oferta de empleo en www.infojobs.net que cambiaría el rumbo de mi carrera profesional:

“la Fundación Andaluza de Servicios Sociales buscaba trabajadores sociales para llevar a cabo un proyecto consistente en la puesta en marcha de la Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia en Andalucía”.

Había muchas personas inscritas, pues las ofertas de trabajo relacionadas con trabajo social eran escasas, de manera que sin ninguna esperanza presenté mi candidatura. Para mi sorpresa, días después de inscribirme recibo un email de infojobs en el que me informan que estoy convocada  al  proceso de selección citado, el cual iba a ser llevado a cabo por una empresa de trabajo temporal (ETT) sita en la localidad de Roquetas de Mar: EULEN. El día de la fecha y hora señalados, me dirigí a la ETT para la entrevista, y para mi sorpresa -en lugar de ser entrevistada personalmente, me invitaron a tomar asiento alrededor de una gran mesa ovalada, junto a otras personas, todas trabajadoras sociales y expectantes ante el desconcierto de la entrevista.

Una chica muy amable y elegantemente ataviada – más tarde me enteré que era psicóloga- apareció para decirnos que nos iban a pasar una prueba escrita consistente en una serie de preguntas cortas sobre temas relacionados con el trabajo social y con el objeto de la convocatoria. Una vez hecha esta prueba, nos administraron un test psicotécnico, un tanto pesado, consistente en pruebas de agilidad mental e inteligencia práctica, y una vez terminado el test nos hicieron pasar por una última prueba basada en organizar y ordenar la documentación de un hipotético expediente.

Este día marché a casa un tanto extrañada y confusa, pues no había preparado mi entrevista para las pruebas planteadas. Sin embargo al día siguiente me llamaron por teléfono y me dijeron que había superado la primera fase del proceso de selección y me dieron cita para –esta vez sí- la realización de una entrevista personal.

Acudí a la ETT el día acordado para realizar la entrevista, y en el desarrollo de la misma mostré a la psicóloga entrevistadora mis preocupaciones respecto a si entrar a trabajar en la Fundación Andaluza de Servicios Sociales o no hacerlo, por varios motivos:

  • Primero, porque en Diputación me llamaban con mucha frecuencia y el sueldo era muy bueno, y me apenaba rechazar las ofertas de empleo de esta administración local.
  • Segundo, porque había solicitado una beca con la Fundación Carolina para irme a Costa Rica durante 3 meses, para llevar a cabo un proyecto de investigación en la Facultad de Trabajo Social de San José, y no quería renunciar a la posibilidad de realizar este sueño.
  • Tercero, porque el contrato era sólo para 6 meses y luego igualmente iría al paro, de manera que para qué ingresar a trabajar aquí en lugar de esperar a un nuevo contrato de Diputación.

La psicóloga que me hizo la entrevista me dijo que estaba dentro del perfil de personas que la Fundación Andaluza estaba buscando, y me aconsejó no rechazar un trabajo como ese en un momento de crisis económica incipiente (2008), de manera que tras pensarlo decidí aceptar el puesto de trabajo.

Mi primer día de trabajo en la Fundación Andaluza de Servicios Sociales me explicaron que mi ubicación diaria sería en la calle de las Tiendas en Almería, en la sede de la Delegación Provincial de Igualdad y Bienestar Social (pues así se llamaba en ese momento), de manera que este se convirtió en mi lugar habitual de trabajo.

El día que llegué a la calle de las Tiendas ya había otros trabajadores sociales trabajando para poner en marcha la denominada ´ley de dependencia´, y habían entrado con las mismas condiciones que yo; pero también había personas trabajando a tal efecto con un contrato de interinidad, de manera que unos y otros compartimos unos primeros intensos años de trabajo y fantásticas relaciones personales.

Pasa el tiempo y nuestro contrato se va prorrogando… y al par de años comienzan a surgir una serie de quejas y reivindicaciones por parte del personal interino y funcionario por la contratación irregular de personas en la Junta de Andalucía, y a partir de este momento el clima se comienza a enrarecer y comienzan a surgir divisiones entre el personal funcionario, los interinos y las personas contratadas por obra y servicio –como era mi caso. A las personas contratadas por obra y servicio se nos tacha de enchufados y enchufadas, y se reivindica el despido de todas las personas contratadas de este modo.

De alguna manera mi corazón y mi razón se dividen a la par: por un lado entiendo cierta parte de las reivindicaciones de algunos compañeros, en el sentido de que pugnan por un proceso de selección uniforme y objetivo, que como es lógico es lo esperable de una administración pública; pero por otro lado a todas las personas contratadas nos meten en el saco de los enchufados de la Junta, y hay personas que llevan a tal extremo sus reivindicaciones que comienzan a realizar descalificaciones y desprecios a las personas contratadas por este cauce. No fue fácil soportar pitadas a las 12 del medio día en la puerta del lugar de trabajo solicitando el despido de las personas que habíamos sido contratadas (incluso a veces por algunos de los propios compañeros), sin embargo también era un derecho por parte de los mismos el reclamar y exigir lo que para ellos era inadmisible: contratar a personas obviando los cauces establecidos para ello.

Los años han pasado y las cosas se han ido calmando, sin embargo todo el mundo sabe quiénes son los enchufados de la Junta de Andalucía, y muy a mi pesar yo estoy en el saco. De este modo, cuando alguien hace mención a los enchufados de la Junta en un grupo o reunión, yo me doy por aludida, pues esa es la etiqueta que nos pusieron y que viaja con nosotros. De hecho, hace poco me ocurrió: estaba desayunando con un grupo de profesionales a los que no conocía, y comenzaron a quejarse de los enchufados de la Junta. En ese desayuno había una persona que me conocía, y que sabía que yo era contratada, y le dijo a la otra mujer:»Inma también es contratada en la Junta, no funcionaria», y esta mujer suavizó un poco el tono de sus comentarios y ya no dijo nada más. Esto me llevó a darle vueltas a la cabeza para contar mi historia respecto a este tema, en un acto de búsqueda de cierta legitimidad: yo no soy una enchufada, lo digo alto y claro.

Ahora la Fundación Andaluza de Servicios Sociales ha desaparecido, y en su lugar nos encontramos contratados por la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía. Puedo decir que tras 8 años y pico de trabajo, por fin en Noviembre del año 2015 he firmado mi contrato como indefinida “no fija” de la citada Agencia, y continuo desarrollando mi labor como trabajadora social, creciendo como profesional y como persona, y rodeada de personas también maravillosas. Pues lo cierto que tras los conflictos estamos las personas, y esto es lo más importante.

Hoy día la situación de todos los trabajadores de esta Agencia está bastante normalizada y pacífica, creo que todos hemos sabido rescatar esto, al menos los que nos conocemos, apreciamos y tratamos a diario. Sin embargo, muchas han sido las veces que me ha apetecido dar a conocer mi experiencia, pues una misma realidad ha de ser contemplada desde diferentes puntos de vista. Cuando esto se hace, el objeto observado cambia y se despiertan muchas comprensiones.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

Un ejemplo práctico y real de mediación familiar en una situación de dependencia

ejem med depNota previa: para asegurar el anonimato y confidencialidad respecto a los hechos relatados, se han utilizado nombres ficticios, tanto en las personas descritas como en las localizaciones geográficas mencionadas.

Presentación del caso

Cayetana (53) y María (44) son dos hermanas que se encargan de atender a su madre Josefina (80), que se encuentra en situación de gran dependencia: encamada y dependiente para todas las actividades básicas de la vida diaria (ABVD). Josefina es atendida por sus hijas en el domicilio de éstas; Cayetana vive en Almería-centro, y María en la localidad de Fiñana. Las hijas se turnan en los cuidados de manera que cada 3 meses trasladan a su madre para atenderla en sus casas.

httpfabulas.infofabula-la-vieja-y-el-medico.html

Imagen tomada de http://goo.gl/PW9HND

La atención que recibe Josefina por parte de sus hijas es inmejorable. Hay lazos de afecto muy fuertes entre madre e hijas, con lo que el nivel de compromiso en los cuidados es muy alto.

A pesar de que todas las circunstancias son favorables para los cuidados a la madre, Cayetana y María no tienen buena relación, y en ocasiones ésto genera malestar a Josefina, quién no sabe cómo apoyar a sus hijas en sus desavenencias y falta de acuerdo en algunos aspectos relacionados con la organización de los traslados de un domicilio a otro, así como en la gestión de sus ingresos económicos, en especial de la ayuda económica que percibe Josefina a través de la conocida como «Ley de Dependencia«,  por encontrarse atendida en su entorno familiar.

Cayetana considera que al no estar trabajando ni percibiendo ningún tipo de subsidio económico (al contrario que María, que trabaja como maestra en un colegio) ella tiene más derecho a percibir la totalidad de la citada ayuda por cuidar a su madre. Por esta cuestión de percepción de legitimidad, Cayetana se ha dirigido a la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia para realizar un cambio de número de cuenta, de manera que sea ella la que reciba el dinero en una cuenta que ha abierto con su madre, figurando ella como autorizada y la persona en situación de dependencia como titular.

María, al enterarse de que su hermana ha realizado un cambio de número de cuenta sin contar con ella, que también es cuidadora, acude a la citada Agencia de Servicios Sociales y Dependencia y realiza otro cambio de número de cuenta, en la que sólo aparecen la persona dependiente y esta hija -María- como única autorizada. Al siguiente mes, al comprobar Cayetana que no le ingresan el dinero, acude a la Agencia de Servicios Sociales para preguntar qué ha pasado, y detecta que su hermana ha realizado un cambio de número de cuenta.

Ambas hermanas y cuidadoras son guardadoras de hecho de su madre, por este motivo pueden actuar en su representación para este tipo de gestiones, como lo es el cambio de un número de cuenta. En este sentido, Cayetana vuelve a realizar un cambio de cuenta sin tratar el tema con la hermana, y el personal técnico de la Agencia comienza a sospechar que las relaciones familiares son tensas, y que merece la pena realizar un trámite de audiencia a ambas cuidadoras para valorar lo que está sucediendo, lo cual puede llevar aparejada la revisión de la propuesta individual de atención de Josefina, y un cambio de modalidad de intervención o recurso.

Las hermanas acuden a la cita programada y son recibidas por dos trabajadoras sociales, ambas formadas como mediadoras familiares. Durante el transcurso de la entrevista, se percibe claramente que la relación entre ambas está deteriorada, y que ésta circunstancia podría afectar a Josefina. Sin embargo, también se percibe que para las hermanas la madre es lo primero, de manera que incluso anteponen su atención y cuidados a sus propias necesidades personales y familiares.

El proceso de mediación

Estudiado el caso, previa consulta con el Jefe de Servicio correspondiente, se les ofrece la posibilidad de ser objeto de un proceso de mediación -gratuito- para alcanzar una serie de acuerdos mínimos respecto a todo lo relacionado con la atención a Josefina, a lo que ambas acceden de buen grado.

A este respecto se debe dejar claro que no existe ningún servicio de mediación a este fin en la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía; por tanto no existe la intención de generar la expectativa en la población para acceder a este tipo de servicio, pues no está contemplado dentro de la cartera de servicios de la citada Agencia. Sin embargo el buen hacer de las personas profesionales y el deseo de apoyar a la familia, facilitaron que dos profesionales se ofrecieran para realizar esta intervención.

Cuando se comienza a trabajar en esta línea, se percibe que el núcleo del conflicto se relaciona con el hecho de que ambas hermanas están casadas con dos hermanos, y Cayetana se ha divorciado de su marido en una situación muy conflictiva (ha habido una denuncia por malos tratos por parte de Cayetana). El marido de María, hermano del anterior, está muy enfadado por la denuncia que Cayetana ha interpuesto contra su hermano, y la considera totalmente injusta.

Desde este punto, todo lo que se ha venido generando entre las hermanas y los respectivos maridos han sido malos entendidos y desavenencias que han derivado en un distanciamiento de ambas hermanas, en el que ninguna de las dos sabe determinar dónde está el punto de inflexión.

El Objetivo común

Desde el objetivo común de ambas hermanas, que es la perfecta atención a su madre, se trata de mejorar la comunicación y la coordinación respecto a todo lo concerniente a la atención a la madre, de manera que ésta no reciba el impacto del conflicto.

La mediación facilita que cada una de las hermanas se pueda poner en el lugar de la otra, y averiguar lo que siente, desde el lugar que proporciona la escucha activa y abierta, cosa que sin la mediación no son capaces de conseguir.

Las Posiciones

Cayetana se siente no apoyada por su hermana, quién no se ha enfrentado al hermano de su marido y le sigue permitiendo la entrada a su casa. Se siente profundamente incomprendida por su hermana, incluso no respetada y no querida por ella.

A María le duele que su hermana no comprenda que ella no puede impedir a su marido que siga manteniendo una relación cercana con su hermano, ya que además ninguno de los dos hermanos tiene conciencia de que se hayan producido tales malos tratos. Reconoce abiertamente que quiere a su hermana, pero tampoco quiere que su conflicto matrimonial le cueste a ella su propio matrimonio, en el que lleva más de 18 años casada y tiene dos hijos.

Los intereses

Cayetana quiere que su hermana impida la entrada a su domicilio de su exmarido, que no vuelva a tener ningún tipo de relación con él y que la apoye de manera contundente.

Quiere que su hermana se haga cargo de sus dificultades económicas y que le permita disponer de la ayuda económica que percibe Josefina por ser atendida por sus hijas en su entorno a través de «Dependencia», pues su ex marido no le pasa ningún dinero, a pesar de tener un hijo menor de edad en común, y tiene verdaderos apuros para cubrir las necesidades básicas los meses que Josefina se traslada al domicilio de María.

María quiere que su hermana reconozca que le está generando un grave conflicto matrimonial con su conducta; No quiere intromisiones en su hogar. Quiere que entienda que ella no puede enfrentarse al hermano de su marido, porque eso le puede costar el matrimonio.
Quiere que su hermana consulte con ella todo lo relacionado con la atención a la madre, y que la tenga más en cuenta en este sentido.

Las necesidades

Cayetana afirma que ella ha cuidado siempre de su hermana cuando eran pequeñas. De hecho afirma que ella renunció a estudiar para que pudiera hacerlo María, pues en la casa no había dinero para que estudiaran las dos. Se siente no reconocida por ella, y ésto le duele muchísimo. Necesita que su hermana expresamente le reconozca todo lo que ha hecho por ella, y que la quiere y la apoya a ella y a su hijo pequeño en el tema de los malos tratos. Quiere que se interese por su hijo, ya que a nivel psicológico está muy afectado por la separación de sus padres y por el tema de los malos tratos, estando incluso comenzando a somatizar (tartamudez, timidez extrema, inseguridad, pánicos nocturnos…).

Necesita, igualmente, que su hermana le permita hacer uso de la «ayuda de dependencia» hasta que encuentre un empleo.

María necesita que su hermana le dé tiempo para gestionar el tema de la entrada de su cuñado a casa, pues también quiere que comprenda que su propio matrimonio está en la cuerda floja. Necesita que entienda que -a pesar de que la quiere y que sufre por ella y su situación- toda la problemática que Cayetana ha tenido con su marido ha salpicado a su propio matrimonio, y ella también lo está pasando muy mal.

María se sorprende por los problemas que presenta su sobrino; señala que no tenía ni la menor idea de esta situación, y le comenta a su hermana que lamenta mucho todo lo que están sufriendo, dando muestras verbales de comprensión y apoyo.

El Acuerdo

El resultado final del proceso ha sido alcanzar una serie de acuerdos para mejorar la comunicación y coordinación en los cuidados a su madre, así como un acuerdo en el tema de la gestión de la ayuda económica que percibe Josefina a través de «Dependencia».

A María no le importa que su hermana Cayetana haga uso del dinero hasta que encuentre un empleo, pues se hace cargo de su situación y dificultades -al no percibir ningún dinero por parte del padre de su hijo; sin embargo, no se compromete a impedir la entrada de su cuñado a su casa, por respeto a la relación de parentesco que lo une a su marido.

Cayetana se compromete a buscar activamente empleo, así como a comunicar a su hermana cualquier asunto de especial interés relacionado con la atención a su madre; sin embargo, asegura que una relación afectuosa y cercana como la que tuvieron no la va a tener en la actualidad, mientras su hermana permita la entrada de su exmarido en su casa.

El resultado

A los 4 meses se realizó una visita domiciliaria -sin previo aviso,  detectando que la relación entre ambas hermanas había mejorado, de manera que -aunque no era especialmente cercana ni afectuosa, sí que había un mayor respeto entre ambas, y Josefina era completamente participe de esta mejora en las relaciones, lo que provocó que ella misma valorara positivamente nuestra intervención.

El bienestar de Josefina mejoró notablemente, sobre todo por la disminución de tensiones entre ambas hermanas.

*** Esto son sólo retazos de una intervención desde el ámbito social, a través de la mediación familiar.

Autora y mediadora interviniente en el proceso: Inmaculada Asensio Fernández

Entrada de blog publicada en   https://resuelveahora.wordpress.com/

Hay que poner voz a las personas dependientes que necesitan ayuda, tal como lo hace Eva Nasarre

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Eva Nasarre e Inmaculada Asensio, ambas trabajadoras sociales. XII Congreso Estatal de Trabajo Social celebrado en Marbella, en Noviembre de 2013.

Durante el XII Congreso Estatal de Trabajo Social celebrado en Marbella durante el mes de Noviembre de 2013, se realizaron diferentes actividades paralelas a las ponencias y comunicaciones previstas en programa. Había una zona denominada «Sube a la Plaza», en la que se congregaban diferentes profesionales para nutrir los talleres y actividades que se iban realizando.

Una mañana subí a la plaza y me encontré a un grupo de personas sentadas alrededor de una mujer –con pinta de interesante– que parecía estar compartiendo algo valioso.

Me acerqué y tomé asiento.

La miraba fijamente, su cara me era familiar. Tenía una expresión dulce, y a la vez contundente. Ella es portavoz, imagen y miembro de una plataforma de personas afectadas por los recortes en materia de dependencia y que, a pesar de tener graves dificultades para realizar las actividades más básicas, no disfrutan de recurso alguno que las ayude a paliar su situación. En aquella situación esta mujer compartía sus experiencias como persona en situación de dependencia, y su narrativa iba en la línea de denunciar la cantidad de casos que en la actualidad se encuentran a la espera de recibir alguna ayuda.

Esta mujer me llegó. No era sólo el contenido del mensaje, alejado de victimismos, y relatando la crudeza del día a día de muchas personas que no tienen la autonomía suficiente para valerse por sí mismas. Me llamó la atención cómo ensalzaba la DIGNIDAD de la persona por encima de todo, la manera de hilar los hechos que han provocado esta situación y cómo lo ha vivido ella en primera persona, motivo por el cual lo comparte desde esa humanidad y cercanía que toca a cualquier corazón.

La escuché con interés y emocionada, y al finalizar su intervención, más los turnos de preguntas, me acerqué, le di las gracias y un abrazo por su valentía y disposición para –en propias palabras suyas– poner voz a tanta injusticia y a tanto olvido por parte de los que nos gobiernan. Le comenté que su cara me era familiar, y me contestó que antes de padecer esta artritis reumatoide (diagnosticada en 1999) estuvo trabajando como entrenadora de gimnasia, conduciendo un espacio televisivo en las mañanas de Televisión Española, concretamente en la década de los 80.

Su nombre: Eva Nasarre. Su corazón: inmenso. Su lucha: digna de agradecimiento.

Eva nos invitaba a ponernos en la piel de los enfermos:

-«No somos números, ni estadísticas, ni beneficios. Yo no sé si vale más un aeropuerto que nuestra vida» – fue uno de sus mensajes.

Además de la reducción de las ayudas, denunciaba que los dependientes deben enfrentarse a otras modificaciones dentro de la sanidad, como son el copago y la eliminación de algunos medicamentos de la lista de la Seguridad Social.

-«Las personas dependientes no le interesan a nadie. La sanidad quiere recortar y dejarnos fuera en muchas situaciones, y si quieres hacerte un seguro de salud privado, al ser dependiente tampoco interesas a nadie».

Y directamente sentenciaba:

-«El sistema quiere que nos muramos, y cuanto antes mejor». El argumento para justificar todas las injusticias y precariedad que vivimos siempre es el mismo: hay crisis, no hay fondos, la ley de dependencia no es sostenible, está mal diseñada y no se puede hacer más.

La denominada Ley de Dependencia recibió el mayor estoque de su corta historia en Julio de 2012, al aprobarse una serie de medidas para «garantizar la estabilidad presupuestaria del país» (https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2012-9364) . El recorte económico fue tan drástico que se ha visto reducida la eficacia de esta ley, en su aplicación.

Como trabajadora social y como ciudadana, personalmente prefiero que salgamos de la crisis todos juntos, antes o después, a que salgan sólo unos pocos; que haya políticas sociales más solidarias y que la vida de cualquier persona esté por encima de todo lo demás.

Puestos a soñar, me gustaría que las personas pudiéramos confiar más en las estructuras políticas; que la corrupción fuera sólo una anécdota o caso aislado… que se pudiera perder cualquier cosa, excepto la esperanza. Considero que si todo el dinero y la riqueza que hay en España estuviera “en su sitio”, la crisis tendría otra cara, una más humana y más generadora de confianza entre las personas.

No tengo palabras para agradecer la exposición y esfuerzo de Eva Nasarre, pues puso voz y conciencia a la situación de muchas personas que no tienen la oportunidad ni los medios para expresar su malestar y sus necesidades.

Me sumo a tu denuncia Eva. Eres un ejemplo a seguir. Gracias.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández. (Trabajadora social de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de la Junta de Andalucía).