Usé la fuerza de mi rabia para respetarme

Este fin de semana actúa en Almería la cantautora madrileña La Otra, el sábado a las 23,00h en la Sala Madchester. He descubierto a esta mujer artista hace muy poco y estoy encantada de que su música y sus letras hayan llegado a mis oídos.

Tomada de https://laotra.bandcamp.com/

Justo ayer escuchaba uno de sus temas –Te prometo– en el que recita “te prometo sacar la fuerza de mi rabia y usarla para respetarme, para protegerme, y no para acabar desviándola en cualquier otro lugar”.

Te Prometo:  https://www.youtube.com/watch?v=xx75p0Myz-0

Esta parte de la canción me llegó mucho, sobre todo porque hay corrientes espirituales y/o pseudoespirituales que se han empeñado en convencernos de que la rabia es negativa y no aporta nada sano al ser humano.

odio y rabia

Tomadas las palabras ´odio´ y ´rabia´ en un sentido amplio, cierto me parece que no es conciliador, sano y positivo que las personas vivan en estos estados de forma continuada o permanente. Podría ser verdaderamente tóxico y destructivo; sin embargo, si considero que es humano y hasta necesario atravesar por estos sentimientos para darnos cuenta de lo que nos está aplastando en un momento dado,  para aprender a zafarnos de situaciones ancladas en el sufrimiento.

Bendita rabia si me ha permitido romper los lazos de una relación disfuncional. Bendita rabia si me ha hecho parar los pies a una jefa o jefe abusón. Bendita rabia si me ha ayudado a alejarme durante un tiempo a lamer mis heridas para regresar más saludable y autónoma.  Bendita rabia si me ayuda a dejar malos hábitos o adicciones. Bendita rabia si me permite retirarme de grupos o equipos en los que no estoy sintiéndome considerada o valorada como persona, tomando siempre como referencia mi dignidad. Bendita rabia, sí, la que me protege de dolores y decepciones, o incluso de duelos inesperados, y me impulsa a hacerme cargo de mi para salir adelante, para dejar atrás aquello que ha cerrado la puerta a la confianza y al amor. 

Cuando te encuentras en una situación límite, por dura e injusta: de la rabia nace tu fuerza para tomar determinadas decisiones, que -sin ella- no serías capaz de tomar. Después de esta rabia bien encauzada se puede llegar a la tristeza, para ayudar a reflexionar y ordenarlo todo. Este paso nos permite aprender de todos los errores que hayamos podido cometer, por acción u omisión, y  perdonarnos. Y también incluso para pedir perdón a otras personas y realizar algún tipo de reparación que ayude a edificar nuestras relaciones desde otro lugar. A fin de cuentas somos sólo humanos en un mundo complejo, intentando desarrollar un proyecto de vida que tiene que ser rehecho constantemente.

Nos acordamos de la película “Del revés” que mostró de manera muy pedagógica la importancia de conocer los beneficios de cada una de las emociones básicas que experimentamos. Están ahí por algo, tienen su función, si bien es cierto que ninguna emoción debe dominar nuestra vida, no sería equilibrado ni adaptativo para la persona. Por eso, muchas veces se dice que nosotros no somos nuestras emociones, sino que somos personas que experimentamos estados y emociones.

Dice la letra de una canción distinta de La Otra /Aprenderé/ que “las heridas sólo sanan con amor y digna rabia”, y es que esta digna rabia nos muestra aquello que nos incomoda y nos violenta, para que no lo pasemos por alto, para que aprendamos a darnos un lugar privilegiado en la historia de nuestra vida.

Este sábado no me pierdo tu concierto, La Otra, en Almería.

Bella Ciao celebra su IV Aniversario presentando en directo a La Otra en Almeria. Es un concierto que tiene lugar el 16/03/2019 a las 23:00 en Madchester Club, Almería, España. El estilo del concierto es Pop y Canción de autor.

Inmaculada Asensio Fernández.

El 8 de Marzo de 2019 hicimos historia

Este año son muchas las personas que se han sumado a la Huelga Feminista y a la Manifestación convocada a las 19.00h del 8 de Marzo en toda España.

El Almería se han manifestado unas 12.000 personas, publicaba esta mañana La Voz de Almería. Además, según publica hoy el diario «El País» en Madrid se han concentrado unas 350.000 personas, y en Barcelona han sido unas 200.000.

Considero que el mensaje que subyace a este fenómeno de la Historia del Tiempo Presente acaecido ayer -le pese a quién le pese- es que determinadas agrupaciones políticas desean dar pasos atrás en materia de igualdad, y no está pasando inadvertido para la ciudadanía de cada una de las regiones de nuestro país. 

Lo más destacado para mí ha sido el apoyo multitudinario recibido a la causa feminista, tanto por mujeres como por hombres, y de todas las edades… familias enteras entonaron ayer las canciones y vítores compuestos para la ocasión.

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Foto de Javier Alonso. Tomada de: https://www.diariodealmeria.es/vivir/Fotogaleria-Dia-Internacional-Mujer-Almeria_3_1334896498.html#slide-57

Todavía estamos vivos y vivas. Todavía hay esperanza. 

Inmaculada Asensio Fernández.

A mis sobrinos y sobrinas: abrid los ojos y leed mucho sobre la historia de España, y también sobre feminismo

Inmaculada Asensio.

La única manera de no repetir la historia es conocerla y aceptarla: reconocerla.

Sobrinos y sobrinas, como vuestra tía que soy –la tita Inma- quiero transmitiros que estoy muy preocupada por todos los cambios que están sucediendo a nivel político en España. Soy mujer y conozco bien mi historia y la de todas las mujeres con las que me he cruzado a lo largo de mi vida: de mi familia, de mi barrio, de mi colegio, de mi instituto, de mi universidad, de mi oficina y de todos los lugares por los que he viajado: Inglaterra, Escocia, Irlanda, Costa Rica, Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Marruecos, Brasil y California; y sin necesidad de pedir permiso lo afirmo  alto y claro: EL MACHISMO HA SIDO PARTE DE MI HISTORIA Y LA DE TODAS LAS MUJERES QUE HE CONOCIDO, en España y en el resto de países.

Quiero contarte esto para que tengas un argumento más que te ayude a indagar un poco acerca de todo lo que se dice sobre machismo y feminismo. Me gustaría que pudieras comparar lo que comento en estas líneas con tus experiencias, con la historia viva de aquellas personas con las que te cruces a lo largo de tu vida, y con lo que puedas leer en los libros: cuanto más leas, mejor. Si te quedas sólo con lo que oyes en la calle, de personas quizá cercanas, en internet, en la prensa o televisión… podrán intentar hacerte creer que el feminismo tiene propósitos ocultos, o negativos, pero lo que ocurre es que no interesa que las personas luchen por sus derechos, exijan un papel visible y activo en la sociedad.

¿Habéis oído hablar del feminismo? ¿Lo consideráis positivo o negativo?

Veréis, cuando yo era pequeña y estaba en el colegio una mañana vinieron a mi clase dos mujeres –no sé si eran maestras o psicólogas- a hablarnos sobre la mujer y su papel en la familia y en la sociedad. Recuerdo que juntamos nuestras mesas de clase en un gran circulo, y cada uno de nosotros y de nosotras fuimos haciendo un dibujo sobre cómo veíamos en casa a mamá y a papá. Yo, y casi todas las niñas de la clase, dibujé a mi madre cocinando, limpiando, lavando ropa, tendiendo y haciendo tareas domésticas en casa.  A mi padre lo dibujé sentado en una oficina y con muchos papeles sobre la mesa.

Una de estas mujeres nos pidió que representáramos una especie de teatrillo con estas escenas dibujadas, y nos hizo ver cómo las mujeres tenían un papel de total dedicación a su familia, un papel sumiso y con no mucha valoración por parte del resto de la familia.

Cuando nos preguntaban cómo sabíamos que mamá estaba cansada, o no quería hacer algo… sencillamente no lo sabíamos. Nadie en clase se preguntaba cómo estaba mamá, cómo se podía sentir después de ese largo día de trabajo, porque entre otras cosas, nadie consideraba eso “un trabajo”, sino más bien una obligación. Ellas nos hablaron de que las mujeres podían hacer muchas cosas que hacían también los hombres, e incluso -aunque cocinaran e hicieran muchas cosas en el hogar- también podían decidir trabajar fuera de la casa (igual que papá), y la manera de poder hacer esto (trabajar los dos) era que papá también colaborara en las tareas de la casa.  Casi todos los niños y las niñas nos reímos imaginando a papá haciendo tareas del hogar… ¡eso es imposible, papá se negará! Y es que en ese momento histórico, aquello era impensable. El hombre trabajaba en la calle y la mujer estaba en la casa con los hijos e hijas.

No me voy a detener, queridos sobris, a explicar las diferencias en la educación que hemos las hoy mujeres de mi época, cuando éramos niñas. Los roles de género eran muy distintos, y más de una y de dos (entre las que me incluyo) queríamos ser chicos para tener opciones distintas… y más libertad.

Sólo gracias a mi formación académica (y a que mi padre me impulsó a estudiar y me apoyó siempre para que pudiera tener más opciones de desarrollo en el futuro); y  también gracias a que he tenido la suerte de conocer personas con un buen nivel cultural y con mentalidad abierta y -por qué no decirlo- gracias a estas profesionales que nos explicaron que tanto el hombre como la mujer pueden trabajar en la casa como fuera de ella… pude plantearme un tipo de vida diferente al que estaba previsto para mi, pude enfrentarme a todos esos muros que la sociedad había levantado a mi alrededor por ser mujer: nunca quise ser «ama de casa», ni tuve una vocación decidida como cuidadora familiar no profesional. Mi vocación es ayudar a los demás, y mi sosiego lo he encontrado en los libros.

El feminismo no es lo contrario al machismo.

Esto es algo que mucha gente ignora, pero es un error que se soluciona de manera muy sencilla: acudiendo al diccionario. Vamos a ver qué nos dice el diccionario de la Real Academia Española del machismo y del feminismo:

Machismo

  1. m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
  2. m. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón (actitud de superioridad frente a la mujer).

Feminismo

  1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
  2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva de la igualdad del hombre y de la mujer.

Ahora bien, ya que hemos visto que no son antónimos, sino que machismo es superioridad, y que feminismo es igualdad, ¿cómo creéis que surgió el feminismo en España?

Aunque no lo imaginéis, hubo un tiempo en que las mujeres no podíamos votar; no podíamos abrir una cuenta bancaria sin el permiso de nuestro padre o nuestro marido; no podíamos testificar en nuestra propia defensa en un juicio; no podíamos casarnos con quién queríamos nosotras; no podíamos leer los libros que queríamos, y además no encontrábamos a las mujeres en los libros porque no existían en la literatura; no podíamos estudiar –ni mucho menos ir a la universidad; no podíamos trabajar, al menos no sin el permiso de nuestros maridos; no podíamos divorciarnos, ni siquiera cuando nuestro marido nos maltrataba, incluso gravemente y poniendo en riesgo nuestra vida. Nosotras, simplemente por ser mujeres, no éramos titulares de derechos civiles tan simples como éstos, sólo por el hecho de nacer mujeres.

Nuestro color era el rosa, y nuestra educación destinada a un solo fin: servir al hombre, obedecerle.

Pero en todo momento histórico ha habido personas luchadoras que han cambiado el rumbo de la historia, y que han puesto en riesgo su propia vida para defender aquello en lo que creían.

Lo primero que conseguimos fue el derecho al voto. 

El origen del feminismo lo encontramos en el sufragismo (sufragio=voto). Esas primeras mujeres que lucharon por el derecho al voto femenino, prohibido en España hasta el año 1931, que se aprobó en la Constitución de la primera república, pero ese año hubo elecciones y la mujer no pudo participar activamente. En realidad, la primera vez que la mujer pudo votar en España fue en el año 1933, y supuso el estreno de la mujer como ciudadana completa.

No fue fácil conseguir el derecho al voto: agresiones, abucheos, insultos, desconsideración y escarnio social y público… ¿de verdad creéis que las mujeres lo consiguieron sólo hablando sentadas tomando un café? ¡No! Fueron años de luchas y movilizaciones en las calles y ahora parece que todo eso no ha sucedido. Muchas personas quieren ocultar esta parte de la historia.

1981 fue un gran año para las mujeres en España.

Hasta 1981 las mujeres debían pedir permiso a su marido para poder trabajar, cobrar su salario, ejercer el comercio, abrir cuentas corrientes en bancos, sacar su pasaporte, el carné de conducir, etc. La mujer casada seguía la condición de su marido, incluso perdía su primer apellido por el del marido, y él decidía donde se vivía y donde no: toda buena mujer estaba siempre al lado de su marido, donde él quisiera estar. El marido podía disponer de los bienes comunes sin el consentimiento de su esposa, con la sola excepción de los inmuebles y establecimientos mercantiles. Hasta el año 1981 la mujer soltera se equiparaba a una persona menor de edad y no podía abandonar la casa sin el consentimiento de su padre. Siempre rebajada a la mínima expresión, sometida. Y además ese año se aprobó la primera ley de divorcio, que permitía –al menos legalmente- a una mujer separarse de su marido, aunque la sociedad lo castigaba, y la Iglesia también.

GRACIAS A LAS LUCHAS DE LAS MUJERES, SE AVANZÓ EN CONSEGUIR MÁS DERECHOS. Las mujeres crearon asociaciones, partidos y sindicatos -en 1987 ya había bastantes asociaciones que tuvieron una influencia decisiva en la evolución de las leyes y el establecimiento de las distintas medidas que se fueron adoptando para equiparar los derechos entre mujeres y hombres y se crearon organismos públicos para trabajar por la igualdad.

El hombre siempre ha tenido los privilegios otorgados por las leyes y las sociedades a lo largo del planeta; y a las mujeres nos ha tocado luchar y recibir golpes e insultos, para poder realizarnos y ser personas de pleno derecho en la sociedad. No nos lo han regalado.

Hoy en día siguen existiendo muchas desigualdades y problemas derivados de nacer hombre o nacer mujer, y por mencionar sólo algunos de ellos, os diré que:

  • Las mujeres todavía ganan menos salario que los hombres, haciendo lo mismo, en muchos trabajos.
  • Se nos sigue considerando el sexo débil, y se nos infravalora socialmente.
  • Ocupamos menos puestos directivos.
  • Sufrimos muchas más agresiones sexuales (violaciones y abusos de todo tipo) en comparación con los hombres.
  • Sufrimos violencia de género, que se llama así “violencia de género” porque se da desde el hombre hacia la mujer por el sólo hecho de ser mujer, de sentirse superior a ella, de dominarla. Y los casos de violencia de género son muy superiores a los casos en los que mujeres agreden a sus parejas hombres.

Sobrinos y sobrinas, el FEMINISMO ES UNA LUCHA NECESARIA para que en la sociedad no existan privilegios por el sólo hecho de nacer hombre o nacer mujer. Sin embargo, siempre hay personas que no quieren que cambien las cosas. Que desean atesorar el poder y que las mujeres sigamos ocupando el pequeño espacio que nos han ido permitiendo ocupar en la sociedad. Además, ahora existe la moda de que a las que se quejan y reivindican las llaman feminazis, para humillarlas, para hacer creer a todo el mundo que están locas y que no saben lo que hacen.

¿Por qué molesta ahora tanto a muchas personas y grupos políticos escuchar hablar del  feminismo?

Molesta porque hablar de la historia del feminismo es hablar de DESOBEDIENCIA.

La desobediencia poco gusta a quién ostenta el poder. Nuestra naturaleza y nuestro género no debería haberse visto encadenado durante siglos a un estilo de vida privado de la educación, del acceso a un empleo remunerado y de ocupar los espacios de la vida pública, sobre todo los tradicionalmente reservados a los hombres: la política, el liderazgo empresarial, los ámbitos de decisión para la propia vida o para el progreso y bienestar de la sociedad.

Todos y todas tenemos derecho a una vida plena y feliz, y eso os deseo yo a vosotros y vosotras.

Os quiero. Vuestra tita Inma.

Autora: Inmaculada Asensio Fernández

¿Has escuchado hablar del narcisismo psicopático?

AJEDREZ

Imagen tomada de: https://pixabay.com/es/ajedrez-rey-piezas-de-ajedrez-2727443/

En estos días he tropezado con un blog llamado «sobreviviendo a psicópatas y narcisistas» y me ha suscitado interés la lectura de sus publicaciones, enlaces y comentarios varios. Pensaba que iba a encontrar “más de lo mismo” sobre temas de violencia de género, pero para mi sorpresa se habla de una serie de dinámicas que se establecen en las relaciones de pareja, en las que el narcisismo del hombre ocupa un papel protagonista en toda la clase de ordalías que experimentan las mujeres que entran en relaciones con este tipo de sujetos.

El narcisismo se define por la DRAE como:
1. m. Manía propia del ´narciso´: hombre que cuida demasiado de su arreglo personal, o se precia de atractivo, como enamorado de sí mismo.
2. m. Excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras.

El hombre narcisista destrata o maltrata de una manera encubierta a la mujer con la que mantiene una relación de pareja, pero su manera de comportarse socialmente provoca tanta admiración en las personas de su entorno, que no es tan fácil detectar que está humillando o tratando mal a su compañera. Y en los casos en los que sí se detecta, de algún modo se les excusa silenciosamente por sus conductas, por tratarse de un personaje peculiar, con éxito, fama o reputación y/o dinero, y con muchas personas alrededor deseando alcanzar todos esos superficiales dones sociales.
Estas personas no tienen ningún tipo de profundidad emocional, sino que pasan de puntillas por los sentimientos de las personas con las que se involucran emocionalmente, de hecho las consideran más bien pertenencias, cosas… no personas autónomas y con dignidad.
Los psicópatas narcisistas son miopes emocionales, y restan valor al respeto hacia los demás en pos de ensalzarse a sí mismos. Suelen moverse con un interés claro y desvalorizan el vínculo auténtico con los demás. Generalmente se centran en sus propios deseos, necesidades y placeres, y en muchas ocasiones, debido a todas sus excentricidades y comportamientos excesivos –en cierto modo histriónicos- suelen considerarse como ´personas magnéticas´.

Su magnetismo no puede estar más alejado de la realidad, desde el punto de vista de una mujer que ha vivido una relación sentimental con una pareja de este tipo. Sólo se trata de la fachada de un vampiro –totalmente vacío de una cosa llamada ´verdad´- y que sólo busca la manera de llenar huecos.

El narcisista actúa de una manera muy similar de un caso a otro, a juzgar por los comentarios que leo en la página. Su modus operandi se resume en que conoce a una mujer que le atrae, la cual suele estar necesitada de afecto. Se convierte en la persona que cree que esa mujer necesita: se adapta a todos sus gustos e intereses, finge ser quién imagina que ella espera que sea y se mimetiza con ese personaje ficticio.
Una vez logra comenzar una relación con esa persona la trata como a una reina. La colma de halagos y de todo tipo de detalles (invitaciones, regalos, sorpresas inesperadas e incluso costosas…) de manera que la hace creer que ella lo merece todo, que es especial y única.
Poco a poco va haciéndose consciente de que ya no tiene que ganarse a la mujer en cuestión, ya no hay reto y su interés afloja considerablemente. A partir de este momento comienza a tratarla como a una ´cosa´, a hablarle mal, a manipularla, a hablarle de otras mujeres y a establecer situaciones de tira y afloja, oscilando entre una pasión desmedida y apresurada, y un desinterés creciente que provoca en la victima un sentimiento de culpa y de haber provocado ese repentino cambio.
Una vez tiene atrapada emocionalmente a su victima, comienza a estar sexualmente disponible a otras mujeres… y comienzan las infidelidades. La relación se convierte en un espacio de lucha por el poder, en el que él –sabedor de tener la sartén por el mango- cae en una situación de total desprecio hacia su pareja, y comienza a abrir todos los sentidos a la posibilidad de encontrar otra pareja más… más… más divertida, guapa, pasional, graciosa, joven… En definitiva una mujer a la que pueda colocar en un pedestal y por la que pueda iniciar otra carrera para conseguir su reto, su más preciado valor: ser elegido por ser quién es, por ser un hombre valioso, el más de lo más en todos los sentidos: un triunfador nato.

Entonces se produce el milagro. En esas pequeñas ráfagas de conquista se ve a sí mismo ganador y se enamora una vez más de su propia imagen, como sucedió a Narciso.

Pero detrás de su imagen no hay aguas cristalinas, sino que se esconde la sombra de todas las mujeres que guardan un pésimo recuerdo de él en sus memorias, y que no ven en su imagen más que a un impostor, alguien que no merece ningún tipo de aprecio. Alguien a quién rechazar de por vida.
Por eso, tal como recomienda este blog a las mujeres que pueden verse envueltas en este tipo de situaciones, una vez y no más. Tropieza una vez, pues en realidad estadísticamente es fácil hacerlo, hay mucho psicópata narcisista suelto por la sociedad que conocemos. Si ya lo has vivido, aprende a reconocerlos y a huir de ellos, que se quemen ellos solos en la pira de su vanidad.
Tú haz tu trabajo y que cada cual haga el suyo.

Inmaculada Asensio Fernández.

Muestra de Derechos Humanos básicos

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Ilustración de Kathrin Honesta, tomada de: https://goo.gl/GBuWFV

A continuación comparto una muestra de Derechos Humanos básicos, con el deseo de que hagas gala de ellos cada vez que lo necesites. 

  1. El derecho a mantener tu dignidad y respeto comportándose de forma habilidosa o asertiva incluso si la otra persona se siente herida mientras no violes los derechos humanos básicos de los demás.

  2. El derecho a ser tratados con respeto y dignidad.

  3. El derecho a rechazar peticiones sin tener que sentirse culpable o egoísta.

  4. El derecho a experimentar y expresar tus propios sentimientos.

  5. El derecho a detenerte y pensar antes de actuar.

  6. El derecho a cambiar de opinión.

  7. El derecho a pedir lo que quieres (dándote cuenta que la otra persona tiene el derecho a decir que no)

  8. El derecho a hacer menos de lo que humanamente eres capaz de hacer.

  9. El derecho a ser independiente.

  10. El derecho a decidir qué hacer con tu propio cuerpo, tiempo y propiedad.

  11. El derecho a pedir información.

  12. El derecho a cometer errores y ser responsable de ellos.

  13. El derecho a sentirte a gusto contigo mismo.

  14. El derecho a tener tus propias necesidades y que esas necesidades sean tan importantes como las necesidades de los demás. Además, tenemos el derecho de pedir (no exigir) a los demás que respondan a nuestras necesidades y de decidir si satisfacemos las necesidades de los demás.

  15. El derecho a tener opiniones y expresarlas.

  16. El derecho a decidir si satisfaces las expectativas de otras personas o si te comportas siguiendo tus intereses, siempre que no violes los derechos de los demás.

  17. El derecho a hablar sobre el problema con la persona involucrada y aclararlo, en casos límite en que los derechos no están del todo claros.

  18. El derecho a obtener aquello por lo que pagas.

  19. El derecho a escoger no comportarte de manera asertiva o socialmente habilidosa.

  20. El derecho a tener derechos y defenderlos.

  21. El derecho a ser escuchado y a ser tomado en serio.

  22. El derecho a estar solo cuando así lo escojas.

  23. El derecho a hacer cualquier cosa mientras que no violes los derechos de alguna otra persona.

Fuente: Thompson, L. L. (1979). The assertive option: Your rights and responsibilities. Psyccritiques, (pp.80-81).

Inmaculada Asensio Fernández

Ojo con el Efecto Espectador, te paraliza diciendo «no hace falta que hagas nada, ya lo hará otra persona»

Rebecca Deutremer Ilustracion

Ilustración de Rebecca Dautremer tomada de https://goo.gl/2bB8Xo

El efecto espectador es un fenómeno psicológico por el cual es menos probable que alguien intervenga en una situación de emergencia cuando hay más personas que cuando se está solo.

“Ya habrá actuado otro, ya habrá llamado otro, ya se habrá preocupado otro”

El 13 de marzo de 1964 una mujer llamada Kitty Genovese fue brutalmente asesinada frente a su domicilio, en Nueva York. Como gerente de un negocio de hostelería, regresaba a su casa a las 03.00 de la madrugada, y cuando aparcó su coche en la puerta un hombre la atacó con arma blanca, la violó y finalmente la asesinó. Antes de marcharse y dejarla desangrándose en mitad de la calle, le robó 49 dólares.

A kitty Genovese la mató la ciudad

El ataque duró sobre la media hora y pudo ser observado por más de 37 personas, desde sus ventanas y locales cercanos, ya que los gritos pidiendo auxilio de Kitty Genovese no cesaron en ningún momento durante esos 30 minutos.

El asesino huyó y Kitty Genovese fue trasladada en ambulancia, debido a la llamada tardía de un testigo. Murió de camino al hospital. Afortunadamente el asesino fue detenido días después e ingresó en prisión.

A pesar de que el New York Times relató que fueron unas 40 personas las que observaron el incidente, nadie intervino hasta bastante tiempo después de iniciado el asalto, de manera que ninguna persona hizo nada por salvar su vida.

Este hecho despertó el interés de psicólogos e investigadores, de manera que Bibb Latané y John Darley  iniciaron una investigación social para esclarecer cómo era posible que ninguna persona la ayudara en plena vía pública (Quiñones, L. 2016. La Nación).

El Efecto Espectador

Se pudo demostrar que hay un efecto social denominado “Efecto Espectador” que se produce cuando varias personas observan un hecho conflictivo, peligroso o de riesgo y sin embargo nadie hace nada para impedirlo, desde la creencia de que otra persona lo hará. Todo el mundo piensa que otra persona actuará; otra persona llamará; otra persona hará algo… de manera que toda la responsabilidad se diluye y al final nadie toma la decisión de intervenir.

Unido a lo anterior, estamos sobreexpuestos a situaciones de dolor, a los conflictos y agresiones (en los medios de comunicación, por ejemplo) y nos hemos acostumbrado a mirar hacia otro lado para protegernos, o incluso a mirar y no ver… no hay un auténtico sentimiento de comunidad o de grupo.

Una experiencia reciente que me ha llevado a escribir esta entrada de blog

Hace poco menos de un mes una persona de mi entorno me comentó algo que le había pasado al parar a repostar en una gasolinera antes de acudir a mi encuentro, para almorzar juntos. Me comentó temas sin importancia relacionados con el precio del combustible, la cantidad de personas que había en la gasolinera… y que un hombre que iba justo delante de él en la cola para pagar al parecer llevaba unos tragos de más, a juzgar por la cara que puso la dependienta cuando se dio la vuelta y se marchó este señor.

Ella comentó que olía muchísimo a alcohol y que ese hombre no estaba para conducir. Añadió, apenada pero sin conciencia de la repercusión de lo que estaba diciendo que “para colmo este hombre llevaba en el coche a una niña, y que por cómo olía desde luego no estaba para conducir”. En ese momento, él comentó a la dependienta que si ella lo había olido e iba pasado de alcohol y llevaba a una menor con él en el coche, lo conveniente sería que avisara a la Guardia Civil. Ella lo miró seriamente y le contestó: “tienes razón, lo suyo es llamar a la Guardia Civil”.  Por tanto él pagó, dio las gracias y se marchó para encontrarse conmigo.

Por mi parte, nada más escuchar esta parte del relato durante el almuerzo comencé a ponerme nerviosa… una niña, un hombre con exceso de alcohol, puede que borracho… ambos solos y él conduciendo… En fin, se me encendieron todos los pilotillos de emergencia. Me faltaban respuestas y me sobraban preguntas, de manera que me llené de verbos y adjetivos para pedir explicaciones sobre por qué él mismo no había llamado a la Guardia Civil.

Él respondió tranquilo: “No te preocupes, le dije a la dependienta que llamara a la Guardia Civil, pues además fue ella la que se dio cuenta del olor a alcohol y de que viajaba con una niña”.

Mi cara un poema. ¿Y tú no has podido llamar en ese mismo momento para asegurarte de que la gestión quedaba hecha? ¿Y si el hombre no está para conducir? ¿Y si tienen un accidente? ¿Y si…? Medio millón de “Y si´s” cruzaron mi mente en poco menos de un minuto. Sin embargo él estaba almorzando tranquilo desde el convencimiento de que esa amable dependienta había cumplido con lo acordado.

¿Quieren saber lo que de verdad ocurrió?

Sin pensarlo mucho le pregunté qué gasolinera era y busqué el tlf en google. Llamé y respondió una mujer muy amable a la que pregunté si ella había atendido hacía unos 30 minutos a un hombre que viajaba con una niña y que olía mucho a alcohol, y contestó que sí. Le revelé el contenido de la conversación mantenida en ese momento durante el almuerzo, y le pregunté expresamente: ¿has llamado a la Guardia Civil?

Su respuesta no se hizo esperar: no. Luego comenzó con evasivas… yo no vi el coche, yo estaba trabajando y tenía mucha gente, yo veo muchas cosas feas en este trabajo y no puedo estar todo el día llamando a la Guardia Civil… Y luego argumentó: ¿y por qué no ha llamado él si tan claro lo tenía? Yo no le dije que lo haría, sólo me callé y asentí. También podía haber llamado él.

Ya podéis imaginar mi indignación. Estuve un rato al tlf con esta señora haciéndole ver que si observamos una situación de riesgo o peligro, no podemos pasar de largo, porque no hay actitud más deshumanizada que esta. Ella me daba la razón, pero me decía que no quería problemas.

Nos perdimos en un sinfín de explicaciones por mi parte y de excusas por la suya. Le pregunté por los detalles del coche, del hombre o dirección tomada para llamar yo misma a la Guardia Civil, pero lamentablemente no recordaba nada (o eso me respondió).

Mi acompañante durante el almuerzo quedó de piedra al comprobar in situ a quién estaba telefoneando. Escuchó entre preocupado, culpable y aturdido todo lo que pudo sobre entender de esta conversación, a la luz de mis diálogos con esta trabajadora de la gasolinera.

Cuando finalmente colgué el tlf me dijo: “me has dado una lección que no olvidaré nunca”.

Por favor, si observas una injusticia, una situación de riesgo o un peligro cierto, no pases de largo, actúa. Mañana te puede pasar a ti.

Inmaculada Asensio Fernández.