Algo se muere en el alma cuando una amiga llamada Confianza se va

Con la confianza es mejor no jugar.

¿Alguna vez has tenido en las manos el juego de cartas El valor de los valores, de Simon Dolan?

Se trata de un juego de naipes que representa toda una serie de valores que son fundamentales para la vida humana en sociedad. De todos esos naipes sólo hay uno que se extrae de la baraja antes de jugar, porque representa algo que debería ser siempre respetado y estable en la vida de las personas: la confianza.

La confianza es el valor de los valores.

Simon Dolan.

La confianza es un concepto social (constructo) que nos permite cohesionarnos con otros, desde una dimensión que compromete de manera directa nuestra afectividad y nuestro deseo de comunidad y arraigo. La confianza supone tener una expectativa de seguridad y certeza sobre el comportamiento y actitud de otras personas hacia nosotras, y nos permite construir un relato interno positivo sobre esa relación y la importancia que tiene en nuestra vida.

Algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Y va dejando una huella que no se puede borrar. No te vayas todavía, no te vayas, por favor. No te vayas todavía, que hasta la guitarra mía llora cuando dice adiós.

Estas sevillanas de Los del Río muestran lo mucho que duele perder a alguien a quien se quiere, un amigo o una amiga, un padre, una madre o una hermana…, incluso un mediano o gran amor.

Pero hay otras pérdidas que también duelen mucho y que no se relacionan con un vínculo o persona concreta, sino con un valor que sentimos traicionado y nos llena de dolor…, y no es otro que el valor de la confianza.

La con-fianza es algo así como dar tu fianza a otra persona, y en una relación con-fianza nos sentimos cómodas con esas personas en las que confiamos, pues entendemos que nuestro tesoro (nuestra fianza) está a salvo con ellas.

Esto elimina cualquier incertidumbre relacionada con nuestra vinculación con el entorno, y nos permite pisar un suelo firme, sin fisuras.

Normalmente las personas no dan su fianza a cualquiera, sino que, conforme se profundiza y se avanza en las relaciones, se van dejando llevar y van construyendo una estructura de unión que permite un sano intercambio, siempre forjado sobre los cimientos de la con-fianza dada.

Si una persona traiciona nuestra confianza en un grado más o menos de importancia, nos sentimos heridos y desasistidos en ese aspecto concreto que sentimos violentado. Nuestra relación con ella se ve afectada por ese golpe inesperado, y puede resultar difícil reparar la situación, ya que de algún modo se produce un roto… y esa relación cambia, aunque quizás no termine completamente rota.

¿Podemos volver a confiar en una persona que ha puesto en riesgo nuestra sensación de seguridad? Difícil, pero no podemos decir que sea imposible, ya que va a depender en gran medida del valor de esa fianza y sus consecuencias para nosotras: el tamaño de la herida causada con esta traición, el nivel de importancia que tenga esa relación para nosotras, y también de lo desprendida que sea la persona de sus ofensas y de sus juicios sobre el resto.

Lo que sí es un hecho, es que si la confianza se pierde y no se inicia un camino hacia su reparación, desde la conciencia del daño causado y desde un profundo y honesto interés en solucionar las cosas… esa relación caerá en desgracia, y será más que difícil volver a experimentar esa sensación de seguridad que representa la confianza en las relaciones.

Sin la confianza no se puede construir nada.

Simon Dolan.

Por este motivo muchos refraneros y dichos populares informan y advierten que con la confianza no se juega, porque sus efectos pueden ser irreversibles. Conviene, por tanto, prestar especial atención y cuidado en el privilegio que supone que otra persona nos entregue su fianza, ya sea en una relación personal o profesional, ya que esta cualidad permite profundizar a un nivel en las relaciones que no es posible conseguir si no es teniéndola a buen recaudo.

Inmaculada Asensio Fernández

Imagen tomada de: https://sp.depositphotos.com/stock-photos/confianza-de-la-ilustraci%C3%B3n.html

¿Cómo afrontar la hostilidad en los contextos profesionales?

La hostilidad es una actitud personal vinculada a las expresiones de ira hacia las personas que tenemos cerca, como por ejemplo la familia, las amistades o los compañeros y compañeras del trabajo. Dada su repercusión en la calidad de vida profesional, en esta entrada de blog nos vamos a centrar en la hostilidad en los contextos profesionales.

Las personas hostiles suelen estar en actitud de defensa y ataque casi todo el tiempo –pura pelea– lo cual es bastante molesto y desgastante para las personas que están a su alrededor. Suelen ser tercas e intransigentes, desconfiadas y negativas, y por este motivo generan mucho rechazo en las personas con las que se relacionan.

A menudo se muestran poco conscientes de lo lesiva que es su conducta, y puede que esa inconsciencia se relacione con la falta de sinceridad de las personas que tiene a su alrededor, ya que nadie desea comunicar las verdades del barquero a quién estará posicionado en la ofensa eterna, ¿a quién le gusta un sincericidio? Además, las reacciones de estas personas pueden ser difícilmente controlables a través de un diálogo pausado y respetuoso.

La jefa o el compañero que nos aborda con una actitud desafiante o agresiva, quizá por algún contratiempo que surge…, porque necesita una información que no tiene a mano o por alguna mala interpretación… quizá de un gesto o una palabra tuya … Estas personas contaminan los espacios de trabajo y son difíciles de soportar. Nos pueden llevar, en los casos más graves, a promover un cambio de actividad o de servicio, para ponernos a salvo.

Quedarse y luchar, tiene un coste. Huir y ponerse a salvo, también.

Si te quedas y luchas, corres el riesgo de verte violentada a superar tus límites de tolerancia a la agresividad una y otra vez, incluso puede que, en más de una ocasión, te sientas tentada a defenderte con contundencia -¡hasta aquí he llegado!-, recurriendo a conductas agresivas: lucha cuerpo a cuerpo, o lucha intelecto a intelecto.

Si huyes y te pones a salvo, corres el riesgo de reprocharte el no haber tomado el control de la situación, incluso puede que te reproches haber actuado como una o un cobardica.

Puedo permitirme el lujo de compartir que yo misma he padecido este tipo de comportamientos hostiles en alguna experiencia profesional, y el recuerdo de estas personas se te queda grabado por lo desagradable que puede llegar a ser. Sin embargo, con la perspectiva del tiempo te das cuenta de que hostilidad y desgaste muchas veces van de la mano.

Estas personas están tan quemadas y amargadas que suelen complicar a todos los que tienen a su alrededor.

Esto lo describe muy bien el psicólogo Fidel Delgado en algunos de sus videos de youtube (en los que se hace llamar titiripeuta):

«el que está quemado es el último en darse cuenta, pero para el resto es muy evidente el olor a chamusquina que desprende».

Él recuerda lo dramático que puede llegar a ser esto, porque estas personas no sólo no aportan casi nada o nada a su trabajo, sino que arremeten contra las iniciativas e ilusiones del resto de compañeras y compañeros.

Las personas con actitudes hostiles modifican el clima laboral y lo enrarecen, y es bueno armarse de estrategias y recursos para que, en nuestro encuentro con ellos o ellas, no tengamos que salir mal parados, como vemos a diario (cada vez hay más acciones formativas para abordar situaciones de acoso laboral en la administración pública, por ejemplo).  

El enfurecimiento destruye las relaciones entre las personas y empeora cualquier situación de tensión, estrés o malestar. La hostilidad sólo pretende ejercer control sobre otras personas, por tanto, sus fundamentos irracionales se relacionan con el deseo de poder sobre otros, desde la falsa creencia de que podemos manejar todas las situaciones según nuestro –digamos- punto de vista experto.

¿Cómo podemos afrontar esa actitud de hostilidad hacia nosotras en el momento en que se produce?

Lo principal es reducir la intensidad de la reacción emocional, pero sin hacer nada por reducirla. Escuchar, sin más, sin dar muestras de que estamos asustadas. Mantener la calma en lugar de pedir a la persona que se calme. Si queremos hacerle ver lo mal que nos ha hecho sentir (las consecuencias de su actitud), deberemos esperar a que esté calmado, nunca antes.

Hacer ver a la persona, según vaya cediendo la intensidad de su estado emocional, que la comprendemos y que sabemos cómo se puede estar sintiendo, puede hacer que sus actitudes vayan aplacándose.

Como veis, me da igual si hablamos de compañeros o de jefas, no me importa porque hablamos de PERSONAS… seres normales, no superiores ni iluminados.  

Nadie tiene más valor que otros. La dignidad es inherente al ser humano.

Si la situación no cede de ninguna forma, o si la persona nos amenaza con agredirnos a nosotras, a sí misma o a otros, pediremos ayuda inmediatamente.

Si la situación es insostenible y no queremos entrar en pelea, quizá lo mejor sea establecer un cordón sanitario con esa persona, o incluso abandonar ese espacio de trabajo.

Tampoco viene nada mal ponerlo en conocimiento de nuestros superiores jerárquicos por escrito, pidiendo que se tomen medidas concretas, incluso si quien ejerce ese control es nuestra jefa o jefe. No estaría de más confontarla con esta visión personal sobre su comportamiento. Si se lo plantea, puede que cambie de actitud, y, si no lo hace, nosotras tendríamos alguna evidencia de lo que está sucediendo, por si tenemos que tomar acciones judiciales.

El tema planteado da para mucha reflexión. Si te apetece, puedes compartir alguna experiencia. Seguro que sirve de inspiración al resto.

¿Te animas?

Inmaculada Asensio Fernández.

Imagen tomada de: https://es.123rf.com/photo_32935869_un-grupo-de-personas-de-dibujos-animados-lucha-con-pasteles-de-crema-.html?vti=n975z50ji1ef910myk-1-2

Un par de formas de entablar una relación de ayuda

Ilustración de Rébecca Dautremer

Dentro de los estilos de comunicación profesional vamos a hacer referencia a dos que son completamente antagónicos, pero especialmente significativos en el ámbito de los servicios sociales y, más aún, en el ámbito de la salud: la relación centrada en el profesional y la relación centrada en el paciente.

Relación centrada en el profesional:

Este estilo comunicativo suele ser predominante por parte de aquellos profesionales que ejercen desde un rol de autoridad, considerando que tienen la solución al problema que trae la persona, a la cual consideran un agente pasivo… sin voz y sin voto.

En un estilo relacional centrado en el profesional, es este quién indaga –a través de sus preguntas- sobre la situación problema que trae la persona con el ánimo de establecer una conexión entre el citado problema, el diagnóstico y la posible solución.

Problema – Diagnóstico – Solución

Investiga las causas y las consecuencias generadas por el problema, así como valora las posibilidades de la persona y su entorno para hacer frente al mismo.

Valora para la persona, pero sin la persona, ya que su visión se considera “experta”. Por este motivo sus preguntas son mayormente cerradas, para obtener información lo más específica y concreta posible, incluso de esas que pueden ser respondidas con una o dos palabras. Cuando se dirige a la persona atendida, lo hace para hacer preguntas o transmitir información, de manera que la comunicación es unidireccional desde el profesional a quién atiende. 

Desde este estilo comunicativo no hay espacio para la ventilación emocional, ni para abordar cómo la persona está vivenciando su problema. El profesional ignorará los intentos de la persona usuaria por desviar el foco del problema hacia detalles que se sitúen en los márgenes de la situación que padece, considerados accesorios y prescindibles al no estar vinculados con el tema principal. Esto limitará mucho el tiempo dedicado a la relación de ayuda y el enfoque será en exceso pragmático y con las palabras justas y precisas.

Relación centrada en la persona:

Este estilo comunicativo es bastante más flexible que el anterior, y se amplían un poco más los márgenes de la atención y la escucha por parte del profesional de referencia para la persona en este momento.

La profesional tratará de indagar en el problema que presenta la persona atendida y permitirá que esta lo exprese con sus palabras y emociones, respetando su necesidad de detenerse en ciertos detalles que favorezcan la expresión de emociones negativas asociadas a su estado de confusión, preocupación o sufrimiento, siempre desde una actitud de escucha activa.

La escucha activa permanece siempre atenta y favorece el desahogo de la persona, poniéndose en su lugar y viendo las cosas desde su óptica, pero sin identificarse con lo que le sucede. Además, la profesional también sabe mostrar a la persona que se hace cargo de cómo su problema debe estar afectando a su vida y a su bienestar, con lo cual valida la expresión de las emociones de la persona.

Suele ser más fácil saber hablar bien, que saber escuchar bien, pero desde este enfoque nos interesa más escuchar que hablar. Por este motivo, una técnica que nos puede ayudar a entrenar esta atención es utilizar la técnica del cambio de silla, que se basa en imaginar cómo nos sentiríamos nosotras si estuviésemos en su lugar, qué dificultades experimentaríamos y cómo nos gustaría que nos escuchasen.

Además, la profesional deberá ser hábil conjugando tiempos e interés por escuchar genuinamente, de manera que el resultado de la gestión del tiempo sea proporcionado a la naturaleza y objeto del servicio en el que trabaja, de manera que los tiempos de espera entre persona y persona sean razonables, pero no inflexibles. Por ejemplo, si tenemos el tiempo de atención limitado, es conveniente tratar de escuchar sin interrupciones, para aprovechar mucho más el tiempo y hacer que la persona se sienta recogida en sus manifestaciones y peticiones. Es importante dejar claro que esta escucha siempre precede a la clarificación de las diferentes partes del problema y el planteamiento de las posibles alternativas de solución.

Desde este estilo, la relación de ayuda se caracteriza por una tendencia clara a realizar preguntas exploratorias abiertas, lo que permite a la persona usuaria ofrecer una información más completa sobre su situación problema y sobre cómo lo está viviendo, así como permite a esta persona participar en la medida de lo posible en el proceso de toma de decisiones, desde la práctica del consentimiento informado.

Inmaculada Asensio Fernández.

Imagen tomada de: https://felixmaocho.wordpress.com/2016/11/03/rebecca-dautremer-la-mas-valorada-ilustradora-del-momento/

¿Por qué no me escuchas? (III)

Esta es la tercera entrega de la saga “¿Por qué no me escuchas?”, en este caso dedicada a los aspectos que mejoran la comunicación entre las personas. Aprovecho para enlazar las entradas de blog precedentes: ¿por qué no me escuchas? (I) y ¿por qué no me escuchas? (II).

A continuación, presento una serie de consejos para mejorar la comunicación entre seres humanos, quizá puedan serte de ayuda:

Cuando discutas con otra persona sobre algún aspecto que te molesta relativo a ella, lo mejor es hablar de lo que hace y te molesta, pero no de lo que es. Cuando tomas un defecto o un mal comportamiento de una persona como si fuera una definición de sí misma, esa persona se dispone a estar en defensa y la fractura entre ambas se produce de manera inmediata.

Aborda los temas de uno en uno, no te amontones con el listado de cosas que echar en cara. Muchas veces se toma carrerilla y en medio de una discusión acalorada se verbalizan una a una todas las cosas que nos molestan de la otra persona, aunque no tengan nada que ver entre ellas ni con la situación actual. Esto es nefasto para que el otro pueda abrirse a escucharte y a intentar llegar a algún tipo de comunicación, acuerdo o solución.

Si sacamos a relucir el pasado, que sea para rememorar momentos buenos o positivos, con la intención de utilizarlo de modelo y para poner en marcha conductas positivas olvidadas. Lo que no es recomendable es poner el disco de los temas dedicados relativos al pasado…, sacar a relucir los “trapos sucios” de hace uno, cinco o veinte años, no sólo no aporta nada provechoso, sino que despierta emociones muy negativas. El levantamiento de un muro infranqueable entre ambos está asegurado.

No es bueno marear la perdiz con nuestras palabras, si queremos que la persona siga conectada a nuestra conversación. Para ello es necesario huir de subterfugios y enredos e ir al grano, ser específicos y concretos. Tras una comunicación específica, hay cambios; es una forma concreta de avanzar. Cuando se es inespecífico, rara vez se moviliza nada.

Evita por todos los medios hablar haciendo uso de generalizaciones. Los términos «siempre» y «nunca» raras veces son ciertos y tienden a formar etiquetas. En cambio, es más positivo utilizar expresiones como “a veces”, “con frecuencia”, “alguna vez”, “en ocasiones”… .

Por último, es importante poner especial atención a la comunicación no verbal, esa que no se oye, pero que habla a gritos sobre nosotras y nuestra forma de comunicarnos… parece invisible pero no lo es. Me refiero al contacto visual, que debe ser frecuente, pero no incisivo o exagerado. De igual modo, es importante regular el tono de voz, la expresión facial y el volumen de voz, para mostrar los afectos que consideremos convenientes a la situación (transmitir tranquilidad generalmente ayuda mucho). Y, por supuesto, es fundamental elegir cuidadosamente el lugar y el momento adecuados para mantener esa conversación.

Inmaculada Asensio Fernández.

¿Por qué no me escuchas? (II)

En la entrada de blog anterior he abordado las dificultades que subyacen al proceso de comunicación, entre las que destacan el no saber escuchar a nuestro interlocutor. Vimos que escuchar no es un proceso automático ni tampoco pasivo, sino que requiere de una actitud diligente para prestar atención a lo que la otra persona nos está contando, por tanto, requiere interpretar el mensaje y observar los elementos no verbales que la persona nos muestra cuando se expresa. Además, hicimos un repaso sobre los elementos que favorecen la escucha activa y que puedes leer AQUÍ

En esta segunda parte nos vamos a centrar en las habilidades para desarrollar la escucha activa, y que se emplean mucho en la práctica de la mediación familiar. Estas habilidades son:

  • Mostrar empatía: es necesario entender desde donde nos habla la otra persona, entender sus motivos y escuchar sus sentimientos. Es necesario colocarnos los zapatos del otro para entender todo el camino que ha andado, y cómo ha sido su vivencia. Esto no significa aceptar ni estar de acuerdo con la posición del otro, sino entenderlo y mostrarle que lo entiendes, sin juicios.

  • Parafrasear: en el transcurso de una conversación, puede resultar útil mostrarle al otro que lo estamos escuchando verificando con nuestras palabras el mensaje recibido, incluso retomando sus palabras y devolviéndoselas reduciendo la carga emocional; de este modo la persona puede tomar conciencia de otros ángulos o puntos de vista menos viscerales, y además puede darse cuenta de que la seguimos… , sin tener que suponer nada y sin malinterpretar, que es tan nocivo para comunicarse positivamente con los demás. Un ejemplo de parafrasear puede ser: «entiendo…, cuando dices que no lo soportas te refieres a que te hace daño que se vaya de la habitación y te deje con la palabra en la boca, como si no le importaras… «.

  • Resumir: a veces es conveniente introducir un pequeño resumen, cuando el otro nos cede la palabra, para mostrarle que hemos comprendido el mensaje, o incluso para pedirle aclaración sobre algún aspecto concreto… “según entiendo, tu jefe te levantó la voz y decidiste plantarle cara mostrándole claramente que te estaba faltando al respeto, y por eso te fuiste de la reunión”.

  • Reforzar al otro: puede resultar positivo emitir refuerzos o cumplidos a la otra para transmitir que de algún modo estamos aprobando lo que nos dice, estamos de acuerdo y comprendemos lo que nos dice. Un ejemplo sería: «Hiciste muy bien en hablarle claro”… «Debes ser muy buena poniendo limites».

Todas estas son habilidades que mejoran el proceso de la comunicación con los demás, y que se pueden emplear alternativamente para mostrar al otro que lo estamos siguiendo y que nos interesa lo que dice, que validamos su mensaje y cómo lo está viviendo.

Escuchando con interés mejoran mucho las relaciones con los demás, en todos los ámbitos y esferas de la vida personal y profesional.

Inmaculada Asensio Fernández.

¿Por qué no me escuchas? (I)

Imagen tomada de: https://www.istockphoto.com/es/ilustraciones/oreja-humana

Uno de los principios más difíciles de respetar en el proceso de la comunicación es saber escuchar, y precisamente es lo más importante para que verdaderamente se produzca ese fenómeno de la comunicación.

Escuchar no es un proceso automático, aunque muchas personas lo consideran así, sino que requiere de toda nuestra atención por ser requerir un esfuerzo superior al que se hace al hablar, y también al que se hace cuando se escucha sin interpretar la información que vamos recibiendo. Escuchar sin interpretar es oír, por tanto, percibir vibraciones de sonido.

Hay personas que están compartiendo un espacio de tiempo con otras y que en la conversación sólo oyen sonidos, no escuchan atentamente, y lo podemos percibir claramente porque están perdidos en la conversación: preguntan por algo que ya se ha dicho, introducen elementos en referencia a lo que se ha dicho que no tiene nada que ver, o preguntan constantemente qué hemos dicho… como despistados en medio del océano de nuestras palabras.

Escuchar es entender, comprender, y dar sentido a toda la comunicación que mantenemos con una persona, a su mensaje. Y para comprender no nos quedamos sólo con las palabras, sino que también observamos e interpretamos los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que está diciendo la persona con la que conversamos.

Hay quienes comparten tiempo con otros, pero están más pendientes de lo que quieren decir ellos, de lucirse o desahogarse, que de interesarse realmente por lo que la otra persona quiere compartir con ellos. Estos casos no son aislados…, yo conozco unos pocos, incluso entre mis propias “amistades”.

En esa necesidad de comunicar lo propio se pierde la esencia de la comunicación.

Vamos a ver algunos elementos que favorecen la escucha activa:

Interés: el interés es una disposición que nos invita a prepararnos interiormente para escuchar a la otra persona.

Atención: la curva de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continúa dado que es fácil distraerse en determinados momentos, y vuelve a ascender hacia el final del mensaje. Hay que tratar de hacer un esfuerzo especial hacia la mitad del mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.

Feedback: es fundamental expresar a la otra persona que la estamos escuchando, tanto con comunicación verbal (entiendo, ah, si…), como con comunicación no verbal (contacto visual, inclinación del cuerpo, etc.).

Respeto: el respeto implica escuchar el mensaje sin atribuir características o etiquetas a la persona que lo emite, así como también implica no juzgar, no rechazar lo que el otro nos dice y no interrumpir a quién habla.      

No hables de tu libro: no debes aprovechar para meter la cuña en los momentos en los que la persona para un segundo para tomar aire. Por ejemplo, supongamos que la persona con la que estás reunida te cuenta que está mal porque no le va bien con su pareja, y tú le respondes que a ti tampoco te va bien con la tuya; en este caso no es positivo contra-argumentar lo que te ha comentado con lo que te está ocurriendo a ti, pues lo que ella necesita es ser escuchada. También es importante tener bajo control a ese personaje experto que se preocupa por dar soluciones prematuras al problema del otro, sin dejarle terminar de hablar.

Estos tips sólo son útiles si dedicamos nuestra atención a ellos y practicamos la escucha auténtica, por tanto, activa hacia el otro. Recuerda que no estamos diseñados para escuchar activamente, sino todo lo contrario, sobre todo desde que nos sumergimos de lleno en este mundo digital que ensordece todos nuestros sentidos.

Actualmente tenemos todo en contra para estar en el silencio y sostener el espacio con las personas con las que nos vinculamos. Si queremos marcar la diferencia en la calidad de nuestras relaciones, debemos esforzarnos un poco para desarrollar el músculo de la intención.

Inmaculada Asensio Fernández.

Mesa redonda sobre avances de la Ley de Servicios Sociales de Andalucía: Estrategia de Ética de los Servicios Sociales. Tecnosocial, 2022

Inmaculada Asensio Fernández. Directora de la Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía.

He sido invitada a participar en el Congreso Tecnosocial Andalucía 2022, que se celebra en la Universidad de Málaga, durante los días 28, 29 y 30 de marzo de 2022. Este evento persigue ser un foro de análisis, difusión y encuentro para la investigación e innovación tecnológica en el ámbito de los servicios y prestaciones del Sistema Público de Servicios Sociales de Andalucía.

A continuación, expongo los detalles de mi participación en la mesa redonda del lunes día 28 de marzo, comenzando por la configuración de la propia mesa:

16:30 h Mesa redonda: Avances de la Ley de Servicios Sociales en Andalucía.

Modera: Miguel Presencio. Subdirector DG Personas con Discapacidad e Inclusión.

Participan:

  • Estrategia de Ética de Servicios Sociales. Inmaculada Asensio Fernández.
  • Plan estratégico de Servicios Sociales y el Sistema CoheSSiona. (Historia social única electrónica). Gema Luque Granados.
  • Plan de Investigación e innovación de Servicios Sociales. José Manuel Ramírez Navarro.

Desarrollo de mi ponencia

El objetivo de esta comunicación es presentar la Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía, como elemento innovador que incorpora la Ley 9/2016, de 27 de diciembre, de Servicios Sociales de Andalucía.

Para comenzar, voy a explicar brevemente qué es la ética y para qué sirve, y para ello voy a echar mano de una de las palabras de una de las personalidades más relevantes en el campo de la filosofía, como es Adela Cortina, Catedrática Emérita de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia. Posteriormente, para entrar un poco en materia, compartiré un caso práctico en el que se da un conflicto ético, para pasar a presentar la Estrategia de Ética, mencionando previamente cómo se recoge la ética en la propia Ley de Servicios Sociales.   

Qué es la Ética

La palabra Ética viene de Ethos, que quiere decir carácter, y la primera tarea de la ética consiste en forjar el carácter de las personas, de los equipos profesionales, e incluso de las propias organizaciones. La forja del carácter es algo fundamental, porque sabemos que los seres humanos nacemos con un temperamento que no hemos elegido, pero después, a lo largo de la vida vamos acumulando experiencias y tomando decisiones que nos llevan a crear unas predisposiciones a actuar en un sentido determinado. Por ejemplo, si solemos tomar decisiones justas, desarrollamos una predisposición a actuar con justicia. Si solemos tomar decisiones imprudentes, desarrollamos una predisposición a actuar de forma imprudente. Por tanto, la ética tiene que ver con cómo nos comportamos moralmente, con lo que nos mueve a actuar predominantemente de un modo u otro, y es importante forjarse un buen carácter, porque de alguna manera es algo que está a nuestro alcance.

Esas predisposiciones de las que nos habla Adela Cortina, cuando son predisposiciones que nos conducen a actuar bien, es lo que se llama Virtudes (areté) a lo que los griegos llamaban excelencia.

Actuar con excelencia es uno de los imperativos de la ética, pero hay que tener en cuenta que la actuación excelente surge del diálogo entre los seres humanos acerca de cuál es el mejor modo de hacer las cosas, el que nos parece mejor… el más beneficioso o el menos malo, según el caso.

Por tanto, la ética no es algo individual, aunque se manifieste a través del comportamiento de cada persona, sino que es una construcción dialógica que se teje entre los sujetos, para beneficiar al conjunto de personas: a ti, a mí, al otro… y a todos.

En el caso que nos ocupa, la Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía, la ética o la virtud cobra vida a través del diálogo que surge para construir entornos en los que las decisiones y acciones que se llevan a cabo, respeten siempre la dignidad, el bienestar, la igualdad, la autonomía, la justicia social y la participación de las personas que se atienden en los servicios sociales, y se apoyan, por tanto, en los valores éticos que por excelencia son la base de nuestro Sistema Público de Servicios Sociales.

Un caso que nos ayude a ejemplificar de lo que estamos hablando

Los equipos de profesionales enfrentan dilemas éticos con frecuencia, y voy a comentar una situación hipotética que se me ocurre se podría dar en un centro de trabajo, para que podamos ver la utilidad que tiene la ética y cómo se evidencia su preocupación por desarrollar una predisposición a actuar de la mejor manera posible:

Supongamos que, en el marco de una relación profesional de ayuda, una persona acude a un servicio solicitando tratamiento para resolver un problema de adicción. En la primera entrevista revela que suele perder el control cuando se encuentra en situación de abstinencia, y es capaz de auto-lesionarse y de agredir a los demás. De hecho, acude al lugar en el que tú trabajas por derivación del psiquiatra del Hospital de su localidad. El día anterior lo atendieron en urgencias porque se golpeó la cabeza contra la pared, y le recomendaron que acudiera a este Centro para abordar su adicción a determinadas sustancias, pues seguro que encontraría el camino para salir de esa situación y encontrarse mejor.

Cuando se atiende a una persona por primera vez en un centro de tratamiento de las adicciones, uno de los aspectos prioritarios es generar el vínculo terapéutico, que se apoya en el desarrollo de una relación de confianza en la que la persona pueda expresar sus problemas y cómo los está viviendo, y por supuesto su demanda. El vínculo terapéutico es de vital importancia para trazar la intervención necesaria para superar una adicción.

Imaginad que, en esa primera entrevista, la persona se siente en un clima de intimidad y secreto profesional, y poco a poco va comentando los estragos que está causando la sustancia (droga) en su vida, hasta que llega un momento que –incluso- reconoce que el apoyo más importante con el que cuenta en la vida es su esposa, y que a veces la trata mal; reconoce que incluso alguna vez le ha pegado y que es una santa, porque nunca lo ha denunciado. Él no soporta ser así y reconoce que necesita ayuda…, la pide con desesperación.

Cuando termina esa primera sesión de acogida, la trabajadora social comparte en sesión clínica con el resto del equipo todo lo sucedido durante la entrevista a esta persona, incluyendo toda la información sobre las agresiones a su esposa.

Ella considera que la información sobre las agresiones a la esposa debería ser puesta en conocimiento de la Fiscalía, para su protección. Sin embargo, el resto del equipo considera que lo conveniente es guardar secreto y trabajar terapéuticamente con la persona todos estos aspectos, pues si hay alguna posibilidad de que la situación mejore, al denunciar todo se irá al traste. Perderemos al paciente y puede que la situación no mejore después.

En este caso, no vamos entrar en consideraciones legales o normativas, porque lo que nos interesa es poner sobre la mesa el tipo de interacción que se puede dar en los equipos de trabajo, cuando surge un conflicto ético sentido:

Valores en conflicto: la protección de la mujer y el vínculo terapéutico.

  • Si se respeta la confidencialidad, se puede poner en riesgo la protección de la esposa.
  • Si se protege a la víctima y se denuncia, se pone en riesgo el vínculo terapéutico con la persona adicta.

Bien. Pues estas situaciones dilemáticas o conflictivas suelen tener una resolución compleja, ya que muchas veces los equipos no tienen una idea clara sobre cuál es el mejor camino a seguir y se producen discusiones acaloradas que no se resuelven objetivamente o a través de la reflexión ordenada, es decir, con un método, como por ejemplo el deliberativo, sino que se resuelven por medio de la jerarquía.

Este tema es un recurrente cinematográfico, y hay infinidad de películas que nos muestran situaciones en las que una persona considera que se debe actuar de un modo para hacer el bien, y hay otras que lo ven de otro modo y lo dificultan, limitándose a lo que siempre se ha hecho, aun siendo obsoleto, sin abrir ningún dialogo abierto que permita busca la mejor manera de hacer las cosas. Esto no quiere decir que unos sean –en términos cinematográficos- los buenos o los malos de la película, sino que unas personas se guían por hacer lo de siempre, lo conocido, aquello en lo que se sienten cómodos, y otras se cuestionan si esa manera es la correcta o no, y cuáles pueden ser las consecuencias de hacer A o hacer B. Estas películas a veces terminan bien, y otras terminan mal.

En este siglo, con todo lo que se ha avanzado en materia de servicios sociales, no podemos seguir actuando de manera obsoleta, cumpliendo con requisitos básicos, sino que tenemos que ir más allá, marcar la diferencia a través de un diálogo abierto sobre cuál es la mejor manera de hacer las cosas. Y a esto viene la ética, a hacerse preguntas, a cuestionarse cuál es la mejor manera de hacer las cosas con lo que sabemos ahora.

No se puede dejar al tiempo la resolución de los conflictos éticos, pues hay consecuencias. Como dice el autor Diego Gracia (2007) y es mejor aprender a deliberar para encontrar el curso de acción más prudente en cada situación. Además, cómo hemos visto en los párrafos precedentes, de la calidad de nuestras decisiones iremos forjando una predisposición a actuar de la misma manera en el futuro.

Casos similares al relatado se han dado otras veces en los equipos de trabajo; de hecho, si tecleáis en google el caso de Tatiana Tarasoff, o también el caso de Charles Whitman, podréis comprobar cómo este tipo de situaciones conflictivas se han dado muchas veces, en diferentes partes del planeta.

Ejemplos podemos poner muchos, porque los servicios sociales son un escenario en el que se abordan situaciones muy complejas, y todo lo que rodea a la vida de una persona es sensible y merece especial atención y cuidado, pues podemos hacer más mal que bien sin darnos cuenta.

Hay una investigación sobre dilemas éticos en la intervención social, llevado a cabo en España entre 2009 y 2011, que presenta los principales dilemas éticos a los que se enfrentan las y los profesionales del trabajo social en su quehacer, y cómo los resuelven.

Dilemas éticos en la intervención social: la perspectiva de los trabajadores sociales en España (FFI2008-05546).5 La investigación se llevó a cabo durante los años 2009 a 2011 dentro del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación por el grupo de investigación Efimec (Ética, Filosofía y Metodología de las ciencias) del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra.

Los principales -no los únicos- dilemas, se sintetizan en:

  • Dilemas con el deber de informar a terceras personas.
  • Dilemas con la autonomía del usuario.
  • Dilemas con la incompetencia (mala práxis) de otro profesional.
  • Dilemas en relación con la confidencialidad.
  • Dilemas con la duración del tiempo de intervención.

No me puedo detener más en la práctica, pero me sirve para ofrecer un marco de referencia a la Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía, aprobada por Orden de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, de 22 de diciembre de 2020.

Esta Estrategia, por tanto, se diseña con el objetivo prioritario de impulsar una cultura de la ética en los servicios sociales, proporcionando herramientas para forjar ese carácter de excelencia o virtuoso del que nos hablaba Adela Cortina.

La Ley Andaluza de Servicios Sociales

Ley 9/ 2016, de 27 de diciembre, de Servicios Sociales de Andalucía.

En el desarrollo del texto legal se recoge la ética en dos de sus capítulos: un capítulo V titulado «sobre el proceso de intervención», y en un capítulo X que se titula «sobre ética y servicios sociales».

Capítulo V Proceso de intervención

Artículo 46. Proyecto de Intervención Social

2. El Proyecto de Intervención Social recogerá, al menos, los siguientes aspectos:

En los casos de mayor complejidad, situaciones de riesgo o desprotección social, el Proyecto de Intervención Social contemplará los instrumentos y mecanismos dispuestos para la toma de decisiones basadas en la deliberación ética.

Capítulo X Ética y servicios sociales

Artículo 70. Estrategia de ética de los servicios sociales

1. La Consejería competente en materia de servicios sociales desarrollará y aprobará una estrategia que permita introducir los principios éticos en las políticas sociales y en la provisión de los servicios sociales, facilitando un espacio común basado en valores compartidos entre ciudadanía, profesionales y la propia organización, bajo el enfoque de la corresponsabilidad, la cooperación y la confianza entre todas las personas que están implicadas en el desarrollo de los servicios sociales.

Artículo 71. Comité de Ética de los Servicios Sociales.

1. Se crea el Comité de Ética de los Servicios Sociales como órgano colegiado consultivo, adscrito orgánicamente a la Consejería competente en materia de servicios sociales y con autonomía funcional, con la finalidad de garantizar el derecho de las personas, sin discriminación social alguna, al respeto a su autonomía, personalidad, dignidad humana e intimidad.

Artículo 72. Código de Ética Profesional.

1. En el marco de la Estrategia de ética en servicios sociales de Andalucía, la Consejería competente en materia de servicios sociales promoverá junto a las organizaciones profesionales y colegios profesionales la elaboración de un código de ética profesional que garantice la reflexión ética en la práctica de la intervención social, el efectivo ejercicio de los derechos de las personas usuarias y el cumplimiento de los principios rectores del Sistema Público de Servicios Sociales de Andalucía.

Si quieren leer al detalle sobre las referencias a la ética que aparecen en la Ley Andaluza de Servicios Sociales, pueden continuar leyendo AQUÍ.

¿Cómo se ha diseñado la Estrategia de Ética?

Esta planificación se ha llevado a cabo teniendo en cuenta las siguientes premisas en su diseño:

Primero, se apoya en un buen número de publicaciones y artículos científicos sobre bioética y ética aplicada a la intervención social, fundamentalmente publicados en España, pero con alguna referencia internacional.

Segundo, ha tomado en consideración las experiencias consolidadas y en desarrollo de la ética aplicada a los servicios sociales que hay en las diferentes comunidades autónomas españolas: se elaboró un mapeo sobre la ética en servicios sociales nacional. 

Tercero, se nutrió del aporte de diferentes personalidades vinculadas a la ética aplicada a lo social que hay en España, que fueron las que supervisaron el diseño del plan estratégico, validando el contenido publicado en el documento.

Esto dio lugar a un documento estratégico que se organiza en una serie de ejes y objetivos que se apoyan en seis valores éticos:

Estrategia de Ética de los Servicios Sociales, pág. 47.

Dignidad, bienestar, autonomía, igualdad, justicia social y participación,

Se han elegido estos seis valores, y no otros, porque son los que más están presentes en diferentes textos de referencia para los servicios sociales (declaración universal de los derechos humanos, códigos deontológicos, publicaciones sobre ética aplicada a la intervención social, etc.).

Para finalizar, vamos a ver cuáles son esos ejes y objetivos en los que se estructura la Estrategia de Ética. Para conocer en profundidad cada eje, es necesario consultar la propia Estrategia de Ética de los Servicios Sociales, en el siguiente enlace: AQUÍ.

Esquema Estratégico: Ejes y Objetivos

EJE 1 / LAS PERSONAS 

OBJETIVOS:

1.1. Impulsar el desarrollo de la conciencia ética en la ciudadanía 

1.2. Crear un marco de referencia para que la ciudadanía pueda conocer y comprender cuáles son sus derechos y obligaciones 

1.3. Favorecer la adquisición de competencias básicas por parte de la ciudadanía para ejercer la autonomía

EJE 2 / PROFESIONALES, GESTORES Y LÍDERES POLÍTICOS 

OBJETIVOS:

2.1. Establecer un código de conducta ética 

2.2. Reforzar la protección de la intimidad y privacidad 

2.3. Desarrollar la conciencia ética y la capa­cidad de reflexión para afrontar conflictos éticos. 

2.4. Crear el Comité de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía. 

2.5. Orientar a profesionales en el afronta­miento de situaciones especialmente comprometidas o difíciles en su manejo.

EJE 3 / INSTITUCIONES, ORGANIZACIONES Y CENTROS DE TRABAJO 

OBJETIVOS:

3.1. Introducir la Auditoría Ética de los Servi­cios Sociales, como herramienta de ges­tión de riesgos y de mejora de la calidad ética.

3.2. Impulsar la reflexión ética en los centros de trabajo para la mejora de la calidad de la atención profesional.

EJE 4 / EL INTERCAMBIO DE CONOCIMIENTO Y EL DESARROLLO DE LA ÉTICA APLICADA 

OBJETIVOS:

4.1. Otorgar un espacio virtual sobre la Es­trategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía y su desarrollo, accesible al conjunto de profesionales. 

4.2. Fomentar el desarrollo de la ética apli­cada a los servicios sociales en España, con objeto de contribuir al intercambio de experiencias y avances científicos y técnicos en la materia. 

Aquí finaliza esta comunicación, ya que el tiempo de presentación es limitado y el objetivo es dar a conocer estas importantes novedades legislativas que han sido incorporadas con la aprobación de la Ley 9/2016, de 27 de diciembre, de Servicios Sociales de Andalucía.

NOTA FINAL:

En el caso planteado sobre la violencia de género, lo normativo es denunciar, pues las consecuencias pueden ser impredecibles e incontrolables (POR EJEMPLO), y porque así lo exigen las normativas. Lo deseable sería que todas y todos los profesionales estuvieran de acuerdo.

Inmaculada Asensio Fernández.

Estos son mis límites, si no te gustan no tengo otros

Groucho Marx, tomado de lasprovincias.es
Audio de la entrada de blog, por su autora.

Inmaculada Asensio Fernández.

Esta entrada de blog es una continuación de la anterior (AQUÍ), pues me quedó bastante extensa y decidí dividirla. Está dedicada a la importancia de poner límites en nuestras relaciones con los demás, lo que es sumamente importante para vivir en sociedad.

Cuando no hay respeto, hay abuso. Cuando hay abuso, se puede convertir en violencia y en acoso.

Fernando Leiva.


Como sociedad que somos, es necesario aprender desde nuestra infancia a prestar atención hacia los demás, y a mantener, por tanto, relaciones de sujeto a sujeto. Esto implica tener conciencia de que la otra persona es tan valiosa como nosotros. Esta es la manera más saludable de construir una convivencia sana y mantener los vínculos sociales.
Tener consideración hacia los demás implica ser amables, pero también mostrar atención a las normas sociales, y dentro de estas normas encontramos los límites que nos ponen los demás. Relacionarse es muy positivo, pero es importante auto-regular nuestras interacciones hasta donde nos sintamos cómodas y cómodos.
Cuando dejamos de sentirnos de este modo, cómodas, porque otra persona nos falta al respeto, es necesario limitar su comportamiento en ese aspecto concreto que nos ha molestado. Es importante destacar que cuando respetamos al otro también nos cuidamos nosotros, ya que de algún modo interiorizamos que esa conducta es la apropiada para vivir integrados en la comunidad.
En la infancia, los niños y las niñas son esponjas que perciben cómo se relacionan sus cuidadores, tanto con él, como entre ellos. Esta etapa es muy importante para aprender determinadas reglas sociales, pero no todas las familias enseñan a sus hijos e hijas el valor del respeto, tanto propio como ajeno.
En este sentido, y como siempre nos recuerda el psicólogo Álvaro Pallamares en sus redes sociales (Instagram), si a un niño o a una niña no se les ha dado un buen ejemplo en su casa, el proceso de socialización queda gravemente afectado. Si no te han respetado, o en tu familia no se practicaba la comunicación asertiva… esto va a dificultar, entre otras cosas, que cuando se llegue a la edad adulta se pueda reaccionar a tiempo ante una ofensa.

Tus padres no te entregaron normas, te entregaron complejos.

Fernando Leiva.


Si ese niño ha sido humillado en su familia, cuando sea adulto necesitará, en el mejor de los casos, un mayor nivel de exposición (en intensidad o en repetición de número de veces) de esas conductas abusivas; es decir, le será más difícil darse cuenta de que no se le está tratando bien. Muchas personas llaman a esto tener capacidad de aguante.

Entonces, si le ofenden y no se defiende, ¿qué puede ocurrir? Si no sabe poner límites y la otra persona se sobrepasa, entonces tendrá que entrar en defensa de una manera más contundente, tal como dice Fernando Leiva, a través de su razón, y esto va a provocar que la otra persona se defenderá también con su razón, y a esto se le llama conflicto. Si ese conflicto no se soluciona, porque los dos son tercos, vamos hacia la violencia. Y si esa violencia no se soluciona, se va hacia el acoso, que no es otra cosa que la ilusión y la fantasía de vengarse de la otra persona, de aniquilar al otro.
Este tema no es fácil, de hecho, vivimos en una cultura de la confrontación y de la falta de acuerdo… no hay nada más que observar a las personas que toman todas las decisiones políticas globales, lo que presupone que en comunicación asertiva probablemente no lleguemos ni a un cinco, en una escala de uno a diez.

Cuando no hemos sido educados en el diálogo, la práctica de la asertividad se nos atraviesa, y podemos reaccionar de manera pasiva, agresiva, o pasivo-agresiva. De adultos vamos a necesitar un entrenamiento en habilidades de comunicación asertiva.
No respetarse es no defenderse, y la ausencia de respeto genera conflicto entre los seres humanos.
Si decidimos comenzar la casa por los cimientos, en lugar de por el tejado, la pregunta que tenemos que plantearnos es:
¿Cómo podemos aprender a respetar-nos?
• Lo principal, es poner atención en nuestras relaciones con los demás, a cómo se dirigen a nosotros y cómo nos sentimos. Debemos intentar reaccionar desde el principio, hacernos sensibles a la ofensa justo en el momento que se produce. En ese momento exacto hay que expresar directamente la incomodidad, de la mejor manera posible.
• Si no reaccionaste a tiempo, existe la posibilidad de que, en un próximo encuentro, la persona en cuestión vuelva a sobrepasarse y te verás forzada a enfrentarte a la situación. El silencio te debilitará cada vez más y más. Cuanto antes reacciones menores serán las consecuencias.
• Trátate con respeto a ti misma, no te falles. Hazlo todo por ti y demuestra que tienes claridad y coherencia en tus decisiones.

Cada día nuevo que comienza, es una oportunidad para ser la persona que quieres ser. Observa bien tu entorno, y si identificas una conducta que te genera malestar (lo puedes percibir claramente en tu cuerpo) expresa a esa persona que te molesta su comportamiento, hazlo de algún modo, aunque sea recurriendo al humor, que -como dicen Francesc Miralles y Álex Rovira en el Laberinto de la felicidad- es el disolvente universal de las preocupaciones.

• Ensaya en casa, recrea esa situación en la que te has sentido mal y te has callado, y trata de responder de manera asertiva, por ejemplo ante un espejo.

Practica, pues como dicen algunas culturas ancestrales, la práctica hace al maestro.

Sólo propóntelo. Prevenir, es reducir los factores de riesgo de un problema mayor.

Imagen tomada de:

https://www.lasprovincias.es/culturas/cine/groucho-marx-mejores-frases-20190819101256-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

El Test de Vacío de Poder o Test del Acosador

Inmaculada Asensio Fernández

Antes de llegar a la violencia o al acoso, las personas van probando tus límites e interiorizando hasta donde serías capaz de llegar en tu sumisión.

Performance Rythm 0

En la década de los años 70 se llevó a cabo un experimento denominado “Rhythm 0″, ideado y protagonizado por la artista conceptual y performer Marina Abramović. Gracias a este experimento social se pudo comprobar que cuando las personas no se defienden ante una agresión, quién sobrepasa los límites y agrede es capaz de llegar hasta límites mucho mayores en su capacidad de hacer daño.

Cuando no sabemos poner límites a tiempo en nuestras relaciones con los demás, podemos pasar de situaciones en las que otra persona nos hace sentir incómodas, pero no reaccionamos, a sufrir auténticas situaciones de violencia o incluso de acoso, y estas últimas ya requieren de acciones de defensa más contundentes. Por este motivo, como a la violencia se llega poco a poco, mediante nuestra tolerancia a las faltas de respeto reiteradas… lo mejor es reaccionar la primera vez que una persona nos molesta de algún modo (un comentario, una broma pesada, una pregunta o respuesta inapropiada, etc.), mostrando que eso nos ha molestado y que no queremos que vuelva a suceder. Si no lo hacemos, conforme se intensifique el comportamiento necesitaremos un mayor esfuerzo para hacernos respetar, y sólo conseguiremos acciones que traten de reparar un daño ya hecho.

Cuanto antes aprendas a defenderte de las ofensas, mucho mejor para tu bienestar.

Hay un experimento del que os quiero hablar un poco más detenidamente, que se denomina -en español- Ritmo 0.

Este experimento se llevó a cabo en la ciudad italiana de Nápoles, en 1974.

Consistió en una performance en la que la actriz y directora Marina Abramović, debía estar de pie al lado de una mesa sin moverse durante unas 6 horas. La consigna durante ese espacio de tiempo era que cualquier persona que pasara por allí podría hacer lo que quisiera con ella: eso rezaba en un cartel. Ella no se defendería, no gritaría, no pediría ayuda, no demandaría absolutamente nada… permanecería callada e inmóvil, en situación de sumisión.

Esta performance la llevó a su libro autobiográfico, titulado Derribando muros, y la describió de este modo:

Cuando se reunió un gran público a las ocho de la noche hallaron una serie de instrucciones en la mesa. Mi plan consistía en ir a la galería, y simplemente quedarme allí de pie, vestida con pantalones negros y una blusa negra, tras una mesa que contuviera 72 objetos: un martillo, una sierra, unas plumas, un tenedor, un látigo, un libro, unos zapatos, vino, pan, un peine, uvas, clavos, azúcar, agua, un abrigo, un sombrero, una vela, cadenas, flores, alcohol, jabón, un hacha, un plato, un vaso, pintura, alfileres… y otras muchas cosas, como una pistola y una bala junto a ella. Las instrucciones que había en la mesa eran: yacen sobre la mesa 72 objetos que cada persona puede utilizar sobre mi como desee.

Performance «Yo soy el objeto«: durante las próximas 6 horas seguidas puedes hacer conmigo lo que quieras, yo asumo la responsabilidad absoluta por tus actos sobre mi.

Durante las primeras 3 horas no sucedió mucho. Yo estaba como ausente y hubo escasos gestos sobre mí: darme un beso, taparme con un chal o acariciarme con una rosa. Pero, posteriormente, al cabo de esas tres horas, un hombre cortó mi blusa con una tijera y me dejó el pecho al descubierto. Me movían de posición una y otra vez, como si fuera un muñeco, me clavaron alfileres, me escribieron mensajes en el cuerpo como END (FINAL). Me abrieron las piernas y clavaron el cuchillo entre ellas (en gesto claro intimidatorio, intentando averiguar hasta donde podía aguantar). No me defendí en ningún momento. Si me bajaban la cabeza o me la subían, yo no hacía nada. Alguien me hizo un corte en el cuello y me chupó la sangre. Un hombre bajito se acercó a mi oreja e hizo un gemido muy desagradable, amenazante, metió la bala en la pistola y me la puso en la mano y me apuntó la mano contra la cabeza… luego puso el dedo en el gatillo, pero alguien lo detuvo. A las 02.00 de la madrugada la performance terminó. Yo tenía un aspecto horrible. Estaba medio desnuda, sangrando y mojada por los vasos de agua que también me lanzaron encima. Una cosa que me sorprendió es que al terminar la performance yo me levanté y me dirigí a algunas personas, que huyeron inmediatamente. Mientras estuve como una marioneta para ellos, no hubo problema, pero cuando adopté un papel más activo todos escaparon, evitando así un enfrentamiento real.

Pienso que al final, la razón por la que no me violaron fue porque las personas que asistieron estaban acompañadas por sus parejas… y esto las retuvo.

En este experimento se puso de manifiesto hasta donde es capaz de llegar la condición humana, desde el punto de vista moral. Ella buscaba explorar los límites del público si no hacía nada absolutamente por defenderse, y concluyó que -si dejas que el público decida sin defenderte- te pueden matar.

Según el psicólogo Fernando Leiva hay un test que todo acosador utiliza antes de acosarte, un test que él llama el Test del Vacío de Poder o Test del Acosador, que se describe del siguiente modo:

Las personas que están acostumbradas a sobrepasar los límites de los demás, tienden a testear previamente cuál es el índice de poder que tiene la persona, en función de los límites que es capaz de poner ante una ofensa. Su forma de poner en práctica este test puede ser, por ejemplo, del siguiente modo:

La persona en cuestión te dice algo que sobrepasa tus límites y tú te callas… esta persona ya ha medido que tú guardas silencio y te sometes. Ojo con esto, cuando te callas mandas el mensaje a tu posible agresor de que no tienes autoestima. Estas personas tratarán de provocarte, con bromas pesadas o con comentarios que te incomodan. ¿Qué debes hacer en estas situaciones? Lo que debes hacer es poner un límite, minimizar esa posible astucia que quiso tener esa persona con su comentario. Lo miras con compasión y le preguntas, «¿oye, es un chiste?» «¿Qué dijiste? habla bien, no te entiendo». Si además, luego lo minimizas sin reaccionar, por ejemplo, con una broma o diciéndoles que es broma, «no te molestes chica…» esa persona sabrá que no puede sobrepasarse contigo. Fin del test.

Previo a la violencia, en las relaciones se van produciendo gestos de incomodidad, palabras desagradables que van en aumento… hasta que la situación se puede volver insostenible. Por este motivo, lo importante es defenderse lo antes posible y que la situación no llegue a tal nivel de degradación, como sucedió de manera alegórica con la performance de Marina Abramović.

Imagen tomada de: https://www.enfoquederecho.com/2021/12/02/rhythm-0-una-obra-teatral-que-expone-el-lado-inhumano-de-las-personas/

La política social debe estar orientada hacia la promoción de la realización personal

La política social debe perseguir la libre realización personal de cada individuo en su contexto social de referencia, poniendo especial énfasis en las situaciones que puedan provocar una mayor vulnerabilidad, en función de instrumentos estandarizados de identificación, análisis y evaluación de las mismas.

El autor José María Alonso Seco nos recuerda -en su libro “La política social como realización de derechos sociales”- que la política social debe estar orientada hacia la libertad. Pero esta libertad no se entiende como la satisfacción de una serie de aspiraciones individuales, sino que contempla a la comunidad en la que esta persona se inserta y a la que pertenece, su contexto social en el momento histórico que le ha tocado vivir.

Lo opuesto a la libertad es la servidumbre (liber vs. servus), sigue afirmando Alonso Seco, y el concepto de libertad no se puede separar del contexto que envuelve y condiciona a las personas.

La condición de liber era la que confería el carácter de ciudadanía y los beneficios inherentes a ella, frente a la de servus, que significaba una profunda limitación de la capacidad jurídica y una consideración social ínfima, por tanto, una limitación importante para desarrollarse en la vida en sociedad” (Alonso Seco, 2019: 66).

Natividad de la Red Vega suele aludir en sus conferencias a la cita de Ortega y Gasset que dice:

“yo soy yo y mis circunstancias, y si no las salvo a ellas no me salvo yo”.

Gasset nos recuerda que «mis circunstancias»» están repletas de detalles autobiográficos que imprimen en nosotros un carácter y un temperamento, y también una serie de elementos facilitadores u obstaculizadores para el desarrollo de una adecuada libertad individual, que vienen marcados por factores ambientales y sociales.

Las personas se ven irremediablemente afectadas por su contexto. Hay elementos culturales que separan aún más a la persona de su idea de autorrealización personal y de libertad, debido a este contexto social. Por ejemplo, no es lo mismo nacer mujer que nacer hombre, y de manera más acentuada en determinadas culturas; tampoco es lo mismo nacer en África, Asia, América, que en Europa, del mismo modo que tampoco es lo mismo crecer en una familia normalizada y sin problemas económicos y/o sociales, que en una familia disfuncional y en situación de marginación.

La libertad individual es una aspiración que se relaciona directamente con el bienestar, e incluso con la felicidad, pero sus posibilidades de consecución van a estar condicionadas, por fuerza, por el contexto determinado en el que se desarrolla cada ser humano.

En pos de la consecución de esta idea de felicidad que va de la mano de la libertad, hay determinadas corrientes de autoayuda centradas en la motivación que insisten en afirmar, en relación a las propias aspiraciones y sueños, que:

  • “Si puedes creer en ello, puedes conseguirlo”.
  • “Si lo visualizas, lo puedes tener”.
  • “Si lo crees, lo creas”.
  • “Si te enfocas, lo consigues”.
  • Etc.

Tener metas es positivo, pues la vida transcurre en nuestros esfuerzos por lograr nuestras aspiraciones, y con cada consecución de logros podemos sentirnos más completas y completos, en función del grado de importancia que le otorguemos a esos sueños. Pero, estos eslóganes o frases fuerza olvidan algo muy importante: el contexto en el que se desarrolla cada persona y que la influye de manera directa. No todo es “si quieres puedes”, ya que hay muchos factores que pueden predecir el éxito o el fracaso en la consecución de las propias metas.

Reconozco, sin embargo, que si deseas algo y es razonablemente realista y se alinea con tus objetivos de vida, lo mejor es proyectarlo y trabajar para lograrlo. Que pase de ser un sueño a convertirse en un proyecto, y currártelo para conseguirlo.

Por este motivo, aunque muchas leyes autonómicas de servicios sociales hablan de la atención centrada en la persona, como modelo de intervención profesional en los servicios sociales, no se debe olvidar que las políticas sociales se dirigen a las personas, a los grupos y las comunidades en que se insertan, y que sólo en ese contexto comunitario las personas pueden realizarse con autonomía.

Inmaculada Asensio Fernández.

Libro referenciado: La política social como realización de derechos sociales. José María Alonso Seco, Técnico Superior de la Seguridad Social, Licenciado en Psicología Dr. en Derecho y Ciencias Sociales. Valencia : Tirant humanidades. 2019.